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La defensa tira del Barça (2-1)

Los goles de Lenglet y Alba acercan el título de Liga a un equipo azulgrana con nostalgia de Champions

Jordi Alba en plena pugna por un balón ante Zaldua.

Jordi Alba en plena pugna por un balón ante Zaldua. / periodico

Rafael Tapounet

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Cuando acabas de bajar del Dragon Khan, la emoción sencilla y honesta que ofrece la noria de toda la vida puede parecer poquita cosa. Es lo que le ocurre al FC Barcelona, embarcado en la apasionante aventura de la Champions y obligado al mismo tiempo a afrontar los compromisos domésticos que le depara la Liga, una competición que psicológicamente se da por ganada desde la victoria frente al Atlético de Madrid de hace dos semanas pero en la que aún le toca remar. Como mínimo, un par de jornadas más.

El partido frente a la Real Sociedad, un equipo diezmado por las bajas y sin apenas objetivos a la vista, fue una buena prueba de ese contrapunto emocional. En una noche ventosa y desapacible, el Barça se mostró generoso en el esfuerzo pero corto de inspiración, extrañamente desconectado, y acabó llevándose los tres puntos con una faena de aliño rematada por dos defensas, Clément Lenglet Jordi Alba, algo insólito en un conjunto con la pareja de delanteros más letal de las grandes ligas europeas.

Decidido a quitarse las obligaciones de la competición liguera de encima cuanto antes, Ernesto Valverde otorgó al duelo la categoría de partido importante ya desde una convocatoria de la que no dejó fuera a ninguno de los futbolistas que cuentan. Ya en el campo, las principales noticias fueron la presencia de Arturo Vidal en la medular y el regreso a la titularidad de Ousmane Dembélé en detrimento de Philipe Coutinho, una decisión que cabe atribuir más a la necesidad de recuperar al francés que al deseo de castigar al brasileño por su innecesario gesto en el partido de Champions del martes (un gesto, por cierto, que el Camp Nou reprobó con una sonora pitada cuando Coutinho pisó el césped).

La puesta en escena del equipo local en el primer tramo resultó tan aseada como ineficaz. Intenso en la presión, el Barça recuperaba la pelota con cierta facilidad pero, condenado por la falta de precisión en los últimos metros, se veía incapaz de traducir el dominio en peligro. La impaciencia de Dembélé y de Vidal contrastaba con la introversión de Messi, que parecía tomarse su tiempo en intentar descubrir cómo meterle mano al cuadro blanquiazul.

Lenglet abre la lata

Con el paso de los minutos, la Real fue acomodándose en el partido y, alargando las posesiones en las zonas menos trascendentes del campo, logró anestesiar el juego ante la impotencia local. Y no solo eso, sino que se apuntó la ocasión más clara de todo el periodo en un doble remate, primero de Juanmi, que topó con un acertadísimo Ter Stegen, y después de Willian José, que disparó alto.   

Con el encuentro convertido en un mar en calma por cuya superficie, cosa rara, no acababa de asomar la aleta de Messi, las jugadas a balón parado se presentaban casi como la única vía para mover el marcador a favor de los locales. Y, en efecto, eso fue lo que ocurrió. Pero no, como se esperaba, en uno de los lanzamientos de falta de que dispuso el 10, sino en un córner botado por Dembélé ya al filo del descanso que Lenglet, ganando limpiamente la posición a Merino y Oyarzabal, remató a la red de forma tan académica como inapelable.

El 1-0 permitió a los azulgranas afrontar la segunda mitad con la intención clara de aprovechar el obligado paso adelante de la Real para matar el encuentro a la contra. A tal fin, Valverde retiró del césped a Arthur, poco dotado para manejar los partidos de ida y vuelta, y liberó a Rakitic con la incorporación de Busquets.    

Zarpazo sorpresa de la Real

El plan tenía todo el sentido, pero sufrió un golpe cuando, en una jugada que pilló por sorpresa a todo el Camp Nou, Merino se sacó de la chistera un estupendo pase al espacio que Juanmi, maniobrando a la espalda de Piqué, remató a gol desde el suelo. Lejos de descomponerse, el Barça respondió casi de inmediato en una trabajada jugada de ataque que acabó resolviendo Jordi Alba con un brillante disparo con su pierna menos hábil, la derecha, desde el vértice del área.

De ahí al final, ya no pasó mucho más (pitos a Coutinho al margen). Los azulgranas se llevaron la victoria y dejaron en seis puntos la renta que ahora necesitan para levantar el título. El alirón está a la vuelta de una esquina que Valverde quiere doblar lo antes posible. Pero el pensamiento de la hinchada, inevitablemente, se va a Liverpool, y no deben de ser pocos los aficionados que, cegados por el brillo de la Champions, suscribirían en estos momentos la frase por la que hoy se recuerda a Mark Viduka, aquel delantero australiano de origen croata que jugó un montón de temporadas en la Premier: “No me importaría perder todos los partidos siempre y cuando al final ganemos la Liga”. Claro que Viduka lo dijo a principios de curso y eso, hay que reconocerlo, aumentaba considerablemente la dificultad del reto.

Barcelona, 2 - Real Sociedad, 1

<strong>FC Barcelona: </strong>Ter Stegen (7); Semedo (6), Piqué (6), Lenglet (7), Jordi Alba (7); Vidal (6), Rakitic (6), Arthur (5); Messi (6), Suárez (6), Dembélé (5).