CON LA AYUDA DE SHAW

Suárez, el autor intelectual del gol

El delantero uruguayo siente suyo ese cabezazo que acabó desviando el defensa del United para triunfar, al fin, en Old Trafford

Suárez cabecea en la jugada del 0-1 tras centro de Messi.

Suárez cabecea en la jugada del 0-1 tras centro de Messi. / periodico

Marcos López

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El gol no es suyo. No es suyo sostiene la UEFA, la dueña de la Champions. Pero el autor intelectual de ese valioso tanto es, sin duda, Luis Suárez. Aunque se lo quiten porque la pelota antes de cruzar la línea de gol de David de Gea tocara en Luke Shaw. Desvió el defensa del United ese balón que se convirtió en todo un tesoro.

Era, en realidad, el primer remate a puerta del Barça. Y llevaba el sello de Luis Suárez, un nueve que se ha reencontrado en una semana pletórica, capaz de firmar tres tantos decisivos. Todos bien distintos. En nada se parece el milagroso zurdazo que empalmó contra el Villarreal. Tampoco se asemeja al imponente derechazo que se inventó al borde del área para demostrarle a Oblak que también es un portero terrenal.

No había recibido el meta del Atlético ni un gol desde fuera del área. Hasta que llegó Luis, el amigo y vecino de Leo. Del zurdazo al derechazo para terminar con el cabezazo que rasgó a la defensa del United. Todo en apenas siete días. 

El desvío del defensa

Dirá la UEFA, y con razón, que el gol no le pertenece al delantero uruguayo. Pero sabe él y sabe también Messi que si quiere reconquistar "la copa tan linda y deseada" necesita encontrarse con su compinche, su viejo compinche. De momento la conexión funciona, a pesar de que el nueve está siempre bajo sospecha.

No hay temporada en la que se dude de Suárez, pero él siempre acaba superando todas las sospechas

No hay temporada en que se dude de Suárez. Sea por su peso, siempre está gordo (ahora, en cambio, se le ve casi tan fino como si estuviera en el 2015), sea por su poca sutileza con el balón. Basta ver, por ejemplo, ese endiablado disparo que derribó a Oblak para terminar con tantos prejuicios. Pero siempre existirán.

No es suyo, que se lo quiten, pero lo festejó como si no existiera un mañana, consciente como es de que lleva más de tres años sin marcar fuera del Camp Nou en las competiciones europeas. Desde septiembre del 2015. Sucedió en Roma. Y ahora, como el gol es de Shaw y no suyo, esa estadística negra aumentará, pero cuando se abrazó a Messi lo celebró a lo grande. Tanto lo persiguió que no se lo iba a quitar ese ligero desvío del defensa del United.

La tensa espera del VAR

Fue, además, una jugada llena de suspense. Se celebró dos veces. A la primera porque el Barça había encontrado el botín que venía buscando desde hace años. Pero el juez de línea levantó su bandera frenando la alegría del uruguayo. Entendía el asistente que había posición ilegal, ya fuera del delantero uruguayo o del propio Messi en el inicio de la jugada.

El pase monumental de Busquets acabó siendo el prólogo de la asistencia de Messi a Suárez

Tras unos segundos de tensa espera, el VAR dictaminó que no había nada extraño en ese 0-1. Era correcto. Lo extraño si acaso era el monumental pase de Busquets, tal si fuera Xavi, para sortear la línea de cinco defensas ideada por Solskjaer. Si no se puede por abajo pensó Busi mejor hacerlo entonces por arriba.

Voló el balón con la velocidad adecuada para encontrarse en su camino a Messi. A partir de aquí, lo de siempre. Sin alzar la mirada, Leo ya sabía donde estaba Luis. Y Luis sabía lo que haría Leo. Es lo que tiene vivir siempre juntos. En el campo y, por supuesto, fuera.

Y sin mirarse

Eso es una auténtica bendición para el Barça. Sin mirarlo tramó Messi un centro que sorprendió a esa súperpoblada defensa inglesa. De nuevo iba la pelota por el aire, algo contracultural en el estilo azulgrana. Algo, sin embargo, que es pura cultura británica. A todo eso logró el equipo de Valverde sostenerse vivo en los minutos de tormenta que suelen sufrirse en Old Trafford. Ahí es donde esa figura casi más británica que uruguaya de Luis fue un suplicio para el United, que no sabía rodear ese cuerpo del delantero.

Esa figura más británica de Luis que uruguaya resultó esencial

Un cuerpo imprescindible para resistir después de que el Barcelona acabara quedándose con la pelota que tanto necesitaba. Luis entendió el partido como lo requería. Sinuoso en el desmarque, indetectable para Shaw y pesado, muy pesado para esa defensa que no sabía quitarle el balón. ¡Quién se atreve a decirle que el gol es de Shaw! Poco importa. Valverde resopló feliz; Piqué, también. «Tener a Luis con nosotros es acojonante»,  dijo el central. Tiene razón.