Williams le quita la Supercopa al Barça

Estaba agarrando el Barça la Supercopa de España cuando permitió que el Athletic se la arrebatara en el último suspiro. Sí, en el último instante cuando ya había hecho lo más difícil. Pero perdió el título que tenía en la mano, justo cuando agonizaba el partido y defendió de mala manera una acción a balón parado. Ahí, en ese gol de Villalibre, se gestó la derrota azulgrana porque en la prórroga nunca se conectó al partido, que acabó aún peor con la frustración de Messi tras ser expulsado con tarjeta roja directa. Se marcha el Barça llorando de Sevilla, incapaz de dominar el partido, a pesar de que lo iba dominando hasta en dos ocasiones. De nada le valió, perdiendo, además, el primer título de la temporada. Menor, pero hace mucho daño a un club que no tiene autoestima alguna.

Demasiada prudencia

No había pasado nada en la primera mitad. Era una final extraña. Dormido estaba el partido. Con un Barça temeroso y prudente. Excesivamente prudente. Tanto lo fue que no aparecía ninguna de las figuras del ataque azulgrana. Además, Marcelino tenía muy claro cómo desactivar al conjunto de Koeman sino que llevó el encuentro a su territorio. Presión vasca, atasco en la salida del balón del Barça y la modorra adueñándose de una aburrida noche sevillana. Cierto es que el Athletic se sentía tan tranquilo que no se le vio la camiseta negra a Unai Simón, su portero, hasta transcurrida la media hora. O cuando la prudencia se transformó en miedo para los azulgranas porque estuvieron muy impreciso con la pelota. La maltrataron  demasiado permitiendo así que el conjunto de Marcelino economizara el esfuerzo.

Nada ocurría en la primera mitad. Si acaso que Capa, el lateral derecho, se asomó al área de Ter Stegen para soltar un disparo peligro aprovechando el centro que le dio Balenziaga, el lateral zurdo. El campo, como quedaba evidente en esta jugada, era dominado por el Athletic en toda su amplitud. Ni rastro de Griezmann hasta ese momento. El bullicioso Dembélé se dejaba ver, pero sus buenos regates terminaban en horribles centros. Así se iba deprimiendo el Barça, mientras el equipo vasco no tenia motivo de preocupación.

Minuto de locura

Agonizaba esa inusual primera parte en la que el Barça se dejaba dominar por un ordenado Athletic cuando Messi sacó una falta en el flanco derecho junto a Dest. Aún en campo azulgrana. A partir de ahí aceleró el capitán con tal velocidad que conectó, por vez primera, con Dembelé y Griezmann antes de otear el paisaje por donde volaba Jordi Alba por la banda izquierda. Entonces, se fusionaron como siempre.  El lateral centró y el capitán, como es habitual, acudió prestó al remate cuando topó con tres defensas del Athletic. Cazando esa pelota suelta estaba Griezmann para firmar un tratado de eficacia: un remate a puerta, un gol. Y el Athletic  tuvo una respuesta espectacular aprovechando la indolencia defensiva del equipo de Koeman cuando Williams detectó que en la espalda de Jordi Alba había un tremendo hueco por donde se metió con toda la calma del mundo De Marcos. En la segunda mitad, más prudencia en el Barça, tan caritativo como siempre para desperdiciar la ventaja que le había dado Griezmann.

 El equipo de Koeman se condenó a la prórroga por una acción a balón parado en la que Villalibre remató a placer en el área pequeña de Ter Stegen, prólogo de otros minutos fatídicos donde Williams enganchó un maravilloso derechazo. Un gol que quitó la Supercopa a un Barça apocado, prudente y sin chispa, enredado en sus propios errores.