ACTUALIDAD AZULGRANA

Bartomeu sopesa cambios drásticos en la cúpula directiva del Barça

Bartomeu y Cardoner, en el Camp Nou.

Bartomeu y Cardoner, en el Camp Nou. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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El estadounidense Tom Wolfe publicó en 1987 ‘La hoguera de las vanidades’, novela en la que se presentaba un cuadro de sátira sobre las costumbres de la sociedad de Nueva York, en la década de los 80, caracterizando el universo de los adinerados ejecutivos de finanzas y sus interacciones con el resto de la sociedad.

En el Barça se ven determinados comportamientos que tienen mucho que ver con 'La hoguera de las vanidades'. Ha empezado a gestarse en el interior del club, donde la división de la junta directiva es tremenda y, aunque todavía no pública, sí es muy dañina para el día a día de la entidad, una carrera para posicionarse sobre la presidencia que alcanza también a los círculos de la oposición.

Dos cosas parecen evidentes: una, Josep María Bartomeu se siente menos acompañado que nunca y más señalado al vivir el año del ‘pato cojo’, como definen los norteamericanos los últimos 12 meses de un presidente que no puede presentarse a la reelección; y, dos, no piensa dimitir y no piensa adelantar las elecciones porque necesita tiempo para cuadrar los números del club y del Espai Barça, salir vivo del enfrentamiento judicial (muy peligroso) que mantiene con Neymar y su padre (no debe olvidarse tampoco el pulso en los tribunales con Jaume Roures, de Mediapro) y, si puede, aunque cada vez tiene menos ganas, preparar al candidato continuista para asegurarse una jubilación tranquila.

Todos los contratos

Las cartas empezaron a colocarse encima de la mesa en la tensa reunión de la comisión delegada a los dos días de que estallara la crisis digital y, sobre todo, se reafirmaron en el famoso y secreto encuentro de la junta directiva al completo en Sant Just el viernes siguiente. Aquel día, Bartomeu se enteró de que Jordi Cardoner, quien, en principio, parecía llamado a ser su valido en las próximas elecciones, se había unido a Emili Rousaud, Enrique Tombas y a un grupito de jóvenes directivospara exigirle explicaciones por la contratación en secreto y de forma irregular de los servicios de la empresa I3 Venturas.

La división de la junta se ha hecho insostenible y empieza a ser dañina para el día a día de la entidad 

Puede que no le pidieran que dimitiese, pues ni tenían los apoyos suficientes ni ‘Barto’ iba a ceder. El presidente, no obstante, aceptó que se apartara a su amigo y asesor personal Jaume Masferrer y que se abriera una investigación contratando a la prestigiosa Price Waterhouse Coopers (PWC) para que auditase absolutamente todos los contratos de los últimos tiempos y, en particular, sacase agua clara de cómo se había producido la contratación de I3 Ventures. El informe de PWC no llegará como muy pronto hasta la próxima semana.

A ese informe planeaba agarrarse la nueva y sorprendente oposición en el mismo seno de la junta para, esta vez sí, exigirle a Bartomeu que se hiciese a un lado, elevar a presidente a Cardoner y preparar con todo el poder en sus manos, la candidatura de Rousaud. En este sentido (y volvemos al tuétano de la novela de Wolfe) son varios los informantes que no descartan que Cardoner se replantee la posibilidad de ser él el presidenciable que enarbole la bandera del continuismo, relegando a Rousaud, en caso de que surgiera una sorpresa demoledora en el informe.

Pero, según ha podido este diario, el informe de PWC posiblemente le dará la razón a Bartomeu en el sentido de que, en efecto, contrató a la compañía con sede en Buenos Aires, pero en ningún momento se le encargó (no existe documentación alguna que lo acredite) que difamase a nadie sino, simplemente, que hiciese un amplio seguimiento de la imagen y papel del Barça en las redes sociales. 

