EL ÚLTIMO REFUERZO
"Soy un niño de 38 años, estoy muy, muy feliz", dice Alves en su presentación
El defensa congrega a 10.000 personas en el Camp Nou y cultiva la nostalgia con Laporta, erigiéndose en el representante de todos los culés para reconstruir el Barça.
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
Dani Alves se prometió a sí mismo regresar al Barça algún día. Y lo ha conseguido cinco años más tarde después de marcharse libre al Paris Saint Germain. Entonces no sintió esa necesidad, que ha ido creciendo con el tiempo, al comprobar que "como el Barça no hay ningún club" y por el deseo de mantenerse en la élite tras despedirse del Sao Paulo por impago.
Volvió Alves a pisar el césped que tanto deseaba en un acto preñado de nostalgia y de entusiasmo, el que desprende el futbolista, fácil de contagiar y ante el que sucumbió Joan Laporta. "Lo haremos otra vez, lo harás otra vez", dijo el presidente. Soy un niño de 38 años. Estoy muy, muy feliz", repetía Alves, sin esconder ni reprimir ese estado de éxtasis, reflejado en una permanente y luminosa sonrisa.
Alves y Laporta evocaron ayer los mejores años de su vida. A partir de 2008, cuando se conocieron y empezó la era Guardiola y la recolección de títulos que ha permitido a los dos, al futbolista y al dirigente, volver al Barça el mismo año. Primero Laporta, al vencer en las elecciones de marzo; luego Alves, en noviembre, para reforzar al equipo, inmerso en la mediocridad de la novena posición liguera, gracias a otro regreso también: el de Xavi Hernández.
Pesado con el presidente
"Me puse muy pesado con el presidente", reconocía Alves, cuyos mensajes no pasaron más allá de un simpático ofrecimiento de un viejo amigo mientras permanecía Ronald Koeman en el banquillo. La llegada de Xavi la transformó en una posibilidad valorable futbolísticamente. "Cuando supe lo de Xavi, pensé que aumentaban mis opciones. Xavi sabe lo que yo pienso y lo que vivimos dentro y fuera del campo. Luego me llamó él", relató. Le quiere para jugar de lateral derecho. Alves, que fue centrocampista en el Sao Paulo, espera ganarse "el derecho a ser titular".
Todos sus sucesores fracasaron en el intento por hacerle olvidar. Dos de ellos (Dest y Sergi Roberto) siguen en la plantilla, intentándolo. Sin modestia alguna –"no nací para ser segundo, siempre quise ser primero", reivindicó–, apuntó que "no basta con ser bueno" para fichar por el Barça. "Hay que entender la filosofía del club, cómo se juega, cómo se vive y cómo se pelea, y a veces las personas no encajan", reflexionó, antes de considerar que si sus predecesores hubieran triunfado, ayer no habría sido aclamado y vitoreado.
Ha firmado Alves solo por medio año. Lo hizo sobre el césped del Camp Nou, con traje y zapatillas de baño, igual que en 2008. Como hizo el colombiano Yerry Mina en 2018, pisó descalzo el terreno de juego en el baño de masas que se dio. Un total de 10.378 aficionados se juntaron en las gradas para recibirle.
Hasta junio
«Cuento hasta junio», admitió Alves, agradecido por volver a enfundarse la camiseta azulgrana. Esta vez, con el 8. El de Hristo Stoichkov y el de Andrés Iniesta, a quienes recordó en Barça TV. "Un día le dije a Hristo que iba a volver y llevaría su número, y cuando se confirmó, le llamé: ‘Te lo dije’". A Iniesta le mandó un mensaje diciéndole que sería un gran honor llevar su número.
Nada más acabar la charla telefónica con Xavi, Alves ya se sintió azulgrana de nuevo. Barcelonista no ha dejado de serlo. Lo repitió constantemente, "más que contento" por la bienvenida. "Puedo garantizarles que no les voy a fallar", proclamó, prometiendo que venía a "dar guerra para llevar al Barça arriba, a ganar copas y a volver a la rúa, a vivir todo aquello por segunda vez", comentó, aludiendo a las festivas celebraciones del pasado.
Todas esa facilidades han llegado al punto de que Alves cobrará el salario mínimo profesional, 155.000 euros según el convenio en vigor en Primera, aunque contará con variables. Será el futbolista con el sueldo más bajo de toda la plantilla. En la taquilla de al lado estará Umtiti, y enfrente se sentará Coutinho. Ninguno de los dos se ha rebajado el sueldo.
"Lo llevamos con respeto. Son derechos adquiridos", lamentó Laporta de su escasa colaboración, condenado, como verbalizó Mateu Alemany, por una masa salarial todavía excesiva que impide que haya más refuerzos.
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