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VICTORIA SUFRIDA (1 - 2)

Ter Stegen y la fortuna sostienen al Barça en Praga

El equipo azulgrana sale vivo, y líder, de un partido en el que acabó atrincherado en su área ante el empuje del Slavia (1-2)

Ter Stegen volvió a salvar al FC Barcelona con una gran actuación

Ter Stegen volvió a salvar al FC Barcelona con una gran actuación / periodico

Rafael Tapounet / Praga

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Pocas ciudades europeas invitan tanto al paseo como Praga. En su visita a la capital del reino de Bohemia, el FC Barcelona tal vez pensó que iba a pasearse también por el césped del Eden Arena frente al Slavia, un equipo salido del cuarto bombo en el sorteo de la Liga de Campeones. Y un tempranísimo gol de Leo Messi pareció apuntar también en esa dirección. Menudo error. El equipo azulgrana, aferrado a una victoria por la mínima obtenida gracias a un gol de pura fortuna, acabó pidiendo la hora ante un rival dominador que aprovechó la levedad del juego barcelonista para volcarse sobre la portería de Ter Stegen (hasta 22 remates llegó a conectar) y convertir al alemán en el mejor jugador visitante.   

Instalado desde el pasado sábado en el liderato de la Liga, el Barça saltó al campo con el afán de confirmar la línea ascendente de las últimas semanas y extender su hegemonía al grupo F de la primera fase de la Champions. Contaba para ello con un once que tiene toda la pinta de ser el equipo de gala de la presente temporada. Y no tardó ni tres minutos en mandar en el marcador gracias a una combinación entre Messi y Arthur en el área local que el argentino transformó en su primer gol en esta Champions.

Resultaba hasta emocionante ver con qué valentía un punto suicida habían planteado el partido los jugadores del Slavia, dignos herederos de aquellos heroicos paracaidistas checos de la Operación Antropoide que acabaron masacrados en la cripta de la Iglesia de san Cirilo y san Metodio. Con la defensa plantada casi en el centro del campo y el apoyo indesmayable de los ultras de la Tribuna Sever, los checos salieron a intimidar al Barça y ni el gol en contra ni la terca realidad de la incuestionable superioridad azulgrana les hizo renunciar a su plan.

Ter Stegen salvador

Tanta audacia estuvo a punto de verse recompensada en el minuto 20, cuando una jugada mal defendida por la defensa del Barça acabó en un disparo franco de Zeleny que obligó a Ter Stegen a exhibir la mejor versión de sí mismo –la de Dortmund, la de la Champions- y sacar el balón con el pie mientras en el Eden Arena se cantaba el gol.

Para entonces los hombres de Valverde habían empezado a perder el hilo del encuentro. Sostenía el escritor praguense Franz Kafka que todos los errores humanos son fruto de la impaciencia, “de la interrupción prematura de lo metódico”. Al Barça le ocurría algo parecido. En lugar de manejar el partido con calma y autoridad a la espera de esa oportunidad que el arrojo de los checos sin duda acabaría brindando, los azulgranas renunciaron a la pausa y se empeñaron en explotar una y otra vez la conexión Messi-Suárez por el centro, una vía condenada de antemano porque el uruguayo está perseguido por la fatalidad cada vez que visita un campo europeo (21 partidos seguidos lleva sin marcar a domicilio en la Champions).

Con el juego descontrolado, se descosía el Barça y crecía el equipo ‘sesivany’ (los cosidos, en checo; con este apodo se conoce al Slavia), incisivo por las bandas y comandado con criterio por el valioso Thomas Soucek. Así las cosas, a nadie le extrañó demasiado que la primera mitad acabara en el área visitante, con dos nuevas intervenciones de Ter Stegen (la segunda, particularmente salvadora) y un disparo de Masopust que salió rozando el palo.

Falta de contundencia y sufrimiento

No cambió el panorama tras el descanso y los azulgranas lo pagaron encajando un gol (Boril, minuto 49) que retrató la falta de contundencia defensiva del Barça e hizo justicia al empuje de los locales. Bastante más inexplicable, por los méritos de unos y otros y por lo extraño de la jugada, fue el tanto que apenas ocho minutos después volvió a poner al Barça por delante en el marcador, en una falta lanzada por Messi que Suárez tocó casi en la misma línea de fondo y que Olayinka desvió a su propia portería.

A partir de ahí, los azulgranas intentaron volver al plan A, el de templar el juego en el centro del campo y aprovechar los espacios a la espalda de la defensa checa. Para ejecutarlo con todas sus consecuencias, Valverde hizo salir al campo al explosivo Dembélé en sustitución de un Griezmann de quien, sin forzar mucho el símil, podría decirse que pasó por el partido como el buen soldado Svejk por la primera guerra mundial: sin enterarse mucho de qué iba el asunto.

Pero ni la irrupción del francés ni las apariciones posteriores de Arturo Vidal y Rakitic sirvieron para serenar el juego del Barça, que se pasó los últimos minutos del encuentro atrincherado en su área tratando de contener el conmovedor arrebato ofensivo de los checos. Lo logró con más pena que gloria y se embolsó tres puntos que lo dejan como líder en solitario de su grupo. Un premio excesivo para tan poco fútbol. 

FICHA DEL PARTIDO

<strong>Slavia de Praga: </strong>1