ESPERANDO UN NUEVO 10
Cuarta y última oportunidad para Coutinho
El futbolista brasileño continúa en el Barça gracias a la confianza de Ronald Koeman, que le tendió la mano el año pasado y vuelve a tendérsela ahora esperando su eclosión definitiva
«Disfrutar, ser feliz y ganar títulos con el Barcelona» eran los propósitos de Philippe Coutinho el lejano 8 de enero de 2018 cuando cumplía «el sueño» de fichar por el Barça. Aunque la desdicha ha salpicado su etapa azulgrana, los ha cumplido: ha jugado en uno de los clubs más grandes del mundo, ha tenido un hijo y una hija y ha celebrado seis trofeos. Y, sin embargo, el paso del futbolista brasileño por el club parece ser un fracaso absoluto.
Tiene la cuarta oportunidad para transformar esa sensación. La última. Gracias a Ronald Koeman, quien le espera con franciscana paciencia. Quien le tendió la mano en la pasada campaña, creyendo en sus virtudes y en su recuperación, y se la mantiene en la actual. Nadie más que Koeman confía en Coutinho, vista la ausencia de ofertas por un reputado futbolista de 29 años cuando treintañeros mayores agitan el mercado mientras el Barça, quebrado económicamente, es incapaz de poder abordar el fichaje de un sustituto de parangonable calidad.
Más vale malo conocido (con perdón) debe pensar el entrenador, que con estoico aguante va digiriendo su experiencia en el Barça. Koeman amplía en otra faceta su condición de héroe desde hace 29 años. Su agitada etapa como futbolista entre 1988 y 1995 es una broma comparada con las vicisitudes que gestiona como técnico. Y manejar un equipo con todo lo que ha pasado con Messi, Fati, Coutinho, Dembélé, Braithwaite, Trincao, Agüero y Memphis, por citar solo a los delanteros, concede una amplia benevolencia al juicio de su labor, fácil y comprensiblemente olvidable cuando rueda la bola.
Estatus y responsabilidad
Ahí debería intervenir Coutinho, antiguamente considerado un fino estilista carioca (Río de Janeiro, 12 de junio de 1992), madurado durante una larga década por Europa con sus primeros pasos adolescentes a los 18 años en el Inter de Milán, con una cesión en el Espanyol, y la consagración en el Liverpool (2012-18) al que llegó a capitanear, sin conquistar ningún título, con el 10 a la espalda.
Con el 10 que estaba ocupado en el Barça por Lionel Messi. Con el 10 que ha quedado vacante y que, en condiciones normales, debería reclamar él. O se lo ofrecerían a él. Y que debería aceptar, por estatus y responsabilidad, afrontando el reto aplazado desde su llegada al convertirse en el fichaje más caro de la historia. Él no tiene la culpa de que Josep Maria Bartomeu repitiera el error de Joan Gaspart en 2000, que con el talón de 10.000 millones de pesetas ingresado por Figo, se fue a Londres a fichar a Overmars y Petit al Arsenal.
El jugador tiene el alta médica desde el 8 de agosto pero aún no ha entrado en ninguna lista
El de Bartomeu era de 222 millones de euros (180 millones podía gastar de lo cobrado por Neymar). Pagó 105 más 40 en variables al Borussia Dortmund por Ousmane Dembélé y añadiendo un voluminoso pico llamó al Liverpool por Coutinho. Fracasó en verano. Pero en invierno, y gracias a una audaz negociación destacada por el club –alegaba que les pidieron 200 millones- se firmó en enero por 120 millones más 40 en variables: 5 millones por cada 25 partidos (Coutinho ha jugado 90); 10 por dos clasificaciones del Barça para la Champions y 5 por cada título europeo. Se han pagado ya 25 millones. Total: 145.
Dos operaciones
«¿Siente una responsabilidad especial por ser el futbolista más caro del Barça?», le preguntaron en la presentación. «No, es un honor, es un sueño estar aquí», aseguró Coutinho, que recibió el alta médica este 8 de agosto de la doble operación del menisco izquierdo (2 de enero y 5 de abril), pero que aún no ha entado en ninguna convocatoria. Como Umtiti y Pjanic. Y Ansu Fati, también con una lesión meniscal.
Llegó Coutinho con mal pie, en una mala premonición que se ha cumplido. Llegó lesionado del último partido con el Liverpool y se retrasó su debut hasta el 25 de enero, en un derbi copero con el Espanyol. Marcaron sus dos colegas de ataque, Messi y Luis Suárez, con quienes debía reconstruir el tridente de Berlín con Neymar.
Sin Messi ni Suárez, debería ser la tercera pata de delantera, si Koeman le ubica en la banda izquierda, o como interior zurdo en el 4-3-3. O sea, de 10. ¿Lo será algún día?
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