LA PIZARRA DEL CLÁSICO

Las claves tácticas del Madrid-Barça: usar (o no) la defensa de tres

Kroos y Messi se ayudan mutuamente a incorporarse tras un choque.

Kroos y Messi se ayudan mutuamente a incorporarse tras un choque. / Jordi Cotrina

Joan Domènech

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LA SEGURIDAD

El clásico de la defensa de tres

Cuatro partidos seguidos lleva Koeman con la misma alineación. No tiene motivos para cambiarla con la armonía que muestra el equipo. Otro asunto es que cambie el sistema. Con los mismos once jugadores, puede conservar el esquema del 3-4-2-1 o regresar al 4-3-3. Incluso al 4-2-3-1 que ya abandonó.

Dependerá todo de la inquietud que sienta de mantener a De Jong, que no es defensa, como uno de los centrales, o de la tentación que tenga de devolver a Piqué al centro de la zaga -ante el PSG brindó pésimos resultados- en lugar del holandés, que pasaría al centro del campo, o que sea Araujo el que ejerza como último hombre. La duda reside en que si el Madrid opone tres puntas implica muchos riesgos. Puede ser que Zidane no se atreva a jugar con tres puntas y los reduzca a dos.

Piqué y Benzema pugnan por un balón en presencia de Busquets.

Piqué y Benzema pugnan por un balón en presencia de Busquets. / Jordi Cotrina

Zidane se encuentra en la misma tesitura que Koeman. Peor, incluso. Sus hombres no están tan avezados con el dispositivo de los tres atrás aunque a él le faltan centrales, sin Ramos ni Varane. Lo ha usado eventualmente y lo ha probado para enfrentarse al Barça. Otra cosa es atreverse.

EL CONTROL

La altura de los laterales para dominar el centro

El motivo por el que el Madrid jugaría con el 3-5-2 reside en que así igualaría las fuerzas en el centro del campo. Al Madrid le funciona el triunvirato con Modric, Casemiro y Kroos, pero estaría en inferioridad numérica frente a los cuatro centrocampistas azulgranas más Messi y Pedri o Griezmann. Si se incorporan los laterales blancos, serán cinco contra cinco.

Modric celebra el tercer gol del Madrid en el Camp Nou.

Modric celebra el tercer gol del Madrid en el Camp Nou. / Jordi Cotrina

La altura de los laterales (Vázquez y Mendy, Dest y Alba) de cada equipo desvelará el tono que haya establecido cada entrenador en el vestuario. Se trata de forzar a que unos se vean obligados a defender más y pierdan presencia en la construcción y doblando a los interiores en ataque.

Pero, sobre todo, el control del juego vendrá determinado por la posesión del balón. A más jugadores en el centro, menos pérdidas -un factor que inquieta a Koeman, que desea mantener al Madrid lejos de su área- y mayor capacidad para recuperar el cuero en la primera presión.

EL ATAQUE

Los goles de unos y los regates de otros

Messi es el goleador del Barça (23 tantos, que el convierten en el Pichichi de la Liga) y Benzema (18) es el del Madrid,. Son, con diferencia, los principales productores de cada equipo, pues les siguen Griezmann (8) y ¡Casemiro (5)! Siendo indiscutible su papel en el equipo y la influencia que ejercerá la efectividad que exhiban los dos capitanes de este clásico, emergen a su lado otros dos factores desequilibrantes. No tanto en los goles, que también, sino en la desestabilización que causan en las defensas rivales.

Pedri arrebata el balón a Vinicius.

Pedri arrebata el balón a Vinicius. / Jordi Cotrina

Vinicius tiene regate y velocidad, con lo que será un incordio para Dest, tan joven y casi tan rápido como él pero poco agresivo, y está de moda con sus dos goles al Liverpool, y Dembélé se ha convertido en el referente del Barça jugando solo en punta. Koeman le atribuyó un papel "vital" en este clásico.