LA CRISIS AZULGRANA

Messi ejecuta la cláusula para irse y no se presentará a los entrenamientos

Leo Messi, la noche de la goleada del Bayern.

Leo Messi, la noche de la goleada del Bayern. / periodico

Marcos López

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Ha roto Leo Messi con el Barça. Había roto hacia bastantes meses, pero lo guardaba para sí mismo, como si se negara a admitirlo. Resistiéndose a dar la orden de enviar un burofax que terminaba con 20 hermosos años de su vida, consciente de que no solo era una decisión futbolística sino también vital porque levanta a su familia al completo de Casteldefels.

Mandó ejecutar ese envió el pasado martes, el documento legal que certifica el abrupto y terrible final que nadie imaginó. Ni siquiera el propio Messi. Y ayer, como adelantó EL PERIÓDICO, comunicó al club el segundo y, tal vez, último paso. Ejecutaba la cláusula que existe en su contrato para abandonar el Camp Nou.

El capitán comunicó al club, ya lo había hecho previamente, y de forma verbal, Jorge Messi, su padre y agente, que no acudiría este domingo a la ciudad deportiva de Sant Joan Despí. Ni tampoco mañana al inicio de los entrenamientos con Ronald Koeman, el técnico que había diseñado su proyecto en torno a la figura del argentino, que topará hoy en el vestuario con las vacas sagradas que no cuentan (Suárez, Rakitic y Arturo Vidal). Pero no verá, en cambio, al líder que él había elegido para la reconstrucción.

Contrato hasta el 2021

Messi ya no se siente parte del Barça. Es duro de asumir hasta para él, encerrado en un desconcertante silencio desde que recibió el 2-8 en Lisboa. Su última imagen, como así quiere Messi, con la camiseta azulgrana. Cree el capitán que le asiste la razón moral y deportiva para elegir el momento de abandonar su casa, consciente de que tan bruscas formas erosionen su figura porque no habla desde que se marchó de Lisboa. A pesar, eso sí, de que ha intentado tender la mano al club para buscar una salida pactada, algo que se antoja complicado ahora.

A Leo ya no le ata ningún papel con el Barça, sostienen sus asesores legales que han trazado una estudiada estrategia para conseguir la salida del Camp Nou. Ningún papel ni tampoco nada que lo vincule emocionalmente con su casa, cansado de los desencuentros con el presidente, a quien le comunicó en varias ocasiones su voluntad de marcharse.

Quiere seguir en Europa asumiendo el riesgo de erosionar su figura. El club recuerda que tiene contrato en vigor y lo califica de intransferible. Pero el City le espera con los brazos abiertos

Pero Bartomeu desoía esos mensajes hasta que llegó el burofax que rubricaba un tumultuoso divorcio, superior incluso a las traumáticas salidas de Luis Suárez, Schuster, Maradona, Figo, Cruyff, Rivaldo, Ronaldo...

Es Messi. No ha existido un jugador así, de proporciones tan majestuosas, en la historia de un club con 121 años de vida. Y decide marcharse, acogiéndose a una puerta abierta que se había dejado en la última renovación firmada en el 2017.

"Leo debe tener la libertad de decidir su futuro porque se lo ha ganado", contaba Bartomeu en septiembre del 2019. Así ocurrió con otras leyendas: <strong>Xavi </strong>se marchó a Qatar (2015) e Iniesta voló hacia Japón (2018). Ninguno quiso competir contra el Barça.

Messi, en cambio, desea continuar en Europa, asumiendo incluso el desgaste que eso le puede provocar. Quiere irse. Necesita irse y, además, el Manchester City de Guardiola le espera con los brazos abiertos. Y si llega gratis, como cree la estrella argentina, aún más.

Renovación hasta el 2023

Ese es su deseo, trasladado por Jorge Messi Bartomeu en dos charlas que han mantenido en las últimas horas después de que este diario revelara que quería tener una salida amistosa esquivando el conflicto con la directiva para proteger a la institución de rencores personales.

"No queremos reforzar a un rival directo en la Champions", sostienen atemorizados en la junta ante la posibilidad de verle con otra camiseta

Pero Bartomeu le hizo saber al padre de la estrella que solo habría reunión si era para firmar la renovación hasta el 2023, como negociaban en marzo pasado cuando fue paralizado por iniciativa del propio jugador. Messi no es como Xavi ni Iniesta, dicen en el club.

"No queremos reforzar a un rival directo en la Champions", sostienen con energía la junta, aterrorizada como está ante la posibilidad de verlo con otra camiseta que no sea la azulgrana.

Posturas encontradas

Pero Messi se ve tan fuera del Camp Nou que no pisará hoy el vestuario de Sant Joan Despí, aunque el club sostiene que el contrato sigue vigente (expira el 30 de junio del 2021),además de consideralo intransferible. Es del Barça dice el Barça. Y no está en venta.

Argumentos que no comparte el capitán porque entiende que puede ejecutar libremente esa cláusula que impuso en su contrato, una vez acabada la temporada el pasado 23 de agosto con la final de la Champions.

El Barça, entretanto, recalca que caducó el pasado 10 de junio, por lo que se expone a una sanción (expediente leve) si no se presenta. Si persiste , la directiva podría abrirle un expediente disciplinario como ya hizo con Arthur cuando decidió quedarse en Brasil sin unirse a los entrenamientos con Setién.

Riesgo de pleito

Messi está haciendo lo mismo, por ejemplo, que ejecutó Dembélé hace tres años cuando no acudía a los entrenamientos con el Dortmund para presionar y forzar su salida del Camp Nou. El francés no tenía, sin embargo, esa cláusula a la que se aferra el argentino, aunque el Barça recuerda que su precio de salida es de 700 millones de euros.

El deterioro de las relaciones llena aún más de razones al capitán. Se quiere ir. Ya se ha ido

Neymar se fue al Paris SG porque pagaron los 222 millones de la cláusula. Messi sabe que la FIFA no le opondrá problema para facilitarle el transfer y jugar en el City, su gran deseo.

El problema radica en las diferentes interpretaciones de un mismo contrato por lo que se expondría a una posible denuncia del Barça y el caso iría a los juzgados, un peligro para los equipos que lo desean:City, en primera posición, Paris SG e Inter.

Pero Messi ya hace tiempo que abandonó el Camp Nou, aunque casi nadie lo supiera. Si acaso él, su padre, su familia y Bartomeu. Ni quiere despedirse de su gente, atrapada en casa por la pandemia.

Lo ocurrido esta semana destapó lo podridas que estaban las relaciones. Ademas, ha llenado al capitán todavía con más razones en esa decisión tan desgarradora como dramáticamente triste. Se quiere ir. Ya se fue.