el adiós del expresidente azulgrana

"Bartomeu se ha dejado influir por personajes que le han hecho daño"

Varios exdirectivos del expresidente consultados coinciden en destacar su entrega al Barça pero critican una gestión indecisa y deficiente y lamentan que haya acabado mal aconsejado

Bartomeu, a su llegada a la reunión de la junta este martes.

Bartomeu, a su llegada a la reunión de la junta este martes. / periodico

Albert Guasch

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Josep Maria Bartomeu Floreta todos sus amigos íntimos le llaman Barto. Algún que otro empleado del club se dirige a él como Josep Maria. Quizá porque suena más respetuoso, o porque consideran que el apelativo conlleva un exceso de familiaridad. La realidad es que hasta sus hermanos y su propio padre, quien le dio el apellido, se dirigen al presidente del Barça como Barto. «Siempre ha sido así», explicó un día risueño ante la extrañeza de su interlocutor. 

Con Barto es fácil llevarse bien, admiten los directivos con los que ha hablado este diario para trazar su perfil presidencial. Es afable y predispuesto a la ironía en las distancias cortas. «Siempre trata de hacer sentir cómodo con aquellos con los que está», explica una persona que le trata con regularidad. «Yo solo tuve un desencuentro, evidentemente importante, y me fui. Antes no tuve ningún roce», certifica uno de los 11 directivos que saltaron del palco en sus seis años de mando.

Once directivos, seis de ellos vicepresidentes, son muchos. Como lo son haber acumulado cinco directores deportivos. O cuatro entrenadores.  La inestabilidad ha marcado, sin duda, la presidencia de este licenciado en Económicas de 57 años con master en Esade. Las crisis o los escándalos han sido frecuentes. Y ha acabado convertido en un personaje ampliamente denostado. Hasta la caricatura de Nobita ha dejado de hacer gracia.

¿Cómo ha llegado a este punto? «Lo que debe preguntarse es cómo es posible que empezara con una mayoría absoluta apabullante en el 2015, con más votos que nadie en la historia del club, y acabe con una moción de censura tan imponente. El contraste es muy revelador», reflexiona en voz alta uno de estos excompañeros de junta, que como el resto de los consultados prefiere guardar el anonimato.

"Ha pecado de falta de carácter en la toma de decisiones. La última opinión que escucha es la que pesa más"

Un exdirectivo de Bartomeu

Él mismo aporta alguna respuesta. «Ha pecado de falta de carácter en la toma de decisiones. La última opinión que escucha es la que pesa más. Y mientras tenga gente potente al lado no es grave. Pero su entorno se ha ido degradando y los errores, en consecuencia, se le han ido acumulando».

Honesto y trabajador

Este exdirectivo subraya que Bartomeu es «una persona inteligente, honesta y es muy trabajador. Pero le ha faltado liderazgo, capacidad de cohesionar a la gente de su alrededor, marcar un rumbo y demostrar que tiene las ideas claras. Habría sido un buen vicepresidente, pero a la larga ha sido un mal presidente».

Otro exdirectivo indica que le cuesta tomar decisiones. «Nunca se sabe qué pasa por la cabeza de Bartomeu. Acostumbra a decir a su interlocutor lo que quiere oír, pero lo que dice y hace no suele coincidir. Es una persona muy opaca», indica. 

En las reuniones de junta, coinciden los consultados, suele escuchar a los que se sientan alrededor de la mesa. Mucho más que Sandro Rosell, quien fuera su antecesor. Pero sus decisiones a menudo van por otro lado. Como el histórico día del 1 de octubre, cuando la junta apostó por suspender el partido y todo cambió una vez él visitó el vestuario. O como tras la debacle de Anfield, cuando había una decisión asumida de despedir a Ernesto Valverde y tras hablar con el técnico le mantuvo en el cargo.

Fichajes imprudentes

Cada exdirectivo es capaz de elegir sus peores decisiones, sus errores más flagrantes. «Para mí -dice uno- es que no ha sido prudente con los fichajes y las renovaciones de jugadores. Algunas decisiones no las habría tomado en una empresa», denuncia. Y no acaba este aún de comprender cómo pudo enfangarse en un asunto que considera turbio como el llamado Barçagate, el escándalo de las redes sociales. Y pese a afearle muchos aspectos de su gestión, lamenta la crispación que ha sufrido por la calle y que le ha conllevado un fuerte desgaste personal, en particular durante la crisis del burofax con Leo Messi.

"Ha soportado presiones fuertes de instrumentalización del club y ha sabido mantener la neutralidad política en un contexto de país muy complejo"

Exdirectivo del Barça

Precisamente durante esos tormentosos días, explican desde el club, se vio al Bartomeu más firme. Desde el principio mantuvo la línea de que no debía dejar escapar al argentino. «Lo he visto sufrir cuando la familia era objeto de insultos por la calle. Una cosa es que te falten a ti al respeto y otra a tus dos hijos», rememora otro exdirectivo, que admite sentir estima por el expresidente.

Un hombre desconfiado

«Se ha sido muy injusto con Barto», señala. Pese a esta estima, admite que acabó por perder el rumbo. «Ha estado mal rodeado. Dejó escapar a gente que le decían lo que no le gustaba. Ahora se deja influir por personajes que le han hecho daño y con el tiempo se ha ido convirtiendo en un hombre desconfiado».

Pero este exdirectivo quiere remarcar que «Barto es un tipo honesto que se ha dejado la vida por el club. Hasta que no estás dentro no te crees el trabajo que conlleva dirigir el Barça. Y estas horas van en detrimento del trabajo que te da de comer». Bartomeu dirige una empresa de pasarelas para barcos y aviones, Adelte Group, que ha sufrido de forma dramática la crisis del turismo por el coronavirus. Durante su presidencia también ha tenido que gestionar el divorcio de su esposa de 20 años.

Los costosos fichajes fallidos, el <strong>2-8 de Lisboa, el Barçagate</strong>, el pulso desigual con Messi y la precariedad económica han marcado los últimos tiempos de la presidencia, convulsos de una forma insoportable. Pero los exdirectivos coinciden en resaltar algunos logros: la comercialización del club, que ha potenciado los ingresos desde los 473 millones a los casi mil millones; el impulso del fútbol femenino, y también la independencia del Barça respecto a las presiones políticas.

«Ha soportado presiones muy fuertes de instrumentalización del club y ha sabido mantener la neutralidad política en un contexto de país muy complejo. Yo eso lo valoro», señala un exdirectivo muy crítico. Bartomeu ha tirado la toalla precisamente tras un duro pulso con la Generalitat. Su afamada resiliencia se ha venido abajo, pero a la postre porque casi 20.000 socios firmaron en su contra. «La calidad de vida que va a ganar», concluye uno de sus próximos». 

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