CUARTO BALÓN DE ORO

Oshoala, la pionera africana

Asisat Oshoala posa para EL PERIÓDICO en Sant Joan Despí.

Asisat Oshoala posa para EL PERIÓDICO en Sant Joan Despí. / periodico

Marcos López

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Vive sola en Barcelona. También vivía sola en China, la penúltima etapa de su larga carrera por medio mundo persiguiendo un balón de fútbol. Sola estaba en Liverpool y Londres, incluso en Nigeria, su país. Aunque, en realidad, lleva casi una década siendo acompañada por miles y miles de mujeres que ven en Asisat Oshoala algo más que una simple delantera.

Una maravillosa delantera, predestinada desde hace más de un lustro a ser de las mejores. Tiene un juego rápido, eléctrico, espectacular, impredecible. Pero ella, a sus 25 años, y tras recibir la corona del Balón de Oro africana (es la cuarta tras las del 2014, 2016, y 2017), sabe que juega mucho más que un simple partido de fútbol.

Mira una foto de St Judes, el campo de tierra donde empezó a construir su historia, y se le iluminan los ojos. Vestida con ropa de entrenamiento, justo minutos antes de empezar la última sesión del Barça femenino que se enfrenta al Tacón esta tarde en la ciudad deportiva de Valdebebas (16. 30 horas), se toma su tiempo para repasar su hoja de ruta.

África, Europa, Asia, Europa...

Ha jugado en dos clubs de su país (FC Robo de Lagos y Rivers Angels de Port Harcour, allí empezó a vivir sola), luego se marchó a Inglaterra (Liverpool y Arsenal), después a China (Dashian Quanjin) y no hace ni un año que despliega su enorme talento vestida de azulgrana. Llegó el 31 de enero del 2019 y ha marcado 21 goles en 29 partidos dejando además su huella en la final de la Champions con su tanto, el primero de una africana.

"Allí empezó todo. En ese campo. Sí, sí, es como si fuera mi Camp Nou. Juego siempre como si estuviera en ese campo"

"Allí empezó todo. Sí, sí, es como si fuera mi Camp Nou", cuenta a este diario apoyada en una de las paredes de una solitaria ciudad deportiva en un viernes frío y gris. "Me gusta que cuando ahora vayan a entrenar a ese campo vean ese mural con la inscripción ‘No cambies tu sueño, cambia el mundo’. Eso les permitirá sentirse motivadas para seguir peleando", dice Oshoala, quien disfruta con humildad de su corona.

"¡Presión? En absoluto. No siento la presión. Juego ahora como si estuviera en ese campo. Juego feliz", afirma una delantera que ya se ha emparentado con su compatriota Perpetua Nkwocha, la única que tenía cuatro distinciones como mejor jugadora de África (2004, 2005, 2010 y 2011).

"No era fácil jugar a fútbol en mi país. Ni a fútbol, ni a baloncesto ni a otros deportes. Muchas familias no quieren que sus hijas hagan deporte"  

A Oshoala se la esperaba desde que se supo en el Mundial sub-20 de Cánada hace cinco años que venía una estrella. No ha fallado, pese a tanta expectativa después de que la ahora azulgrana fuera elegida entonces como la mejor juvenil del mundo además de ser la máxima realizadora del torneo, con siete tantos (cuatro en la semifinal a Corea del Norte). Perdió Nigeria la final con Alemania (1-0), pero nació Asisat. 

"He jugado en África, he jugado en Europa, he jugado en China y ahora en el Barça donde estoy muy feliz. El viaje de mi vida es maravilloso", confiesa la futbolista, a quien sus padres (que tenían negocios de ropa y oro) no querían ver detrás de un balón.

"Ahora, con mi fundación, intento que esa situación mejore. Hablo con los padres y les animo a que dejen jugar a sus hijas" 

Pero ella, persuasiva como es, les planteó un pacto. O el fútbol o estudiaba Derecho. "Hablé con ellos y se lo planteé así. Era mi decisión. Al final, aceptaron porque querían que hiciera lo que me gustara. Mi madre no hablaba nada de fútbol antes. Ni sabía nada. Ahora reza mucho por mí y le encanta el fútbol", afirma con orgullo esa deportista que derrotó a una futura abogada.

Derrotar a los "malos momentos"

"No era fácil jugar a fútbol en mi país. Ni a fútbol, ni a baloncesto, ni a otros deportes. Muchas familias no quieren que sus hijas hagan deporte. Por eso, ahora intento ayudar con mi fundación para que esa situación mejore. Hablo con los padres y les animo a que dejen jugar a sus hijas", explica recordando esos "malos momentos" que tuvo que vivir.

"Que las niñas piensen ‘quiero ser como Asisat’ me hace trabajar cada vez más. Si quieres algo, ve a por ello sin miedo"

Convertida ahora, y tras un solitario viaje, en una verdadera referente. «Es bueno que las mujeres crean que pueden llegar. En Nigeria creían que no tenían ni la oportunidad de jugar en el extranjero», admite.

Pero ahora miran a Oshoala y todo cambia. "Si ven que tú puedes hacerlo, ellas también. Cuando juego en el campo, siempre me acuerdo de que hay muchas niñas detrás mío pensando: ‘Quiero ser como Asisat.’ Esto me hace hacer más, dar un esfuerzo extra. Debes trabajar duro".

Oshoala lanza un último mensaje antes de reencontrarse con su amado balón. "Nunca sabes lo que puede pasar mañana y cada oportunidad puede irse. Así que asegúrate de cogerla. Nunca abandones tus sueños. Si quieres algo, ve a por ello".