actualidad azulgrana

El ruido permanente sobre la cabeza de Bartomeu

La renovación de Messi, la personalidad de Setién y el envejecimiento de la plantilla acosan al presidente y tensan su último año de mandato, economía al margen

Bartomeu pidió otro esfuerzo económico a la plantilla cuando la visitó, el pasado 23 de mayo, en la Ciudad Deportiva Joan Gamper.

Bartomeu pidió otro esfuerzo económico a la plantilla cuando la visitó, el pasado 23 de mayo, en la Ciudad Deportiva Joan Gamper. / periodico

Albert Guasch

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Cada vez que habla, tiembla la tierra azulgrana. Y cuando no lo hace, en ocasiones también. La cadena SER explicó que Leo Messi está enfadado, citando fuentes próximas al argentino, y por eso ha paralizado la renovación de su contrato, que no acaba mañana, sino en junio del 2021. Hasta el cierre de esta edición, Messi no había desmentido la información. Suele hacerlo rápido cuando algo no le gusta, en general por Instagram, que es donde hace explotar la pólvora.

El Barça fue pillado por sorpresa. No consta, no sabemos nada, fue la versión oficial. Pero en el mundo a menudo infantil del fútbol, y también tóxico, cuando Messi susurra, se escucha un estruendo. De momento, añade presión a la presidencia Josep Maria Bartomeu, que no va corto de incertidumbre y tensión en el plano deportivo. Dejemos aquí al margen la parte económica y la famosa auditoría que no llega. Estos son los tres frentes inmediatos de su presidencia respecto al balón. 

EL ‘10’

Una renovación ruidosa

Cuando la cadena Ser informó de que Messi, cansado de que se le acuse de tomar decisiones en el club, habría ordenado frenar las negociaciones sobre su próximo contrato, la opinión generalizada asumió que se trataba de un cañonazo a Bartomeu. Que no quiere regalarle la última renovación. Acostumbrado a las críticas severas, frecuentemente más intensas en Barcelona que en Madrid, el presidente optará por el acercamiento discreto con el entorno del jugador, en particular su padre, Jorge. Las negociaciones de Messi las lleva personalmente siempre Bartomeu y en este caso habían empezado lentamente, con la fórmula del 1+1, dejando al jugador siempre la opción de acabar cuando quisiera. Al final del 2021, Messi tendrá 34 años y cabe calibrar si debe cobrar tanto como hasta ahora (casi 50 millones limpios, se estima).  

EL ENTRENADOR

Setién, discutido y defendido

La comitiva presidencial se acercó el lunes al domicilio de Quique Setién, en Sarrià-Tres Torres, después de que Bartomeu hubiera escuchado la versión de los jugadores sobre la discusión que tuvo lugar tras el partido de Balaídos y el acalorado debate que prosiguió al día siguiente en el vestuario de la Ciutat Esportiva. Quería oír de primera mano la voz de Setién. Le acompañaron Òscar Grau, el vicepresidente deportivo Javier Bordas y Eric Abidal, el director deportivo.

La comitiva salió convencida de que la paz había vuelto al vestuario y que el entrenador había sabido marcar su territorio. Se le considera un hombre con personalidad, aunque existen indicios claros que en cuanto a las alineaciones y a los cambios, se ha sometido a las leyes jerárquicas. Todos quieren jugar y algunos, no importa su rendimiento, no quieren ser sustituidos. Luis Enrique y Ernesto Valverde vivieron episodios similares. Lo peor, no obstante, es que el equipo ha dejado de ser fiable. Casi perdida la Liga, la Champions queda como tabla de salvación. La más inasible.

LA PLANIFICACIÓN

Falta un goleador y un central

En esa reunión con Setién se escuchó también al entrenador sobre posibles altas y bajas de  cara a la próxima campaña. Falta saber si él estará en el banquillo. El club trabaja con la misión de reforzar al equipo con un central (interesa Eric Garcia, del Manchester City), un centrocampista y un delantero goleador. El centrocampista es Pjanic. El delantero, obviamente, es Lautaro Martínez, del Inter, pero su operación se ve dificultada por los problemas de presupuesto creados por el coronavirus. Su cláusula de 111 millones desaparece a mediados de mes y se entra a partir de ahí en campo abierto. El Inter, además, no le agrada vender. Queda mucho partido.

La abundancia de jugadores por encima de los 30 (Messi, Suárez, Vidal, Rakitic, Busquets, ahora Pjanic...) inquieta relativamente. Se considera que están rendiendo muy bien y que se verá compensada por figuras al alza como Riqui Puig, Ansu Fati, Trincao, Pedri, aún en Las Palmas, y quizá Aleñá. Alguno de los veteranos, se espera, podría entrar en algún trueque, fundamental también para equilibrar la abultada masa salarial. Ninguno acaba contrato.

Queda por ver qué ocurre con el fichaje más caro de la historia del club, Coutinho, y si se recupera físicamente Dembéle y animícamente Griezmann. Tres sonados fracasos. Por cierto, quien fichó a Dembélé ya fue despedido (Pep Segura); quien fichó Coutinho (Robert Fernández), también. A Griezmann se lo fichó por deseo de Valverde con apoyo de Abidal. Una ya está fuera. A ver el otro.