EL DILEMA AZULGRANA

El problema del Barça no es el sistema

Koeman entiende que solo fallan "los detalles" y recuerda que su equipo es el que crea más ocasiones de gol

Luis Rioja supera a Neto en el Alavés-Barcelona de Mendizorroza.

Luis Rioja supera a Neto en el Alavés-Barcelona de Mendizorroza. / César Manso / Afp

Joan Domènech

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Ronald Koeman quiso empezar a reconstruir el Barça a partir de un sistema de juego: las columnas y los cimientos de la nueva casa en la que los jugadores iban a vivir tras la demolición del 2-8 de Lisboa. El héroe de Wembley estableció a su llegada el primer mandamiento que estaba en su mano, dibujando sobre plano un 4-2-3-1. Un sacrilegio, no tanto por la reformulación de las posiciones, sino por la adopción del doble pivote. Durante más de una década, Sergio Busquets ha sido autosuficiente como mediocentro único.

El equipo de Koeman juega igual desde el primer día pero no gana como el primer día ni mejora desde el primer día, con lo que las críticas llueven sobre los responsables: el entrenador y los jugadores. Del presidente de la comisión gestora, tras la huida de Josep Maria Bartomeu, ya se encargan los precandidatos. El Barça tiene una identidad con el esquema táctico, invariable pese a que los resultados denuncian que no funciona. El entrenador cree que lo que no funcionan son los futbolistas.

El técnico resume las deficiencias al rendimiento en las áreas: falta agresividad en la propia y falta efectividad en la ajena

De Jong y Busquets, los dos mediocentros del Barça, antes del Nápoles-Barça de la pasada campaña.

De Jong y Busquets, los dos mediocentros del Barça, antes del Nápoles-Barça de la pasada campaña. / Ciro de Luca / Reuters

"No mato"

Pero no ha llegado la sangre al vestuario. "Yo no mato a ningún jugador", protestó Koeman, negando que haya herido el sensible ego de sus discípulos con el mensaje claro y directo con que se expresa. Ahí dentro no ha escuchado quejas. Ni por el tono ni por el contenido. "El otro día salió que el vestuario quiere jugar con un sistema diferente y no es verdad. Es mentira. Hablo con ellos cada día y no me han dicho nada del sistema. Ni de mis ruedas de prensa", aseguró. Hoy, ante el Levante, el dibujo será el mismo. El sistema está fuera de discusión para el entrenador. No es el problema.

Expuso Koeman las dos razones principales para negar que el corsé táctico coarte la máxima expresión de la plantilla. Dos razones que confluyen en una: el mal funcionamiento en las áreas, en la propia y la ajena. En la primera falta agresividad y en la segunda falta efectividad. "Las dos cosas juntas es la mejor respuesta que puedo dar", dijo el técnico holandés por las limitaciones del vocabulario que maneja.

El otro día salió que el vestuario quiere jugar con un sistema diferente y no es verdad. Hablo con ellos cada día y no me han dicho nada del sistema"

Antoine Griezmann controla un balón en el Cádiz-Barça.

Antoine Griezmann controla un balón en el Cádiz-Barça. / Jorge Guerrero / Afp

Apelando a los números

Analizó Koeman los goles encajados. La conclusión es que solo 3 de los 11 goles recibidos en la Liga (16, sumando la Champions) atañen al juego en sí. Es decir, son una hipotética consecuencia del sistema. Los demás corresponden a otros capítulos, como flagrantes errores individuales (Neto ante el Alavés, Piqué y Ter Stegen ante el Atlético…), jugadas a balón parado (el córner y la pésima ejecución de un saque de banda en Cádiz) y penaltis (cinco).

Koeman concluye, por tanto, que la disfunción del esquema táctico es reducida. Y añadía en la segunda razón que niega el presunto lastre del 4-2-3-1 que el Barça es el equipo que más ocasiones de gol crea. Los delanteros han rematado 262 veces en 16 partidos (una media de 16 intentos por partido, 9 bien dirigidos). El equipo ha sufrido 114 remates en contra (7 de promedio, 3,3 está bien dirigidos).

Cuando hablo de detalles me refiero a cuestiones como la concentración, la agresividad, el saber hacer una falta en un momento determinado"

Ter Stegen intenta despejar ante la presión de Negredo en el segundo gol del Cádiz.

Ter Stegen intenta despejar ante la presión de Negredo en el segundo gol del Cádiz. / Jon Nazca / Reuters

Concentración y agresividad

¿Y cuál es el problema, pues? "Los detalles" impiden que los resultados reflejen fielmente lo que sucede en el terreno de juego. "Me refiero a cuestiones como la concentración, la agresividad, el saber hacer una falta en un momento determinado”, concretó, aspectos que remiten a los futbolistas. Saber estar. Competir. "Hay gente muy joven en esta plantilla, esto no se puede cambiar en dos días", repitió, pidiendo paciencia para ellos y "un paso más" a sus vacas sagradas. Una apelación a los Messi, Busquets, Alba y compañía. "La plantilla tiene suficiente personalidad y experiencia", sentenció.

La adopción del 4-2-3-1 vino dada por las características de los jugadores, insistía ayer, del mismo modo que si un futbolista no juega, caso de Riqui Puig, "es por algo". Koeman no cambia de dibujo pese a tener motivos para planteárselo. O, como mínimo, retocarlo. Sus predecesores fueron más dúctiles. El Barça de hoy afronta igual el desplazamiento a Cádiz y la visita de la Juventus.

Valverde empleaba un 4-3-3 como base y adoptó el 4-4-2, la misma evolución que siguió Setién. Ambos usaron puntualmente otros sistemas; Koeman no se mueve del 4-2-3-1

Messi regatea a Claudio Bravo durante el Barça-Betis.

Messi regatea a Claudio Bravo durante el Barça-Betis. / Jordi Cotrina

Ernesto Valverde empleaba el 4-3-3 como base, en el que el exterior izquierdo se replegaba para que defendieran cuatro centrocampistas. Eventualmente adoptó el 4-4-2 cuando un extremo era un interior natural (Rakitic, Roberto, Vidal…) y en casos muy concretos el 3-5-2 y el 4-2-3-1. La misma evolución dibujó Quique Setién en el medio año que permaneció en el Camp Nou. 

"Si pensara que no tengo la confianza de los jugadores no podría trabajar, y no es así. Estoy preocupado por nuestra trayectoria en la Liga como lo estaría cualquier entrenador", explicaba Koeman, que no quería ninguna indulgencia para sí mismo: "A mí no me hace falta que me apoyen. Cuando un equipo, cualquier equipo, no gana, el culpable es el entrenador y eso lo asumo".