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BARCELONA, 1 - REAL SOCIEDAD, 0

Una balsámica victoria de VAR

El penalti transformado por Messi permite a los azulgranas dormir líderes después de resolver sin brillantez un duelo muy exigente

Braithwaite, por primera vez titular, controla un balón ante Guevara.

Braithwaite, por primera vez titular, controla un balón ante Guevara. / periodico

Rafael Tapounet

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Un penalti silbado por el VAR cuando el partido se dirigía hacia el ocaso entre nubes de tormenta dio al FC Barcelona una victoria balsámica ante la Real Sociedad para cerrar una semana difícil, marcada por la derrota en el Clásico y por la polémica, un tanto absurda, en torno al comportamiento en el banquillo del segundo entrenador azulgrana, Eder Sarabia. El gol de Messi desde los 11 metros permite a los de Setién dormir líderes y resolver, aun sin brillantez, un duelo exigente cuyo prólogo se volvió a ver animado, como ya sucedió hace dos semanas, por el flamear de pañuelos blancos y por los gritos de “Bartomeu, dimissió”, que se reprodujeron al final.

En su fundamental ensayo ‘El fútbol. Mitos, ritos y símbolos’, publicado en 1980, el sociólogo y escritor Vicente Verdú apuntaba que en un estadio de fútbol los pañuelos solo aparecen en circunstancias excepcionales y para manifestar los dos extremos del ánimo: la euforia y la desesperanza. Y añadía: “Analíticamente, [la exhibición de pañuelos] sería la polución descontrolada cuando se disfruta de algo excepcional (el gol, el buen juego con victoria) y la polución suicida (masturbatoria) cuando instintivamente se tiende hacia la muerte (de la directiva, del entrenador, de todos juntos)”. Es interesante anotar que en ese mismo libro se incluye un capítulo titulado “El presidente como gran falo”, de manera que entre la pañolada onanista y la presencia impávida de Bartomeu en el palco, enfocado insistentemente por las cámaras de televisión, los preámbulos del partido acabaron convirtiéndose en un espectáculo solo para adultos.

Tal vez por eso Quique Setién decidió dejar a Ansu Fati en el banquillo y dar entrada en el once inicial por primera vez a Martin Braithwaite, que es mayor de edad y además, en tanto que danés, debe de estar muy curado de espantos. El ex del Leganés se situó como extremo izquierdo, dejando a Messi la posición de falso nueve y a Griezmann la banda derecha, y desde ahí se encargó de animar a la alicaída grada y de activar al equipo tras unos primeros minutos de cierto aturdimiento ante la enérgica presión de la Real.

De los pies de Braithwaite llegaron las dos primeras ocasiones locales, ambas nacidas de sendos desmarques al espacio (una suerte muy poco practicada en este Barça de especialistas en recibir al pie) que fueron bien interpretados por Messi. Estimulados por el impetuoso despliegue del danés, los azulgranas fueron decantando el juego de su lado, pero, como ya les sucedió en el Bernabéu, no consiguieron traducir en goles esa superioridad pese a disponer de varias oportunidades más o menos claras. Merece mención especial la vistosa jugada que en el minuto 39 acabó con un remate de Messi ajustadísimo al palo derecho después de una rápida combinación con Braithwaite y De Jong dentro del área.

Silbidos antes del gol

El Barça quería pero no acababa de poder, incapaz de imponer su discurso con hegemónica continuidad. Y no mejoraron las cosas en el inicio del segundo acto, que se inició con un monólogo blanquiazul de casi siete minutos que provocó los primeros silbidos de la afición. A falta de fútbol, el equipo de Setién recurrió al arrebato y, en cuatro minutos de fiebre, logró encerrar al rival en su área y rondar el gol hasta en tres ocasiones, un pasaje de dominio que dio paso a una fase mucho más abierta, de idas y venidas, que trajo a la memoria del aficionado aquellos agónicos partidos de la última época de Ernesto Valverde.

Ante las dudas de los locales, cada vez más perceptibles, el entrenador txuri urdin, Imanol Alguacil, sacó al campo a Oyarzabal y Zubeldia y ordenó a los suyos ir a por el partido. Y ya acampaban entre la hinchada culé los presagios más terribles cuando, en el minuto 80, un centro de Arturo Vidal que Lenglet no llegó a rematar fue a dar en el brazo de Le Normand, una acción que el árbitro Martínez Munuera pasó en principio por alto pero que el VAR valoró como un posible penalti. Tras la revisión, el trencilla señaló los 11 metros y Messi no falló.

Aún hubo tiempo para un segundo gol, obra de Jordi Alba, que subió al marcador pero fue invalidado por fuera de juego previo de Ansu Fati tras una nueva consulta al VAR. Y nada más. Muebles salvados y a esperar el Betis-Real Madrid en esa balsa de aceite que tiene aspecto de empezar a hervir en cualquier momento.

Barcelona, 1 - Real Sociedad, 0

FC Barcelona: Ter Stegen (7); Semedo (6), Piqué (8), Lenglet (6), Jordi Alba (6); Rakitic (4), Busquets (7), De Jong (6); Griezmann (5), Messi (7), Braithwaite (6). Técnico: Quique Setién (6). Cambios: Arturo Vidal (6) por Rakitic (m. 73); Ansu Fati (sc) por Griezmann (m. 84); Junior (sc) por Braithwaite (m. 88).