CLAVES DE LA REACCIÓN EN LA LIGA
Metamorfosis del Barça en menos de dos meses
Pasó de promediar el 46% de los puntos en las 10 primeras jornadas a alcanzar el 86% en las 10 últimas
Koeman ha hallado la estabilidad táctica con el 4-3-3 y suma cinco victorias consecutivas
El equipo iba camino del precipicio tras perder en Cádiz
Estaba en noveno lugar, ahora es segundo tras atrapar al Madrid
El Atlético lleva una Liga de récord, con proyección de sumar 100 puntos
La aparición de Pedri alivia a Messi y la consolidación de Araujo da calma al técnico a la espera del retorno de Piqué
Getafe, Madrid, en el Camp Nou, con aquel penalti, vía VAR, de Lenglet a Ramos, Atlético, con la grave lesión de Piqué y, además otra de Sergi Roberto, y Cádiz. Iban pasando los meses y el Barça de Koeman trazaba una ruta errática por la Liga, alejándose hasta de los puestos de la Champions, enredado como vivía por la agónica situación que sacude al club.
Pero en menos de dos meses, la caída en el Carranza con dos errores defensivos groseros fue el pasado 5 de diciembre, el Barça ha vivido una profunda metamorfosis. Tan profunda ha sido que le ha permitido atrapar el Madrid, que ve erosionarse la figura de Zidane, un mito que no pierde el tiempo como los jóvenes (Koeman sí), a quien la deuda sentimental con las vacas sagradas del Bernabéu, ahora en Valdebebas, le puede costar hasta el puesto.
Eliminados como fueron los blancos en la Copa por el Alcoyano, perdida la semifinal de la Supercopa contra el Athletic y unidos a los azulgranas, eso sí, en asistir a lo lejos al vuelo casi imparable del nuevo Atlético de Simeone, con Luis Suárez transformado en el delantero del campeonato.
Vuela el Atlético de Simeone, con Suárez de figura, siguiendo la ruta del Madrid de Mourinho (2012) y del Barça de Tito (2013), que sumaron 100 puntos
No solo porque el uruguayo es el Pichichi, con 14 goles en las 16 jornadas que ha jugado, sino porque su impacto ha sido descomunal para transformar al cholismo en una máquina perfecta.
Vuela a proyección de 100 puntos, emparentándose con el Madrid de Mourinho (2012) o el Barça de Tito (2013). Amenazaban, entretanto, aún tiempos más ruinosos en el Camp Nou, con Koeman en mitad del páramo, desamparado y huérfano (Bartomeu, el presidente que lo fichó, dimitió dos meses y nueve días después de su llegada), mientras Messi seguía en ese largo luto deportivo porque no le dejaron irse cuando quería tras enviar su burofax a la basura.
Tres sistemas tácticos
En Cádiz iba el Barça camino del precipicio. No hace aún ni dos meses de esa caída al abismo, que envió al equipo de Koeman al noveno puesto de la Liga, lejos incluso de las privilegiadas posiciones europeas. El cisma que se adivinada tenía proporciones monumentales porque estaba muchísimo más cerca del descenso (a tres puntos del Osasuna, que era el equipo que marcaba la frontera del viaje a Segunda), que del líder (el Atlético lo tenía a 12 puntos y el Madrid a seis).
Frenar la sangría atrás
ahora ya sí de manera definitiva, en el 4-3-3.El equipo empezó a sentirse cómodo con el traje que había usado en los últimos años, incorporando piezas nuevas, que le dieron brillo inmediato. La aparición de Pedri, un prodigio de 17 años entonces, ahora 18, permitió mitigar el enorme vacío que dejó la grave lesión de Ansu Fati, el joven que había iluminado al barcelonismo en noches tan terriblemente oscuras. Unido, además, a la frescura que le daba De Jong, hiperactivo y goleador.
"Un día, Koeman me hizo a un lado y me dijo que no sabía mucho de mí, que apenas me había visto jugar y que tendría que mostrarle mis habilidades", confiesa Pedri
"Un día, Koeman me hizo a un lado y me dijo que no sabía mucho de mí, que apenas me había visto jugar y que tendría que mostrarle mis habilidades y capacidades en los entrenamientos", recordó ayer el canario a la agencia Associated Press (AP).
Piqué aprieta para estar ante el PSG
"Saqué motivación de eso. Sabía que tenía que trabajar tan duro como cualquiera para ganar mi lugar", admitió Pedri, que encandiló primero a Koeman, luego hizo sonreir a Messi, tal vez lo más difícil, y después trasladó un mensaje de esperanza al culé. Hasta en las peores crisis, y esta lo es -no tiene ni presidente el club- llegan noticias positivas.
El equipo solo ha recibido un gol en las tres últimas jornadas de Liga. El que se marcó Jordi Alba sin querer
Y, de pronto, emergió Araujo, un central con el que nadie contaba, consolidado ahora como el jefe de la defensa. Hasta que vuelva Piqué, obsesionado como anda el capitán en acortar plazos para estar con el equipo en la eliminatoria europea con el PSG (16 de febrero en el Camp Nou).
El Barça frenó la cadena de fallos defensivos y adquirió solidez sobre una zaga que no por mucho normalizar -Mingueza, lateral derecho que no es, Araujo, Lenglet y ahora hasta Umtiti, con Jordi Alba como último vestigio- pierde su carácter extraordinario.
Con la idea de juego más que asumida, el Barça ha encadenado cinco victorias consecutivas en la Liga, atrapando al Madrid y habiendo encajado solo un gol en los tres últimos partidos. El que se marcó Jordi Alba sin querer.
Y este miércoles se juega en Granada la Copa del Rey, "el título que está más cerca", según recuerda Koeman.
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