EL RIVAL DE CHAMPIONS
Nápoles, un equipo en crecimiento
Gattuso ha dotado a los 'azzurri' de una mayor solidez defensiva para explotar mejor su potencial en ataque
Rafael Tapounet
Periodista
Rafael Tapounet
Le ha costado lo suyo a Gennaro Gattuso enderezar el errático rumbo del Nápoles, un equipo que esta temporada ha sido capaz de alternar partidos brillantes en la fase de grupos de la Champions (como esa clara victoria frente al Liverpool en San Paolo) con actuaciones altamente decepcionantes en la competición doméstica. Esa bipolaridad, sumada a un clima permanente de rebelión interna, le acabó costando el puesto a Carlo Ancelotti, que a mediados de diciembre fue destituido por el presidente Aurelio De Laurentiis.
Desde que debutó en el banquillo partenopeo con una derrota, Gattuso ha tratado de devolver la confianza y la disciplina a una plantilla deprimida que solo parecía encontrar la motivación cuando se enfrentaba a rivales de envergadura. Y, poco a poco, el trabajo del exmilanista ha ido dando frutos: el Nápoles es hoy probablemente un equipo menos brillante que el de Ancelotti en sus mejores momentos, pero es sin duda más práctico, más sólido, más fiable.
Ocho goles en nueve partidos
La mejora más visible ha sido, como no podía ser de otra manera tratándose de Gattuso, de orden defensivo. El técnico ha logrado implicar a todos sus jugadores, desde el ariete belga Dries Mertens hasta la pareja de centrales que forman Maksimovic y Manolas (sí, ese Manolas de infausto recuerdo), en la fase de repliegue, en la que el equipo se junta en su campo para cerrar los espacios y minimizar las ocasiones del rival. Los ocho goles encajados en los últimos nueve partidos suponen una mejora sustancial respecto a la vulnerabilidad mostrada en el inicio de curso.
La otra gran novedad ha sido el cambio de sistema. Gattuso ha desterrado el 4-4-2 empleado por Ancelotti y ha recuperado el 4-3-3 con el que el Nápoles logró unos magníficos resultados en la añorada época de Maurizio Sarri. De este modo, los movimientos de Mertens o de Arkadiusz Milik en la punta de ataque se ven facilitados por la amenazadora presencia en los flancos de Lorenzo Insigne y de Matteo Politano, que llegó en el mercado de invierno procedente del Inter y en los últimos partidos parece haberle quitado el puesto al mexicano Hirving Lozano.
El fan alemán de Gattuso
Por el contrario, Gattuso ha alejado del área rival a los hombres de segunda línea, el macedonio Elif Elmas y el sevillano Fabián Ruiz, que, pese a marcar el pasado viernes un estupendo gol frente al Brescia, está teniendo este año pocas oportunidades de lucir su letal disparo de larga distancia. Un poco por detrás de ellos se sitúa otro recién llegado: el alemán Diego Demme, un medio centro defensivo cuya contratación en enero ha resultado determinante a la hora de blindar la portería de David Ospina. Intenso en la marca, incansable en la presión y solvente en el pase largo, Demme parece haber crecido viendo partidos de Gattuso en televisión. Pues bien, no es que lo parezca: Gattuso era su ídolo de juventud.
El dibujo, en cualquier caso, puede variar. Para el técnico de Cosenza, el 4-3-3 no es un dogma y en algunos partidos, como el duelo copero ante el Inter de Milán en San Siro (resuelto con victoria napolitana), ha experimentado con un 4-1-4-1 en el que el polaco Piotr Zielinski y el motrileño José Callejón reforzaban la línea de interiores y Mertens se quedaba solo en punta.
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