MESSI SONRÍE CON PEDRI

Koeman, o el viraje hacia el 4-3-3

En un viaje lento, el técnico ha abandonado su clásico 4-2-3-1

La conexión Messi-Pedri rejuvenece el juego del Barça

Dembélé y De Jong empiezan a emitir señales esperanzadoras para el Barça

El entrenador lamenta la "desorganización defensiva" que aún padece su equipo

Barcelona s Dutch coach Ronald Koeman (back) hugs Barcelona s Argentinian forward Lionel Messi at the end of the Spanish League football match between Atheltic Bilbao and Barcelona at the San Mames Stadium in Bilbao on January 6  2021  (Photo by ANDER GILLENEA   AFP)

Barcelona s Dutch coach Ronald Koeman (back) hugs Barcelona s Argentinian forward Lionel Messi at the end of the Spanish League football match between Atheltic Bilbao and Barcelona at the San Mames Stadium in Bilbao on January 6 2021 (Photo by ANDER GILLENEA AFP) / ANDER GILLENEA

Marcos López

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Tras el desastre contra la Juve en el Camp Nou, que le costó perder el primer puesto y toparse en octavos de final de la Champions contra el Paris SG, empezó a virar Ronald Koeman. Nunca fue un dogmático de la pizarra. Tampoco lo es ahora. Pero, poco a poco, el técnico emprendió un viaje del 4-2-3-1, su manual de cabecera táctico, hacia el 4-3-3, el símbolo de la libreta cruyffista que ha dominado la vida del Camp Nou desde hace más de tres décadas.

Un lento, pero exitoso viraje porque le ha permitido en dos partidos (Huesca y Athletic) recuperar la sonrisa de Messi. Y en tiempo pandémicos, depresivos y llenos de penumbra, como los que angustian al Barça desde hace ya varios años, ver feliz a Leo, aunque sea en sus últimos meses, resulta todo un tesoro, sabiendo, además, que es el dueño de su destino. El único dueño.

Vivir al día

No es solo cuestión de cambiar un sistema táctico. Va mucho más allá. El equipo vive al día, donde una tesis futbolística que parecía válida acaba horas después en la papelera, supeditado a un club que no tiene presidente, sacudido por una terrible crisis económica que le deja sin recursos para reconstruirse.

Los socios, sumidos en la incertidumbre de la pandemia, viven refugiados en sus casas, los precandidatos van mendigando firmas (Laporta y Font son los únicos que están tranquilos, seguros de superar el corte de las 2.257 rúbricas necesarias) y Koeman, entretanto, modificando cada partido la piel del Barça en busca de un traje que le quede cómodo.

Asimetría en ataque

Y en el 4-3-3 la vieja guardia, aunque cada vez quedan menos (Messi y Busquets porque Piqué y Sergi Roberto están en la enfermería) se reconoce. Empezando por Leo, devuelto por el técnico al centro del ataque. Un nueve que no es nueve. Ni tan siquiera ejerce de falso nueve.

Va y viene por donde quiere, escoltado, además, por dos delanteros distintos, pero complementarios. Con Dembélé convertido en un especialista de la banda. En Huesca, arrancó por la izquierda; en Bilbao por la derecha.

Hasta Dembélé, que fue extremo izquierdo en Huesca y derecho en Bilbao, emite señales del delantero eléctrico y profundo por quien el Barça pagó una fortuna

En ambos partidos dejó destellos auténticos y reales del jugador por quien el Barça enloqueció (pagó 105 millones de euros más 40 en variables) cuando Neymar se fugó a París hace ya tres años y medio. Profundo como siempre, pero astutamente responsable e inteligente como no se le había visto antes. Empezando, o eso parece, a entender realmente el juego.

Koeman juega en ataque con un Barça asimétrico porque Griezmann, a quien quiso sacar del costado izquierdo nada más llegar, ha vuelto a ese confinamiento. Pero con libertad el exjugador del Atlético para ubicarse en posiciones más centradas porque Jordi Alba es el tradicional propietario de esa ruta como avalan años de química con Messi.  

Pedri ilumina el paisaje

Aunque tan sustancial cambio, aunque el Barça sigue lejos de Atlético y Madrid, no se entendería sin la mágica figura de Pedri, ese niño canario que tiene el GPS del fútbol en su cerebro. Con un chip que le conecta directamente a Messi, sin intermediario alguno. En Valladolid, por ejemplo, Koeman probó la fórmula de los tres centrales, que le salió bien. Luego repitió ante el Eibar, donde el empate frustró esa alternativa táctica.

Pero lo más importante (la sociedad Messi-Pedri) ya estaba en marcha. El resto tenía que llegar si evitaba, claro, errores groseros atrás. Aunque en Bilbao cayó en el mismo problema con el gol de Williams. Pero luego se vio a un Barça dinámico, ligero, que fluía por el campo, acostumbrado a ese disfraz del 4-3-3.

"Buscamos el hombre libre con Leo en el centro del campo, con Antoine y Ousmane buscando profundidad. Es el camino a seguir"

— Ronald Koeman

Un traje que permitía descubrir las mejores versiones de Araujo, solvente atrás, De Jong, profundo como no se le vio antes, y la luz de Pedri para arrancar sonrisas de pasión a un alegre Messi, aunque no oculte la "desorganización defensiva" del 1-0, como admitió Koeman. "Buscamos el hombre libre con Leo en el centro del campo, con Antoine y Ousmane buscando profundidad. Es el camino a seguir", dijo el técnico, quien pidió goles a los interiores. De Jong marcó en Huesca; Pedri, en Bilbao.