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La reunión entre Bartomeu y Jorge Messi concluye sin acuerdo

Jorge Messi, a la llegada a Barcellona esta mañana.

Jorge Messi, a la llegada a Barcellona esta mañana. / periodico

Albert Guasch

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Difícil. La palabra que utilizó Jorge Messi, a vuelo de micrófono, para describir la probabilidad de que la estrella argentina vuelva a jugar con el Barça. Difícil se ha visto el caso desde que los abogados del futbolista notificaran vía burofax la ruptura con el club de toda su vida. Difícil se ve la resolución limpia del pulso después de la primera reunión celebrada ayer por la tarde entre las dos partes en las oficinas del club.

El encuentro concluyó poco después de las 20.30 horas sin que, por lo que trascendió, se hayan modificado las posiciones de ambos bandos. El padre del astro argentino, acompañado de su hijo Rodrigo y un abogado del bufete Cuatrecasas, Jorge Pecourt, transmitió la voluntad de Messi de abandonar el Barça. Enfrente tenían al presidente Josep Maria Bartomeu y el directivo Javier Bordas, que reiteraron la conocida determinación del club de no dejar marchar al jugador e incluso de renovarle.

Según fuentes del Barça, el encuentro duró una hora y media y se desarrolló en un ambiente cordial. No está claro si a esta reunión sucederá otra, pero lo que parece evidente es que las posturas siguen tan distanciadas como hace una semana, cuando los abogados de Messi enviaron el famoso burofax.

Las escenas que se vieron ayer en Barcelona llevó al periodismo deportivo más experimentado a evocar los tiempos de las persecuciones de Maradona con Josep Lluis Núñez en la presidencia. El vuelo privado del progenitor de Leo Messi aterrizó a primera hora de la mañana y un enjambre de cámaras aguardaban sus primeras palabras. «No sé nada, muchachos», dijo de entrada.

La nueva camiseta

Luego, al llegar a su oficina de la Diagonal, instaló la trinchera desde la que se enfrentó a Bartomeu: «Difícil, difícil», dijo con redoble sobre la continuidad de la estrella argentina. Bartomeu le comunicó por la tarde en el cara a cara que, salvó 700 millones mediante, la continuidad un año más era inevitable. Cuenta el Barça que ningún club se arriesgará a contratar al futbolista ante la perspectiva de un horizonte de tribunales. Posición de máximos en ambos bandos. Luego, ya se verá como acabará la cosa. Públicamente ni Bartomeu ni ante todo Leo Messi han abierto la boca. 

Entre tanto, se sobreinterpretan mensajes. Pareció un recado directo a los Messi la divulgación de una publicidad de las nuevas camisetas del Barça con la inclusión de Messi en el centro de la imagen. Le rodeaban otros pilares del equipo de Koeman, como Griezmann, De Jong o Piqué. Pero Messi, en medio.

La campaña se lanzó poco después del aterrizaje del padre y representante del jugador. Una forma de recordar a la otra parte que Messi es el baluarte comercial del club, el jugador que más camisetas vende del mundo y el valor primordial para obtener patrocinios globales. 

La discreción

Jorge Messi, ajeno o no a este mensaje de la entidad, se reunió toda la mañana con los abogados que diseñan la huida de Leo y después se fue a comer con su hijo Rodrigo a un restaurante italiano, como atestiguaron las cámaras de nuevo. Las cámaras le han seguido desde que despegó de Argentina y no se desmarcaron de él en Barcelona. 

Las persecuciones continuaron por la tarde, con escenas rocambolescas, como ver al hijo de Bartomeu conducir un coche de su padre hasta el piso de Jorge Messi y, tras descubrir a periodistas en guardia, dar media vuelta y alejarse. Es evidente que buscaron una discreción que encontraron en las oficinas del Barça, el sitio más obvio.

"Es un caos, están pasando muchas cosas", explicó a un medio holandes Frenkie de Jong. Cuesta llevarle la contraria por lo visto estos días. De Jong aportó que Messi sigue en el grupo de Whatsapp de los jugadores. A estas alturas, ya no se sabe por cuánto tiempo.