LA ESTRELLA CULÉ DEL DERBI
Ter Stegen evita el caos
Otra descomunal actuación del meta alemán libra a Setién de vivir una noche trágica en el Camp Nou
Llegó Gerard Piqué anoche al Camp Nou en bici, era una bici eléctrica, entrando a toda velocidad en el párking subterráneo, contraviniendo cualquier indicación del código de conducta interno de la plantilla. Al Barça, en cambio, le costó mucho más tiempo comparecer en el derbi como si lo tuviera todo hecho cuando, en realidad, no tenía nada en la mano.
Quien siempre anda en su sitio es Ter Stegen, un portero que jamás se despista, ni siquiera cuando sus compañeros son capaces de cerrar unos frustrantes primeros 45 minutos sin tirar a la porteria perica, enterrando la ilusión que inyectaron con su goleada al Villarreal. Y eso que andaba en juego presionar al Madrid.
Zubi halló en el alemán una ganga pagando 12 millones por un portero que es una bendición
Se sabe que el alemán tiene unas manos de acero, que no suelen doblarse casi nunca. Por muy fuerte que le tiren o muy cercanos que sean esos disparos. Se sabe que el alemán tiene unos pies exquisitos para iniciar la jugada de ataque, convertido, casi siempre, en el tercer central. A veces, en ocasiones en el primer atacante de un equipo que se enredó en la túpida defensa perica sin los espacios que sí halló en Vila-real.
Parada de balonmano, parada de Gonzalo Pérez de Vargas
Se sabía todo eso de Ter Stegen, uno de los fichajes más espectacularmente rentables de la última década (Zubi pagó 12 millones de euros por él, una verdadera ganga, en el 2014), pero lo que se desconocía era que sus piernas se estiraban de tal manera que parecían infinitas.
¡Qué se lo pregunten, por ejemplo, a Embarba! Galopó en solitario el jugador del Espanyol por la banda derecha azulgrana con Busquets corriendo desesperadamente detrás suyo. Juntar al tridente tiene estas cosas. Que las espaldas de Semedo (sustituido en el descanso) y Jordi Alba son un chollo para el rival.
Lo que no intuía Embarba es que la pierna derecha de Ter Stegen se convertiría en la réplica de Gonzalo Pérez de Vargas, el prodigioso guardameta de la selección de balonmano, cuyas ágiles piernas sobrevuelan elegantemente por el parquet del Palau.
Hasta Lenglet
Tan mala resultó la primera parte del Barça o tan bueno resultó el ejercicio defensivo del Espanyol que el alemán se ganó el jornal. Y de sobra. En esos 45 minutos en los que el equipo de Setién, con el tridente reunido en el borde del área, no chutaron ni al marco de Diego López, emergió el portero con manos.
El portero con manos. Y, por supuesto, con pies. Además, Lenglet casi le marca un gol en propia puerta. Tuvo suerte de que el alemán voló en la dirección adecuada para despejarlo y el posterior disparo de Dídac Vilà, un zurdo que remató con la derecha, se estrelló en el poste, el último aliado de Marc. Y el derechazo de Raúl de Tomás topó con las manos de Marc.
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