LA INDUSTRIA DEL DEPORTE
Los otros 'socios' de Barça y Madrid
Real Madrid y Barça ya han encontrado la fórmula ‘made in Spain’ para recoger las bondades del modelo alemán de propiedad. Ahora bien, si en la Bundesliga de lo que se trata es de dar entrada a inversores en todas las operaciones vinculadas al fútbol, los dos transatlánticos de LaLiga han optado por ser aún más concreto y limitar esas alianzas a algunos de los negocios más rentables.
Apetito hay por unirse a esos dos clubs: Sixth Street y Legends pagarán 360 millones de euros por un 30% de la empresa que explotará el Santiago Bernabéu durante 30 años, mientras que Investindustrial y Fanatics negocian pagar 200 millones por el 49% del brazo de merchandising blaugrana.
A falta de detalles y de qué se oficialice la segunda, ambas operaciones con calcadas. Se trata de consorcios en los que el club pone los activos realmente valiosos, una firma de inversión inyecta los recursos económicos y una empresa especializada se encarga de poner a trabajar ese dinero para que el negocio crezca. Y sí, ambas asociaciones exigen que haya un reparto de las ganancias que antes no se producía, pero la teoría dice que estas serán mayores a las que se darían si Barça y Madrid siguieran en solitario.
Ambos clubs han calcado casi las operaciones. Se trata de consorcios en los que el club pone los activos realmente valiosos, una firma de inversión inyecta los recursos económicos y una empresa especializada se encarga de poner a trabajar ese dinero para que el negocio crezca
En mi opinión, este tipo de operaciones tienen dos ventajas muy claras. La primera es que permiten a dos clubes sociales, sin grandes multimillonarios detrás, capitalizarse de forma importante y no tener que recurrir siempre al endeudamiento para proyectos estratégicos.
45% del coste de las obras
En el caso del Madrid, esos 360 millones equivalen a un 45% del coste de las obras y a un tercio del dinero a devolver a los bancos. En cuanto al Barça, es cierto que hoy estas ventas de activos van más encaminadas a restablecer la situación económica, pero es igualmente importante y una vía que acelera esa recuperación en un entorno aún complejo.
Dar independencia a las gestoras de determinados negocios estratégicos permite acceder a profesionales que de otro modo no serían fichables
La segunda ventaja es la del acceso al talento. Dar independencia a las gestoras de determinados negocios estratégicos permite acceder a profesionales que de otro modo no serían fichables, y aleja su gestión del escrutinio constante y las dinámicas sociales de clubes como Barça y Madrid.
Hechos consumados
En cuanto a las formas, me inclino más por las de la junta de Joan Laporta que las de Florentino Pérez. Si bien soy firme defensor de que las asambleas y los socios deben tener muy limitado sobre qué pueden decidir y no sobre el negocio, creo que lo más honesto es pedir autorización previa a la venta de activos. Es lo que hizo el Barça acudiendo al aval de los compromisarios porque Laporta montó una cita para debatir este asunto, mientras el Madrid ha ido por la vía de los hechos consumados. ¿Quién dirá que no a 360 millones que bien valen un fichaje?
La difícil sostenibilidad de la Liga ACB
No es ninguna novedad, pero no por eso hay que dejarlo pasar. Como cada año, el Consejo Superior de Deportes (CSD) ha publicado su informe económico sobre el baloncesto español, y el resultado vuelve a ser demoledor: las pérdidas de los equipos ACB ascendieron a 80,9 millones de euros en 2020-2021, el 90% de las cuales son atribuibles a Barça y Madrid, que financian su apuesta por la canasta con el fútbol, y el Valencia Basket, aupado un año más por la familia Roig. Ahora bien, sólo tres equipos lograron cerrar con beneficios.
El problema económico -y competitivo- es que la ACB necesita de esos tres equipos para vender su producto nacional a teles y patrocinadores, pero Barça, Madrid y Valencia presupuestan con una lógica más de competición internacional que local. Y eso hace que haya una distancia abismal entre unos y otros que resta atractivo.
El drama sólo llega en los playoff y la Copa, un producto muy conseguido. Y la solución no llegará a corto plazo, pues la evolución de la disciplina deja claro que difícilmente será capaz de generar un negocio ordinario capaz de cubrir las pérdidas que asumen anualmente los equipos. Ni aquí, ni en la Euroliga.
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