48 SEGUNDOS FATALES

Detrás del penalti de Lenglet

El central francés vuelve a aparecer en la foto final provocando su tercera pena máxima de la temporada

Un saque de banda, mal defendido por Piqué, el propio Lenglet, Alba, Pjanic y Mingueza prologó la acción del 1-1

"A mí no me gusta culpar a un jugador individualmente, es cuestión del equipo", recalca Koeman

Griezmann y Dembélé no decidieron en ataque en un Barça que solo marcó el gol de penalti de Messi

Lenglet golpea a Sobrino y provoca el penalti que dio el empate al Cádiz en el Camp Nou.

Lenglet golpea a Sobrino y provoca el penalti que dio el empate al Cádiz en el Camp Nou. / Afp / Josep Lago

Marcos López

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No es el primer penalti de Lenglet. Ni tampoco el segundo en esta temporada. El que cometió ante el Cádiz, ya en el último suspiro del partido, fue el tercero después del que hizo, previo veredicto del VAR, con aquel agarrón a Sergio Ramos en el clásico contra el Madrid (24 de octubre). O las ingenuas manos en la Champions frente a la Juventus (8 de diciembre).

Los tres, curiosamente, en el Camp Nou, que han dañado la estabilidad deportiva y, sobre todo, emocional de Lenglet, un defensa de 25 años, solvente y sólido antes, que brilló en su entrada en el Camp Nou. No tenía miedo, decía en una entrevista con este diario. Ni miedo ni temor al riesgo. Ahora, en cambio, aparece frágil, nervioso y abatido como se le vio cuando abandonaba el estadio tras el empate del Cádiz.

Obsesivo con el estudio del juego y metódico como siempre ha sido, el francés vive una de sus peores épocas en el eje de la zaga, coincidiendo, además, con un dramático momento para el Barça, que no ha tenido a Piqué durante dos meses y medio, sobreviviendo con la irrupción de Araujo, ahora también lesionado.

Ya en los buenos momentos, Lenglet se fustigaba con los análisis, mirando resúmenes individuales sobre su partido, de entre 20 y 25 minutos, horas después de jugarlos."Sí, no lo puedo evitar. Me encanta analizar todo", decía a EL PERIÓDICO en abril del 2019. "Llamo a mi padre tras cada partido. Hablamos más de las cosas malas que de las buenas. No lo hace en plan masoquista o para matarme. Me ayuda a mejorar", decía también.

Brilló en su aterrizaje en el Camp Nou siendo sólido y solvente. Ahora proyecta una imagen frágil y dubitativa

"A mí no me gusta culpar a un jugador individualmente", quiso precisar Ronald Koeman, el entrenador del Barça, irritado porque habían tirado dos puntos más en el duelo contra el Cádiz, que le ha quitado cinco en dos partidos. "Es cuestión del equipo", añadió el técnico azulgrana, dolido también porque un simple saque de banda desencadenó una tormenta dentro del área de Ter Stegen.

Desorden colectivo

Debía tener controlado el partido el Barça. El Cádiz apenas se había asomado con peligro. Tan solo una ocasión. Ni había disparado a puerta. Entonces, una jugada de ataque azulgrana, con un pase rápido de Frenkie de Jong a Braithwaite pilló a este en fuera de juego. El inicio del drama defensivo.

Lenglet y Piqué, abatidos tras el penalti que señaló el colegiado Martínez Munuera.

Lenglet y Piqué, abatidos tras el penalti que señaló el colegiado Martínez Munuera. / Jordi Cotrina

El Cádiz tuvo suficientes con 48 segundos para desorganizar la endeble estructura defensiva del equipo de Koeman, con Lenglet, un jugador torturado por sus errores, como protagonista principal. Pero no fue el único. Ni mucho menos.

Inició el equipo andaluz una posesión relativamente cómoda, que le llevó a profundizar por el flanco derecho de su ataque durante 20 segundos. Centró Ivan Alejo y Jordi Alba forzó el saque de banda. Ahí empezó todo.

Nadie tuvo autoridad defensiva para gobernar el balón en los tramos finales del partido

Envió el balón al área, con Lenglet defendiendo cuerpo a cuerpo al 'Choco' Lozano. Aunque este pudo centrar y la pelota tras ser rechazada por Piqué acaba en el central francés. Despeja mal con la derecha porque ni sale del área. Un despeja alto y bombeado, que Pjanic, uno de los medios centro del equipo, tampoco puede ganar. De forma peligrosa, la pelota merodea la casa de Ter Stegen.

No hay quien la gobierne. Entonces, Jonsson, el jugador danés del Cádiz, vuelve a colocarla junto al punto de penalti. Jordi Alba despeja con la cabeza, pero la pelota acaba, de nuevo, en los pies del conjunto andaluz, permitiendo que Choco Lozano, recostado ahora en el flanco izquierdo del ataque, le haga la misma jugada que antes a Lenglet.

O sea, el delantero hondureño protegió el balón, amparado en su cuerpo, conquistando el espacio necesario para servir el centro a Rubén Sobrino, quien había hecho el penalti a Pedri, que luego convirtió Messi en el 1-0. Entonces, Lenglet se olvidó de donde estaba y quiso despejar el balón sin reparar en que Sobrino se le adelantaba.

"No sé si Clement tiene que arriesgar e ir a por el balón. Puede ser que no, pero debo analizar mejor la jugada", dice Koeman

Penalti ("es muy dudoso de pitar, pero se puede pitar", admitió Koeman), Piqué ni miró a Martínez Munuera, Jordi Alba se tiró al césped como si quisiera desaparecer del Camp Nou y Lenglet apenas protestó. "Para un defensa es importante donde está y ,la situación de la jugada. No sé si Clement tiene que arriesgar e ir a por el balón. Puede ser que no, pero tengo que analizar mejor la jugada”, admitió el técnico minutos después de ese penalti que resumió un catálogo de errores defensivos..

Volaron del Camp Nou dos puntos más, justo en el peor momento cuando al Atlético le temblaban las piernas y el Madrid también sufre para ganar.  Y no únicamente Lenglet, abatido y desconcertado por tanto fallo, se tortura. El Barça, también. No aprende de sus errores. Ni atrás ni arriba, donde Dembélé y Griezmann fueron tan insolventes como su compatriota, mientras Messi solo pudo marcar de penalti.

Porque detrás del penalti de Lenglet se esconden muchas de las disfunciones que estrangulan el crecimiento del Barça de Koeman.