47.317 espectadores
Un Camp Nou muy lejos del lleno y con muchas camisetas de Messi
Era el primer partido con el aforo total permitido pero solo acudieron 47.317 personas muchas de las cuales vestían la camiseta de Messi.
El club mantuvo las taquillas abiertas donde se podían comprar sin mucho éxito entradas desde 40 euros.
Merodear por los exteriores del Camp Nou era como rejuvenecer unos años, casi como si no hubiese habido una pandemia a no ser que no se observaba avalancha alguna. A la gente aún le cuesta salir de casa y animarse, sobre todo cuando no ha habido mucho arte encima del césped.
Si una persona hubiese despertado de una amnesia crónica, no hubiese leído ningún diario el pasado verano y hasta no supiera que existen las redes sociales para enterarse de casi todo, creería que el Barça sigue siendo el de siempre, aquel club mágico que ganaba a casi todo el mundo… y este mundo se entregaba a la magia del futbolista que por aquel entonces llevaba el número 10 a la espalda con su nombre impreso; una eme, una e, dos eses y una i. Porque muchos seguidores que se animaron a acudir al estadio lo hicieron anclados en el pasado y la fantasía. No habían comprado las camisetas de los nuevos astros. Qué va. Iban con la de Messi y el número 10.
589 días después
Por eso, 589 días después del último partido que Messi jugó y donde marcó, ¡qué raro! con el permiso gubernamental de que todo el mundo que quisiera podía sentarse en el Camp Nou siempre que tuviera una entrada o un abono, buena parte de los aficionados siguen llevándole en el corazón, o al menos acuden con su camiseta. Y hasta lo hacían los turistas, pelos rubios y atuendo veraniego, que continúan creyendo en el Barça y a los que les habría gustado ver el campo más lleno y sobre todo corriendo a ese jugador cuya camiseta vestían.
Hasta que acabó la primera partido el Barça mantuvo las taquillas abiertas por si alguien se animaba a acudir a última hora y con el partido comenzado
Deambular por los alrededores del Camp Nou casi servía para escribir aquello de "como decíamos ayer", con la gente corriendo, sin que chocasen unos y otros porque apenas eran tantos (solo 47.317 personas acudieron, muy lejos del lleno hasta la bandera permitido por la Generalitat), si veían que quedaban pocos minutos e intuían el riesgo de perderse la audición del himno. Y con los revendedores, ¿qué hacían los revendedores? "Tíquets, tíquets", chillaban como si ofrecieran helados en la playa. "¿Cuánto cuesta la más barata?", se le preguntaba a un revendedor. "50 euros", respondía. ¿Y dónde estaba el negocio, el truco? Porque solo era necesario acercarse a las taquillas, que estaban abiertas, y preguntar. Había todas las entradas del mundo. "La más barata cuesta 40 euros y la más cara, en tribuna, 200", explicaba el empleado del Barça. "Estamos abiertos hasta la 21.45. O sea hasta que acabe la primera parte". Por si alguien llegaba tarde o sin prisas .
Sin ‘seient lliure’
El 7 de marzo de 2020 fue el último encuentro que se jugó sin restricciones. Ya amenazaba la pandemia. Aquel día 77.035 personas vieron el triunfo del Barça frente a la Real Sociedad.
Costará que se vuelva a llenar el campo. Anoche todavía no funcionaba el 'seient lliure' que permite comercializar una localidad de un socio cuando este no va. Y posiblemente tampoco ayudó oficializar que el acceso total era posible cuando mucha gente ya tenía otros planes para el fin de semana.
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