LAS QUEJAS DEL PÚBLICO

El Camp Nou pita la idea de Setién

"Es producto de los nervios, pero es nuestra seña de identidad. El riesgo es alto y el beneficio es alto", revela Setién

Messi se lamenta de una acción ante el Getafe en la que el colegiado no pitó falta.

Messi se lamenta de una acción ante el Getafe en la que el colegiado no pitó falta. / periodico

Marcos López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No tiene paciencia. Pero ninguna paciencia el Camp Nou, quien ya mostró signos de inquietud en la primera mitad cuando el Getafe apretaba con una voraz presión sobre la casa de Ter Stegen. Pero mucho más evidente resultó en la segunda parte cuando el público, cansado de que el balón transitara hacia atrás, camino de los pies del meta alemán, decidió silbar al equipo.

En realidad, estaba silbando una idea. Una arriesgada idea de juego. Y, de pronto, el Camp Nou, un viejo y tradicional templo donde los debates se magnifican y se perpetúan con el paso del tiempo, creyó recuperar las discusiones que hubo en su día con Bakero y aquel inolvidable Dream Team de Cruyff.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"A Bakero, en los tiempos","text":"\u00a0del Dream Team, se le criticaba por echar el bal\u00f3n atr\u00e1s. Al Bar\u00e7a de Seti\u00e9n, tambi\u00e9n"}}

A José Mari, capitán de ese equipo, se le criticó, y mucho, que cediera la pelota hacia atrás para que los centrocampistas, casi siempre Guardiola, iniciaran el juego con más panorámica. A Bakero le llegaron a colocar incluso un apodo:Patrasic.

No se sabe, en cambio, si Ter Stegen tiene ya alguno. Quizá el portero con manos y pies. Con manos prodigiosas, como esa en que evitó el tanto del Getafe con una triple parada, o esos pies que no sufren temblor alguno cuando le llega la pelota. 

Retrato de la angustia

Pero el Camp Nou, retrato de la angustia que sacude a un club que ha perdido todo su glamour futbolístico, echando a un entrenador (Valverde, con barba de varios días, está en el paro) a mediados de enero, ya no oculta su impaciencia. ¿Para qué?, debe pensar el pueblo culé. Antes de llegar al minuto 75 de partido, y después del run run que sacudió la grada en la primera mitad, el aficionado se cansó. Y comenzó a silbar de manera espectacular un pase hacia Ter Stegen. El alemán, a lo suyo. Ni se inmutó.

"Es normal que la gente se ponga nerviosa, ves las dificultades para salir con claridad" (Setién)

Hubo un tiempo en que tener la pelota era un asunto primordial en el Camp Nou. Ahora se reniega hasta de eso. Y se puso a pitar al equipo aunque, en realidad, estaba pitando una idea de fútbol, el único y verdadero tesoro que ha tenido el Barça desde que en 1988 llegara Cruyff y cambiara el alma de un club perdedor y depresivo hasta transformarlo en una entidad alegre, irreverente y provocadora. Ahora ya nada de eso vale. Por muy cruyffista que sea y se sienta también Setién descubrió el lado oscuro del Camp Nou.

Riesgo alto, beneficio alto

"Es normal que la gente se ponga nerviosa", dijo luego el técnico en tono diplomático, esquivando avivar el fuego de un club que anda dejándose rastros de su identidad. «¿Los pitos del Camp Nou? Es producto de los nervios", luego quiso Setién disculpar al público para no entrar en más polémicas. "Ves las dificultades para salir con claridad y es, por lo tanto, normal que la gente se ponga nerviosa. Hasta yo mismo me pongo nervioso", confesó después escogiendo con sumo tacto todas las palabras que empleaba en este envenenado y peligroso debate.

"Tratamos de controlar el juego desde atrás y Marc es extraordinario para eso" (Setién)

Nadie le había avisado a Setién que tener y cuidar el balón iba a ser un delito. Nadie le había advertido de que mimar la pelota sería visto como una traición cuando, en realidad, es lo que ha hecho realmente grande a este Barça de la época contemporánea, que ha tenido el hilo conductor de Messi a través de una idea original de JC: Johan Cruyff. Nadie le informó de que el soci ha cambiado de mentalidad y ahora ve como un peligro lo que antes era una bendición.

"Es nuestra seña de identidad", recalcó Setién. Pueden pitar cada día a Ter Stegen, pero a él no le quemará el balón. Pueden renegar de Setién, pero él defenderá su idea con convicción, aunque le arrastre a la perdición. «Tratamos de controlar el juego desde atrás y Marc es extraordinario para eso. El riesgo es alto, pero el beneficio es alto». Palabra de creyente.