El Barça pone un pie en la semifinal con un triunfo para la historia

En Manchester, la meca del fútbol y la música pop, el FC Barcelona hizo historia aferrado al título de una canción de un grupo local que sonó por la megafonía de Old Trafford justo antes del partido: ‘I’m into something good’, de los Herman’s Hermits. Como el protagonista de la canción, el Barça está a las puertas de algo bueno. Muy bueno. La semifinal de la Champions League, nada menos. Y todo gracias a una victoria para los anales. Nunca antes habían ganado los azulgranas un partido en casa del Manchester United. El 0-1 final, sustentado en un autogol de Luke Shaw y en la imponente actuación de Gerard Piqué, que comparecía ante la que fue su afición convertido en uno de los mejores centrales del mundo, pone las cosas de cara a a los de Ernesto Valverde ante el partido de vuelta en el Camp Nou. Aunque mejor lo tenía el PSG en los octavos de final y la cosa acabó en tragedia.

‘I’m into something good’, decíamos. Pero para resumir el encuentro también nos valdrían títulos de otras canciones de bandas mancunianas como ‘Boredom’ (‘aburrimiento’), de los Buzzcocks; ‘Panic’ (no hace falta traducción), de los Smiths, o incluso ‘She’s lost control’ (‘ella perdió el control’), de los fundacionales Joy Division. Porque el Barça ganó esta vez sin dominar el encuentro y sin crear apenas ocasiones ante la portería defendida por David de Gea, entregándose a la solvencia de su zaga (Semedo merece mención especial) para mantener la renta mínima obtenida en una jugada aislada (‘Isolation’, esta también es de Joy Division).   

Semedo en la banda, Coutinho en ataque

Apostó Valverde por el mismo once que demolió al Tottenham en Wembley en el encuentro de la fase de grupos (2-4), un duelo que marcó un punto de inflexión en la temporada azulgrana y que asentó a Arthur como una pieza fundamental para gobernar los partidos desde el centro del campo. Como en aquella ocasión, fue Semedo el encargado de patrullar la banda derecha y Coutinho completó el trío de ataque. Enfrente, Solskjaer abrigó a su equipo con una defensa de tres centrales y dos laterales, confiando todo el protagonismo ofensivo a la intimidante pareja formada por el explosivo Marcus Rashford y el poderoso Romelu Lukaku.

De este modo, con el Barça adueñándose de la pelota y gestionándola con paciencia y el United apostado a verlas venir, la mitad del césped defendida por los ‘red devils’ no tardó mucho en poblarse más que los pubs de los aledaños de Old Trafford dos horas antes del partido (y  eso es estar muy poblado). Pero no por acumular gente atrás se mostraban más seguros los locales, y bastó que Messi, bien asistido por Busquets tras una larga jugada coral, decidiera poner una vez a prueba a la defensa mancuniana para que esta se abriera como las aguas del Mar Rojo al paso de Moisés y permitiera a Luis Suárez un remate de cabeza que Shaw desvió a la red. El VAR corrigió la decisión inicial del árbitro de invalidar el tanto y los azulgranas se vieron por delante en el marcador en el minuto 11.

Paso atrás de los azulgrana

Extrañamente, el gol desconcertó menos a los de Manchester que a los de Valverde, que tal vez no esperaban cobrar ventaja tan rápido  y dieron un paso atrás, lo que resultó una temeridad. Entre otras razones, porque Busquets tenía uno de esos días y propició con sus errores un par de llegadas del United que sirvieron para reanimar a la alicaída hinchada local y dar nueva vida al encuentro. Aun así, los planes de ataque del equipo de Solskjaer tenían la sofisticación de una cañería y se limitaban a cargar el área para esperar el centro. De hecho, en plena fase de dominio ‘red’ la ocasión más clara fue para Coutinho, a quien solo un pie milagroso de De Gea negó el gol en un remate muy franco.

Se suponía que la llegada del descanso resultaría balsámica para un Barça necesitado de pausa y control, pero la segunda mitad empezó como acabó la primera: con los locales empujando, un descomunal Piqué achicando balones, los centrocampistas azulgranas buscando la brújula, Messi inusualmente improductivo y Coutinho administrando la eutanasia a las escasas aproximaciones de su equipo al área de De Gea. Pintaba feo el panorama y Valverde trató de sacudir un poco el tablero dando entrada a Vidal y Sergi Roberto por Coutinho y Arthur. Los cambios sirvieron para dar algo más de vivacidad al juego y para engrosar la estadística de faltas cometidas (de la mano de un Vidal acelerado como suele), pero en el fútbol de los azulgranas el sol se había puesto ya hacía un buen rato y solo quedaba gestionar los minutos para sellar el triunfo. El primero a domicilio del Barça en una eliminatoria de Champions desde el 23 de febrero del 2016. Tal vez es que, en efecto, algo bueno está a punto de pasar.