ROTACIONES OBLIGADAS

Los tres equipos de Koeman

Riqui Puig, Braithwaite y Trincao: tres suplentes habituales celebran el segundo gol del delantero danés.

Riqui Puig, Braithwaite y Trincao: tres suplentes habituales celebran el segundo gol del delantero danés. / periodico

Joan Domènech

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Empezó un once ante el Atlético y lo acabó otro ante el Dinamo de Kiev. Del minuto 1 del Metropolitano al 93 del Olímpico pasaron 21 jugadores vestidos del Barça (es un decir; jugaron de amarillo y de negro). Ronald Koeman se ha visto obligado a repartir minutos entre toda la plantilla, asustado por la avalancha de lesiones y precavido para evitar que se propaguen entre la plantilla.

<strong>El equipo A empezó en uno de los grandes choques de la Liga</strong>; el B afrontó el duelo de la Champions para conseguir el punto matemático de la clasificación, y <strong>el C lo acabó firmando una goleada</strong>. Y, además, hay un D: el que forman el grupo de inquilinos de la enfermería, suficientes como para montar una columna vertebral propia: Sergi Roberto, Piqué <strong>(los últimos caídos, y de la larga duración, en Madrid</strong>), Araujo, Umtiti, Busquets y Ansu Fati. Koeman preservó a Messi y De Jong del viaje a Kiev para evitar que los dos jugadores con más minutos acaben en manos de los médicos.

Tres porteros suplentes

De los once jugadores que empezaron ante el Atlético (Ter Stegen, Sergi Roberto, Piqué, Lenglet, Alba, Pjanic, De Jong, Dembélé, Griezmann, Pedri, y Messi), siete fueron sustituidos por Dest, Mingueza, Junior, Aleña, Trincao, Coutinho y Braithwaite en la alineación de Kiev. Algunos aparecieron en el segundo tiempo ante el Atlético. En la segunda mitad frente al Dinamo se sumaron Riqui Puig, Matheus, Konrad . Total: 21.

Los porteros suplentes Neto, Iñaki Peña y Arnau Tenas han sido los únicos que no han saltado al terreno de juego. Todo se andará si el técnico sigue abriendo la mano. Los dos próximos y últimos partidos de Champions (ante el Ferencváros el 2 de diciembre en Budapest, y frente a la Juventus el día 8 en el Camp Nou) son intrascendentes a efectos de clasificación. Con el cuadro italiano se va a dirimir el primer puesto del grupo que da la ventaja de campo en los octavos de final. Más adelante llegará la primera eliminatoria de Copa.

Con más necesidad como convicción, Koeman miró al fondo del banquillo (a la grada, en esta época pandémica) y llamó a los más olvidados para sacarlos al campo. La situación le invitaba a tener manga ancha. La penuria (faltaban tres centrales) le indujo a darle la titularidad a Óscar Mingueza en su quinta convocatoria, sin haberse rodado antes. <strong>El defensa central se ganó con su excelente actuación otra titularidad</strong>: la del domingo ante Osasuna. Lo adelantó Koeman, tranquilo por las garantías que le dio Mingueza.

Antes de viajar prescindió de Messi y De Jong. En la alineación de Kiev reservó a Alba, Griezmann y Dembélé, tres titulares habituales. Con el 0-2 sentó a Coutinho y Lenglet, el único central vivo y titular por obligación. Faltaban los seis lesionados, así que Koeman tiró de los recursos que tiene en una plantilla descompensada, abundante de delanteros (ocho, más Konrad de la Fuente), limitada de defensas (siete de inicio, con la larga baja de Umtiti, y con solo cuatro efectivos ahora) y justita de centrocampistas: cinco.

Los pases de Aleñá

Miró Koeman atrás a la grada, y recompensó con la titularidad a Júnior, Trincao y Braithwaite, suplentes habituales. También a Aleñá, readaptado de mediocentro, ahora que han desaparecido los interiores. Aleñá completó los 90 minutos (solo había jugado 6 ante el Dinamo en el Camp Nou) y firmó una estadística estupenda: acertó 113 de los 114 pases intentados, según los datos de la UEFA. Un 99% de efectividad. Riqui Puig había disfrutado de tres minutos (en Getafe) y añadió 24. Konrad de la Fuente debutó, igual que Matheus. 

Aleñá es uno de los jugadores que ha vuelto de una cesión, como Coutinho. En el once titular había siete futbolistas nuevos esta temporada y solo dos que estuvieron en Lisboa: Ter Stegen y Lenglet. Otra señal del obligado cambio que debe operar el Barça para iluminar el futuro.