CRUDO INVIERNO

De Arabia a San Mamés, días de caos

Leo Messi volvió a vivir y experimentar, en San Mamés, otra desesperante noche

Leo Messi volvió a vivir y experimentar, en San Mamés, otra desesperante noche / periodico

Marcos López

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Messi se echó las manos a la cabeza. Quería esconderse, desaparecer bajo el subsuelo de San Mamés tras fallar una ocasión que Messi no falla. Pero no podía, víctima el astro del crudo invierno que ha sacudido las estructuras del Barça que ha perdido dos títulos (Supercopa de España y Copa del Rey) en menos de un mes. Coincidiendo ambas caídas con los mejores partidos de Valverde (fue despedido tras brillar ante el Atlético desatando una sucesión caótica) y de Setién (jugó mejor en San Mamés).

El club, y el presidente Josep María Bartomeu, están, de nuevo, en manos del equipo. Y el equipo no sale de esa crisis que inicialmente fue deportiva, pero terminó siendo institucional porque el horizonte de las elecciones, fijadas para el 2021, puede verse alterado. De Yeda a Bilbao viaja el Barça en pleno proceso autodestructivo, que ha afectado las arterias esenciales.

"Ya nos tiran bastante mierda desde fuera para que también lo hagamos nosotros" (Jordi Alba)

"Ya nos tiran bastante mierda desde fuera para que también lo hagamos nosotros", clamó Jordi Alba en clara referencia a Eric Abidal, el secretario técnico, que desató un incendió aún no resuelto, tras acusar a la plantilla de instigar el despido de Valverde, el origen de todos los problemas.

Los jugadores se resisten

Incendio controlado por la desesperada tarea diplomática de Bartomeu, que mantiene al ejecutivo, pero sin el poder de antes, y calmó a un furibundo Messi, a quien la pelota tampoco le obedece como antes. Nada es igual ya en el Camp Nou. En apenas tres semanas, se han removido, y para mal, los cimientos de un equipo que camina, tras más de 10 años sosteniéndose en la cima, hacia su final.

La plantilla detectó una tenue luz de esperanza, pese a la cruel eliminación copera

Pero los jugadores se resisten. E incluso tras la cruel eliminación copera en San Mamés (Williams fue el Aduriz invernal), han detectado una luz de esperanza. Luz tenue en interminables días de oscuridad donde cada mala noticia (se lesionó gravemente Luis Suárez) es superada, y de forma inmediata, por otra mucho peor.

El club dejó pasar el mercado de invierno y no halló sustituto. Se confiaba en el fichaje Dembélé, pero volvió a romperse y de tal manera que el martes estará sentado en la camilla de un quirófano en un hospital finlandés.

Apelar a la unidad

Incluso jugadores indiscutibles, que sostenían al Barça de Valverde en las áreas, caen presos del clima de nerviosismo que inunda al vestuario. Ter Stegen cometió errores inusuales en Bilbao, mientras Messi lleva dos partidos consecutivos fuera del Camp Nou (Valencia y Athletic) sin ver portería. El problema es que el Barça ha perdido mucha contundencia ofensiva.

Tras la tormenta Abidal, el equipo apareció comprometido y solidario en la Copa, acercándose a la mejor versión en la breve etapa de Setién (solo seis partidos), pero ni así le sirvió para llegar a las semifinales. Nadie se escondió. Y las vacas sagradas, menos aún, conscientes de que era una noche para reinvidicarse con el balón.

"Tirarnos ahora las cosas a la cara no ayuda" (Piqué)

"No es el momento de sacar los trapos sucios, el vestuario está unido. Tirarnos las cosas a la cara ahora no ayuda", contó Piqué, recordando que "pese a la derrota esto es el primer paso". Esa es la luz que descubrió el vestuario. Y Setién. "El equipo dio una buena imagen, nos faltó acierto. Pero esto llegará", afirmó después el técnico.

El equipo ha perdido gol tras la grave lesión de Suárez: suma 10 tantos en los 6 partidos con Setién, pero cinco fueron al Leganés

Genera el Barça, pero no tiene puntería: 10 goles en seis partidos, pero cinco de ellos al Leganés revelan lo dura que es la vida sin Suárez. Y se muestra, además, tierno en la casa de Ter Stegen, al que con nada hacen mucho daño: Maxi Gómez, en dos ocasiones, y Williams tienen en común que sus goles llegan en los minutos finales cuando el cansancio despista al Barça.

A Setién, el único que intenta trasladar un mensaje positivo en un club depresivo, libre como está de cualquier contaminación del entorno, tampoco le ayudan. El club no le dio el delantero que necesitaba y ahora lo busca de forma desesperada tras la rotura muscular de Dembélé. Así, con lo puesto, y rezando para que no se lesione nadie más, viaja a Sevilla con solo 14 jugadores del primer equipo debido a las lesiones de Suárez, Dembélé y Neto, además de la sanción de Piqué.