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BARCELONA 2 - 2 ATLÉTICO

El Barça entona la despedida de la Liga

El equipo de Setién no levanta cabeza ante un Atlético más robusto en un duelo con los cuatro goles a balón parado

Messi, durante el partido entre el Barça yel Atlético de Madrid

Messi, durante el partido entre el Barça yel Atlético de Madrid / periodico

Joan Doménech / Barcelona

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Tercer empate del Barça en los últimos cuatro partidos. En el esprint final no basta con el trote de la media distancia. Sin chispa para correr, está apagada además la  lucecita del ingenio. Así va el Barça, entonando una lánguida despedida de la Liga, más deprimido que nadie después de la pandemia.

No está el horno para bollos en el Camp Nou, con el atronador ruido de fondo que se escucha en el club. El resultado amplificará su volumen, por más que el equipo elevara el tono y Messi alcanzara los 700 goles que se le resistían con la acción más bella y sutil del partido. Pero también concurrieron algunos detalles que solo hacen que fomentar la negatividad que envuelve al equipo.

Malas señales

El primero, por encima de todo, es que Messi emite malas señales. Más preocupante que no encuentre la portería, son las muecas de su cara. Ni una señal de entusiasmo, de serenidad o de alegría, sino todo lo contrario. Está frustrado y crispado. La risa tras meter el penalti, por contraste, confirmó los augurios que desprende la estrella.

El silencio por la ausencia de los espectadores es un alivio ahora para el Barça porque evita las broncas que atronarían y el flamear de pañuelos. A los jugadores por la falta de ideas y al cuerpo técnico por su incapacidad para virar el rumbo, sin agotar los cinco cambios o sacar a Griezmann en el minuto 89 por Vidal.

Follón en las áreas

Suelen ser apasionados los Barça-Atlético, aunque menguados de goles desde que llegó Simeone. Los cuatro, no lo olvidemos, fueron a balón parado. El inicio respondió a las expectativas. Messi coló (accidentalmente) un lanzamiento de córner entre las piernas de Diego Costa, que despistó a Oblak y tres minutos después el hispanobrasileño pudo reparar el percance. Lo agravó fallando un penalti, pero Ter Stegen se había adelantado. Fue amonestado –cosas del nuevo reglamento- y la repetición la transformó Saúl. Hubo dos penaltis más en dos minutos.

Setién apeló al 4-4-2 de entrada. No era la primera vez. Lo hizo anteriormente, con suerte desigual, en el campo del Betis (2-3) y en el Bernabéu (2-0). Faltaba el empate. Ni rastro de Griezmann ni Braithwaite para empezar, pese a que la victoria era imprescindible para reconducir la situación. Era un dispositivo para defender mejor, común ya con Luis Enrique (Neymar bajaba al centro del campo) y Valverde (Coutinho era el sacrificado). Messi y Suárez llevan años eximidos.

Sin tercer delantero

No hubo tercer delantero. Riqui Puig fue ese cuarto centrocampista completando el rombo para que fuera el mejor pasador del grupo quien conectara con los dos de arriba. Pero llenar las dos últimas líneas no evitó los desajustes. Se tapó mucho Setién ante un Atlético que ha vuelto pletórico (cuatro victorias y un empate). Se confinó sexto, a dos puntos del Sevilla que era tercero, y visitaba a los azulgranas tercero, con cuatro puntos de ventaja sobre los andaluces.

El Barça tuvo más la pelota, cedida gustosamente por el Atlético, que solo apretó en el inicio. Como siempre. Salió presionando arriba para crear dudas. Defendió el 1-1 y el 2-2, como si fuera algo mejor que el 0-0. Tampoco fue una sorpresa que Griezmann no fuera titular, relegado por Setién en los duelos más cruciales (en Sevilla, en Vigo), desenchando el entrenador la vía motivacional del francés por enfrentarse a sus ex. Suplente por primera vez en el Camp Nou, nadie reclama su titularidad si no es porque lo exige el precio que costó. Lo exigió el resultado y salió en el minuto 89.

Ficha del partido

FC BARCELONA: 2