NÁPOLES-BARÇA, 21 H.

El Barça se juega en Nápoles el título de la supervivencia

El Barça defiende el prestigio del club para no caer en la segunda competición continental a las primeras de cambio.

Xavi entiende que el equipo debe apelar y exhibir su personalidad ante el Nápoles. 

fc Barcelona en Napoles

fc Barcelona en Napoles / Valentí Enrich

Joan Domènech

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Una final por su condición decisiva. Como el segundo partido de cualquier eliminatoria, aunque en este caso el marcador empieza con igualdad. El 1-1 de la ida no penaliza nada al forastero. Es lo mismo que el 0-0. Una adversidad menos para el Barça, que en Nápoles se juega más que un título.

El título de la supervivencia. La posibilidad de seguir en Europa y no caer a las primeras de cambio en la segunda competición, después de una despedida sonrojante de la Champions como tercero de grupo, con solo dos victorias y dos goles anotados. El título de restituir el orgullo eliminando al Nápoles tras dejarlo vivo en el Camp Nou en una noche con 21 remates. 

"Quien tenga el balón tendrá más números de ganar, y tenemos que ir por ahí", entiende Xavi

Fuera de casa otra vez

El título del prestigio del Barça y evitar la despedida europea en febrero por segunda vez consecutiva. Sin disputar siquiera los octavos de final, como el año anterior al sucumbir ante el PSG, aunque el partido de vuelta se jugara el 10 de marzo y fuera el primer disgusto de Joan Laporta tres días después de ganar las elecciones. Ahora se trata de un playoff, una simple previa, para acceder a los octavos de la Europa League.

El título del crédito para Xavi, que ha conseguido levantar al Barça hasta el cuarteto delantero de la Liga, qué menos, pero que ha sufrido la amargura de la caída en la Champions (3-0 con el Bayern en Múnich), de la Supercopa (2-3 con el Madrid en Arabia) y de la Copa (2-3 con el Athletic en San Mamés). Otra vez el equipo se juega la vida fuera de casa.

Aubameyang, Gavi, Eric, Adama y Mingueza, en un ejercicio de activación del Barça en Nápoles.

Aubameyang, Gavi, Eric, Adama y Mingueza, en un ejercicio de activación del Barça en Nápoles. / Valentí Enrich

La tentación de rotar

Muchos títulos y ninguna copa habrá sobre el césped. Por muy apretado que esté el calendario, y por muy insistente que sea la tentación de rotar, la cita exige alinear al mejor once. Aunque el Nápoles tenga a tiro el Scudetto, peleando en cabeza con el Inter y el Milan. Aunque el Barça reciba el domingo al Athletic para asentar el cuarto puesto en la Liga y la clasificación para la Champions.

Xavi rumia mucho la alineación. Tiene dudas en defensa por las molestias musculares de Araujo y Eric y se inclina por refrendar a Mingueza como lateral por su gran partido de la ida. Además, se encuentra en la privilegiada tesitura de poder elegir entre varios delanteros y desea conservar el funcionamiento de Gavi como falso extremo. Falso porque su dinamismo le convierte en el cuarto centrocampista. El Nápoles, por su parte, ha perdido a los dos mediocentros (Anguissa y Lobotka) que acompañan a Fabián, que todavía luce un apósito en la cabeza del golpe que se dio con Gavi.

Xavi observa el entrenamiento de la plantilla azulgrana previo al duelo ante el Nápoles.

Xavi observa el entrenamiento de la plantilla azulgrana previo al duelo ante el Nápoles. / Valentí Enrich

"Saldremos a jugar igual como si en la ida hubiéramos ganado por 2-1 o 3-1", aseguró Xavi. Es algo contrastadísimo, desde hace años, décadas incluso, que el Barça no sabe defender un resultado si no lo hace atacando, lejos de su portería y conservando el balón.

Xavi lo ha visto desde que era jugador y lo ve como ahora como entrenador, así que su receta para ganar en Nápoles será la de siempre: intentar llevar al iniciativa. Tener personalidad y enseñarla. 

"Quien tenga el balón tendrá más números de ganar, y tenemos que ir por ahí", apostaba Xavi, lamentando que el equipo no hubiera hecho "los deberes" en el Camp Nou. Los hizo, pero mal. Creó 21 ocasiones, pero solo un remate acabó en la red: el penalti transformado por Ferran Torres.

Ferran Torres remata alto ante Koulibaly 

Ferran Torres remata alto ante Koulibaly  / Jordi Cotrina

Prueba de nivel

Nada de lo que pueda proponer el Nápoles condiciona a Xavi, que se aferra al modelo de juego por más que los resultados no lo respalden del todo. El encuentro será «una prueba» del nivel competitivo del Barça y el grado de progresión experimentado desde la expulsado de la Champions en diciembre o si necesita más tiempo para competir ante cualquiera.

"El Nápoles es un rival de Champions, y está luchando por el Scudetto", recordó Xavi, que tampoco quiso ponerse dramático por las repercusiones de una hipotética eliminación. La vida seguirá al regreso de Italia. "Cada partido es una final por las urgencias que tiene el Barça. Si fuera el viernes, diríamos que la final es la del próximo domingo", sugirió, aludiendo a la visita del Athletic al Camp Nou. Quedar entre los cuatro primeros es la prioridad absoluta.

Luciano Spalletti, durante el partido de ida en el Camp Nou.

Luciano Spalletti, durante el partido de ida en el Camp Nou. / EP

La del Nápoles es ser campeón de la Serie A. "Es el Barcelona sin Messi, pero está en el camino de volver a ser aquel equipo, tiene jugadores muy talentosos", valoró Spalletti, sin pretender lanzar un mensaje victimista. "El que lucha puede perder, pero el que no lucha ya ha perdido", dijo el técnico, que desearía evitar la prórroga.

Sus órdenes incidirán en que el equipo ha de demostrar que quiere ser el dueño de su destino, por más que el Barça tenga la misma pretensión.