La actualidad azulgrana

Abidal, en el alambre

El fracaso de las gestiones para reforzar al equipo con un delantero en el mercado de invierno deja muy señalado al secretario técnico

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zentauroepp52085785 presentacion neto foto valenti enrich200201211441 / VALENTÍ ENRICH

Rafael Tapounet

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Cuando el pasado 12 de enero Luis Suárez pasó por el quirófano y su baja prevista de cuatro semanas se convirtió en una larga ausencia de cuatro meses que obligaba, al menos, a estudiar la incorporación de un refuerzo para la delantera en el mercado de invierno, la frase que más se repetía desde las oficinas del club a quienes preguntaban por los planes de la dirección deportiva era "Abidal tiene los deberes hechos". Esa era la versión oficial: la secretaría técnica disponía de una lista de delanteros (se habló hasta de una decena) que encajaban en el perfil deseado si finalmente el Barça se animaba a abordar la operación. Pero antes de tomar esa decisión, se advertía, había que consultar al nuevo técnico.

Quique Setién firmó su contrato el 14 de enero. Para entonces, el club ya había cerrado la cesión de Carles Aleñà al Betis, así que ahí el entrenador cántabro no tuvo ni arte ni parte. También en esos días se trabajaba en la cesión de Jean Clair Todibo al Schalke 04, con una opción de compra de 25 millones, una operación deportivamente más dudosa por cuanto dejaba una plantilla con solo tres centrales en manos de un técnico que, a diferencia de Valverde, sí utiliza a menudo la defensa de tres centrales.

Por lo que respecta al delantero, Setién, con la prudencia que le requería su condición de recién llegado, se pronunció a favor de buscar un refuerzo. Y lo hizo no solo en privado, en las reuniones con los responsables del área deportiva, sino también en público. "Sería interesante que pudiera venir un jugador", declaró a la prensa antes del duelo copero con el Leganés. Ya sabía entonces que Carles Pérez tenía las maletas hechas para irse a la Roma (otra cesión, esta con opción de compra obligatoria por 11 millones), un exilio que se decidió, de nuevo, en los despachos. "A mí me preguntaron mi opinión y yo la di", se limitó a comentar el entrenador.

Rodrigo, única opción

Llegados a ese punto, a aquellos "deberes" de Abidal se los había comido el perro. Después de descartar, por unas u otras razones, a jugadores con buen cartel que acabaron siendo fichados por otros clubs a precios competitivos (Haaland al Dortmund por 21 millones, Dani Olmo al Lepizig por 30 millones…), y mientras un montón de agentes utilizaban a la prensa para airear el supuesto interés del Barça en sus representados (Tadic, William José, Ben Yedder, Fernando Llorente, Aubameyang, Willian…), todos los esfuerzos de la secretaría técnica se orientaron a lograr la incorporación de Rodrigo, en una operación que ni generaba consenso en el club ni resultaba económicamente viable.

No hubo más proyecto deportivo que intentar fichar al delantero hispanobrasileño del Valencia, y ni por esas. El fracaso de la gestión deja muy señalado a Abidal, que ya apareció en la comprometedora foto de otro gran fiasco: el del viaje a Doha para convencer, sin éxito, a Xavi Hernández de aceptar el banquillo. Defenestrados en los últimos meses el vicepresidente deportivo (Jordi Mestre), el mánager general (Pep Segura) y el entrenador (Ernesto Valverde), el secretario técnico aparece ahora como el primero en la lista de fusibles del presidente Bartomeu. Se acercan días agitados en el área deportiva azulgrana.