BUEN DEBUT DEL CANTERANO
Y peinó Mingueza
En la noche de Braithwaite se coló Óscar Mingueza, un defensa que había transitado en el anonimato de la cantera, completando un gran partido. No solo porque no sintió miedo alguno en su estreno. Atípico estreno porque empezó teniendo de pareja en el eje de la zaga a Lenglet y acabó el partido con Junior Firpo a su lado.
La noche tuvo tantos y tantos detalles que hasta acabó jugando Matheus Fernandes, que ni tan siquiera ha sido presentado oficialmente. Con un Barça tan extraño en el que coincidieron dos jugadores estadounidenses (Dest y Konrad de la Fuente), que premió, además, la valentía de Koeman, el técnico que dio la noche libre a Messi y De Jong. Ni viajaron a Ucrania.
Extrañamente joven
Todo era tan nuevo que jóvenes debutantes como Mingueza, repatriados como Coutinho, de Alemania, y Aleñá, de Sevilla, con nuevos (Pedri, Dest, Trincao y Pjanic), junto a Braithwaite, llegado en invierno, a quien la pandemia y los pocos minutos que le concedió Setién formaban el inusual esqueleto del Barça de Koeman.
Hasta siete jugadores que no estaban el año pasado aparecieron en el once inicial
Un equipo extrañamente joven, despojado de la huella de Lisboa (solo Ter Stegen y Lenglet vivieron en primera persona el terrorífico 2-8 del Bayern), por encima de los 24 años. Un brusco volantazo a un equipo que jugaba una noche europea sin Messi, Piqué, gravemente lesionado, y Busquets. Algo irreal en la última década.
Pero Koeman, con nueve puntos de nueve, se ganó el derecho de apostar ayer por una alineación singular. Con Mingueza, un central de 21 años, defendiendo siempre hacia adelante. Hay algo que lleva inoculado en su estilo de juego, aprendido desde que se puso esa zamarra.
Más lejos, mejor aprietas
Cuánto más lejos aprietes de tu área, más tranquilo estarás. Ni 10 minutos habían pasado de su emotivo debut, ese que imaginó que desde siendo un niño -entró con siete años en el prebenjamín del Barça-, cuando Mingueza estuvo agresivo para interceptar el peligroso disparo de Benjamin Vebic, el delantero del Dinamo de Kiev.
En su estreno no tuvo Mingueza vértigo ni miedo, presionando casi siempre en campo del Dinamo
Igual de valiente, sin vértigo alguno, estuvo cuando pisaba campo rival, convencido en cada una de las decisiones que iba tomando. Inoculada también tiene Mingueza esa exquisita salida de balón, rubricando un excelente 93% de acierto en el pase en la primera mitad. Iniciada la segunda mitad, llegaron sus minutos.
Gol de córner
Minutos atrás, donde estuvo atento en una intercepción, la cuarta en menos de una hora de partido, antes de asomarse al área del Dinamo. Era una acción a balón parado, esas que suele detestar, y por tradición casi histórica el Barça. Llegó Mingueza al primer palo y peinó con inteligencia el balón hacia el segundo palo para abrirle la puerta del gol a Braithwaite. A partir de ese momento, Koeman empezó a repartir caramelos para otros debutantes, más allá de Mingueza.
Turno para Matheus, ese brasileño invisible, que disfrutó de la aparición que no imaginaba hace unos días. Apostó Koeman con decisiones en la convocatoria, apostó también con el once inicial, sentando a Dembélé y Griezmann. Y dos americanos disfrutando en Kiev de un partido especial. Tanto que Mingueza no olvidará jamás Kiev, donde hasta bailó Griezmann.
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