UN GENIO PRECOZ
Pedri, el futbolista que lo tiene todo
Pedri suma 4 goles en 13 partidos. Los mismos goles que anotó en 52 encuentros la temporada pasada. Ya chuta a portería como le reclamaba Xavi. Lo único que le faltaba.
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
"El míster me pide que chute más". El míster pide y Pedri da. Pedri chuta y marca. Y el Barça saca adelante otro partido, en esa espiral ascendente que no se detiene, que empezó más o menos a partir de la entrada de Pedri que coincidió con las dos últimas derrotas azulgranas, ante el Madrid y el Athletic.
Reapareció Pedri en enero después de media temporada recuperándose de la agotadora campaña anterior, cuando estableció un récord de partidos jugados entre el Barça, la selección olímpica y la absoluta, y despuntó el equipo, necesitado más de la magia del interior canario que de sus goles, cuatro, los mismos anotados en 13 partidos que en los 52 de la temporada. En el fondo son cinco, pero el trallazo de Mestalla, que rozó en la espalda de Aubameyang, se lo adjudicaron al gabonés. Xavi Hernández le pide que chute y Pedri chuta.
Pero no solo hace eso Pedri, "un futbolista por quien ya vale la pena pagar una entrada", en palabras de Víctor Muñoz, excentrocampista y entrenador. La demanda del disparo ya ha sido correspondida y con el canario mirando la portería contraria poco más se le puede pedir.
Otro truco de magia
Sobre todo, al día siguiente de enseñar otro truco de magia y firmar la autoría del triunfo sobre el Sevilla. En eso coinciden los entrenadores consultados: en reclamar algo a un futbolista de 19 años. ¿Qué se le puede pedir a un teórico aprendiz que, en realidad, ha adquirido la categoría de decisivo en todo un Barça en su segunda temporada en la élite?. "¿El remate de cabeza?", se interroga Víctor en busca de un deficiencia.
"Si a los 19 años llega a esta excelencia, sólo le falta regularidad en la excelencia", apunta Lluís Carreras bajo la siguiente tesis: Messi era el mejor del mundo por su talento; si es el mejor de la historia es porque fue el mejor mucho tiempo de manera sostenida.
"Le faltaba el disparo y lo va adquiriendo. ¿Qué le podemos pedir? ¿El remate de cabeza? Pedri es el mejor jugador del Barça ahora"
Nombres mayores
No hay, sin embargo, queja del rendimiento de Pedri, al que se compara ya, en la óptica blaugrana, con nombres mayores como Messi e Iniesta. "A mí no me sorprende", sostiene Pep Mel, el técnico que le empujó hacia la cumbre promoviendo su debut en Segunda con 16 años en el Las Palmas. "Pedri es mejor porque sus compañeros son mejores", afirma Mel, que en Catalunya Ràdio recientemente expresó la principal virtud del interior tinerfeño: "Entiende el juego".
Y esa frase encierra múltiples virtudes. "Sabe cuándo tiene que pasar el balón, sabe cuándo la jugada requiere un regate, cuándo un compañero necesita el balón por delante para no frenar la carrera...", recitaba Mel.
"Tiene un físico privilegiado. Es delgado y ágil pero fuerte, rápido, potente y resistente y eso no tiene que ver con ser un musculado de gimnasio"
Formación callejera
Esa capacidad intuitiva es un don, que no se enseña, sino que se posee y parece tenerlo en la carga genética, coinciden Víctor y Carreras, que han conocido a Pedri ya formado. "Domina las dos piernas, los dos perfiles y la colocación y la posición del cuerpo es perfecta", añade el excanterano azulgrana, con la sospecha de que el futbolista pulió sus características "en la calle o en el colegio, en terreno bacheados, desnivelados y arenosos, lo que te da un aprendizaje diferente". Esa es una enseñanza propia de la metodología del Barça, y Pedri apareció en Sant Joan Despí ya formado, con todos los cursos aprobados.
Pero esa comprensión, con ser valiosa, en un funcionamiento sofisticado como el del Barça, no es suficiente para brillar. Lo sabe Víctor Muñoz, con una carrera de 15 años en Primera, siete en el Barça. "Tiene más cosas innatas que adquiridas", observa, por "la naturalidad" con que juega, y ese aparente poco esfuerzo que parece desplegar en sus acciones. Un efecto engañoso. "Cuando tiene que recuperar, recupera; cuando tiene que correr, corre", ha observado Víctor, que le considera "el mejor jugador del Barça ahora".
Hay otra falsa apariencia: la fragilidad física, sustentada, tal vez, en las lesiones musculares que encadenó al iniciar la temporada. Su ausencia (solo cuatro partidos de agosto a diciembre) también lastró al Barça. "Tiene un físico privilegiado. Es delgado y ágil pero fuerte, rápido, potente y resistente y eso no tiene que ver con ser un musculado de gimnasio", aclara Carreras.
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