LA CARRERA ELECTORAL AZULGRANA

Laporta vislumbra que el Barça tenga que ir a jugar a Montjuïc

El candidato querría reinaugurar el Camp Nou en el 2024, coincidiendo con el 125 aniversario del club

Las obras durarán tres años si, mientras tanto, el equipo juega en el estadio olímpico

La simultaneidad de la reconstrucción con la competición alargaría los trabajos de cinco a siete años

Laporta, en un acto de la campaña electoral del Barça.

Laporta, en un acto de la campaña electoral del Barça. / Valentí Enrich

Joan Domènech

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Combinar las obras con la asistencia a los partidos durante cinco, seis o siete años o acortar el tiempo de reconstrucción del Camp Nou a tres años, inaugurarlo en el 2024 coincidiendo con el 125 aniversario de la fundación, y jugar mientras tanto en el estadio de Montjuïc. Ese será uno de los dilemas a los que se enfrentará Joan Laporta cuando acceda a la presidencia (si gana las elecciones del 7 de marzo).

Laporta verbalizó por primera vez que el Barça juegue temporalmente en el estadio olímpico mientras duren las obras en el Camp Nou. Subir a la montaña era una de las iniciativas electorales de Agustí Benedito y Xavier Vilajoana referentes al Espai Barça. Ambos contemplaban el mismo margen de tiempo (tres años) para la conclusión de los trabajos. La simultaneidad de las obras implicaría también que durante un periodo, "mientras se coloca la cubierta y según algunas técnicas constructivas", tampoco se podría jugar en el estadio, precisó Maria Elena Fort, máxima responsable del Espai Barça de la candidatura.

Decisión sobre el Palau

Esa una de las muchas decisiones relacionadas con "el proyecto más importante de la entidad de las próximas décadas", según Laporta, y del que existen muchas incertidumbres pese a que está aprobado por referendum y acordado con todas las instituciones oficiales. Otra decisión versará sobre el Palau Blaugrana, proyectado para 10.500 espectadores, como insta la Euroliga, pero que no permitiría la futura organización de una 'final four' con ese aforo, sino que debería ser superior. A Laporta no le gusta que la calle Arístides Maillol será en dos espacios el Espai Barça.

Y menos le gusta que el coste del proyecto -inicialmente estimado en 600 millones, que ascendió a 715, y cuya última cifra estimada aumentó a 825 millones- sea incierto. Laporta intuye que ha quedado desfasado. El posible incremento de costes se combina con la crisis económica y la deuda de la entidad, que alcanza los 1.173 millones. No dejó pasar la ocasión el expresidente para recordar que en el 2010 dejó la remodelación de Foster "valorada en 240 millones", que su sucesor Sandro Rosell despreció al asegurar que podría hacerse por 150 millones, "y que diez años después nos enteremos de que no hay firmado un convenio". Laporta aludía al proyecto de reparcelación, precisó Fort, que es público y del que no tienen constancia.

Todas las certezas no quedarán despejadas hasta que la nueva junta entre en el club y se encargue una due dilligencepara conocer el estado real del proyecto en sus vertientes económica, jurídica y urbanística. En la disyuntiva entre seguir en el Camp Nou o ir a Montjuïc influirá, además de los compromisos ya adquiridos por la junta de Josep Maria Bartomeu, "los riesgos que generen las obras en la seguridad de los socios y los abonados", aseguró Laporta, la proyección de reducción de ingresos por entradas y asistencia al estadio, Juli Guiu, futuro responsable del área de marketing, y la adecuación de los trabajos con la voluntad sostenible y ecológica que adoptará el Barça de cara al futuro, como subrayó Jordi Llauradó.