De este modo, todo parece indicar que tanto Bartomeu como Masferrer, ahora suspendido momentáneamente, van a salir airosos y ganadores de esa auditoría y, por tanto, hay quien piensa que, a partir de esa documentación, que demostrará que la cúspide directiva no está detrás de las maniobras difamatorias de I3 Ventures, se vea a un reinventado Bartomeu, aquel que, alejado de su habitual talante conciliador, pida a los que le han puesto contra la pared que dimitan y abandonen el club. A la vez sopesa degradar a los vicepresidentes en simples vocales.

Bartomeu quiere llegar al final de su mandato pese al desgaste interno y la presión de la oposición

Es posible, pues, que estemos ante el embrión de un enfrentamiento en el mismo seno de la directiva azulgrana, pero no hay duda de que Bartomeu solo tiene el apoyo, entre los pesos pesados de la junta, de su vicepresidente Jordi Moix (responsable del Espai Barça), ha dejado de hablar con Rousaud, mide cada una de las palabras que le dice a Cardoner y se siente sumamente herido por el comportamiento de los directivos más jóvenes, que él mismo metió en la directiva.

Si no han habido más conclaves no ha sido porque se desconocen los resultados de la investigación de PWC, sino porque temen verse cara a cara y hacer aún más profunda la herida que ha empezado a sangrar. La próxima cita de la junta está prevista para el lunes próximo.

La oposición se moviliza

Mientras Victor Font continúa con paso firme, sin prisas pero sin pausa, preparando el núcleo fuerte de su candidatura, es decir, un gobierno en la sombra capaz de hacerse cargo del club al día siguiente de ganar las elecciones, barcelonistas de toda la vida como Joan Laporta, Agustí Benedito o Toni Freixa podrían estar dándole vueltas a la posibilidad de presentarse a las elecciones. Laporta, consciente de su carisma, ha empezado ya a hablar con culés importantes que podrían ayudarle a recuperar el trono azulgrana, aunque quienes le conocen bien aseguran que aún no se ha decidido a dar el paso.

Quien sí parece muy animado a recuperar la presidencia, aunque sea por persona interpuesta, es el expresidente Sandro Rosell, que ha recuperado (y aumentado) su vitalidad y fogosidad de deportista tras salir de la cárcel y demostrarse, por completo, su inocencia. Rosell, que ha empezado a pedir cuentas a la justicia y al Estado, a quien le reclame 10 millones de euros por daños y perjuicios, vería con buenos ojos a Jordi Roche, expresidente del Girona y de la Federación Catalana de Fútbol.

Sandro Rosell busca convencer a Jordi Roche para que lidere una candidatura alternativa a Víctor Font y el continuismo

Rosell, que es muy crítico con la manera y estilo utilizado por Bartomeu para protagonizar la transición, ha dejado ya de fiarse de los directivos del Barça, de ahí que intente convencer a Roche para liderar una candidatura que se presentaría con la etiqueta, tal vez, de renovación, modernidad, sin vínculo con el pasado ni necesidad de renegar del ‘sandrismo’.

Pero da la sensación que tanto ‘Barto’ como sus críticos necesitan ganar tiempo, de ahí que sea muy difícil que se adelanten las elecciones, ya que tampoco parece este un tema que inquiete demasiado a la masa social azulgrana, pese a las nuevas peticiones de dimisión de parte del Camp Nou el sábado ante la Real Sociedad. 

Tiempo es lo que necesita Bartomeu para prepararse un final discreto, nadie habla ya de triunfal visto el estado del equipo; tiempo es lo que necesitan Cardoner y Rousaud para organizar el continuismo, y tiempo es el que necesita Roche para darse a conocer y convertirse en el auténtico rival de Victor Font, pues dado el caos reinante en el seno de la actual directiva no parece demasiado fácil, ni siquiera manejando los resortes del poder, que el candidato continuista gane las futuras elecciones.