TRES PARTIDOS, TRES GOLES

Messi, o la falta letal

La estrella del Barça firma otra racha perfecta consiguiendo tres tantos consecutivos al Villarrreal, Espanyol y Betis de lanzamiento directo

Messi lanza la falta que supuso el 4-3 al Villarreal.

Messi lanza la falta que supuso el 4-3 al Villarreal. / periodico

Marcos López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cada falta es un acontecimiento. Todos saben lo que va a hacer Leo Messi. O creen saberlo. Pero ninguno sabe descifrarlo. En los tres últimos partidos, tres faltas a Messi, tres goles de falta de Messi. Los tres distintos. No hay ninguno igual. Es un acontecimiento porque se organizan barreras numerosas (el Espanyol llegó a acumular nueve jugadores en esa penúltima muralla) o se inventan antídotos novedosos, pero todo resulta estéril.

Da igual porque Messi ha incorporado registros nuevos a un catálogo que empezó con pocas páginas y ahora tiene aspecto de libro enciclopédico. Tres partidos (Betis, Espanyol y Villarreal) y tres goles simbolizan otra racha perfecta. Apenas 16 tantos había logrado el astro argentino en las siete primera temporadas cuando Ronaldinho ya se marchó del Camp Nou. Heredó la responsabilidad del brasileño. No tenía entonces el oficio ni tampoco el arte que atesora en los cuatro últimos cursos.

"Esa falta parecía un penalti. Por eso, es el mejor del mundo. Se podía haber quedado en el banquillo" (Calleja, técnico del Villarreal)

Los genios también aprenden. No nacen enseñados, ni tan siquiera llamándose Messi

Los genios también aprenden. No nacen enseñados, ni llamándose Messi, capaz de escribir un amplio catálogo en el que se incluyen hasta tratados de física que intentan explicar lo que resulta realmente inexplicable.

Llega Leo al balcón del área, se detiene la pelota y el fútbol entra en una dimensión desconocida. No es nada novedoso que sea al propio Messi a quien le hagan la falta. Así sucedió en Sevilla, donde se ganó la unánime ovación del beticismo, luego en el Camp Nou en el derbi barcelonés y el pasado martes en Vila-real.

Cinco pasos y...

El ritual es siempre el mismo. Deposita con mimo el balón en el césped. Luego se aleja de él antes de reencontrarse con la pelota. Cinco pasos, cuerpo quebrado hasta el punto de cimbrearse como si se rompiera ya que todo el peso está descaradamente asentado en su inclinada pierna derecha. A su alrededor, se suceden, entretanto, pequeñas (y grandes) cosas que no alteran el mapa mental de su falta.

"Es el año de las faltas, pero esta no fue tan magistral como las otras dos que nos hizo en Cornellà" (Rubi, técnico del Espanyol)

Los defensas inventan acciones distintas para desactivarlo. A veces lo consiguen. Fue el caso, por ejemplo, de Álex Moreno, el lateral izquierdo del Rayo, quien abandonó la barrera de manera precipitada para irse a buscar el palo derecho de su portería. Llegó a tiempo de despejar con la cabeza el tiro de Leo. Esa contrafalta fue copiada por el Espanyol, pero Víctor Sánchez no estuvo tan diligente como el defensa rayista, entorpecido además en su panorama visual por Busquets.

Hay varias barreras: una es inmóvil, otra móvil y una tercera que es terrestre. Pero ni así se frena a Leo

Hay varias barreras. Una es inmóvil por mucho que salten sus integrantes. Hay otra móvil: es el defensa que baja a la portería, sea Álex Moreno o Víctor Sánchez. Y, por último, Messi ha provocado la aparición de barreras terrestres.

Así se vio esparramado a Mandi, el central del Betis, temiéndose que Leo colara, como hizo en su día con el Girona, la pelota por debajo. Esparramado también estaba Bacca, el delantero del Villarreal, asistiendo cómodamente tumbado, y desde la primera fila, al espectacular gol del astro argentino a Sergio Asenjo. 

¿Y no poner barrera?

"He llegado a pensar en no poner barrera, es una opción que he valorado", confesó el meta del Villarreal en una entrevista a TV-3 horas antes del partido, escaldado como estaba porque en el 2017 le había dejado petrificado Messi con un lanzamiento por su escuadra derecha. Solo tuvo tiempo entonces de girar su cabeza para ver la imparable y poderosa trayectoria del balón. El martes era prácticamente en el mismo sitio. Con idéntico resultado.

"Es un lujo haber coincidido con él viéndole jugar cada domingo" (Setién, técnico del Betis)

Tan solo existió un cambio. La falta del 2019 tocó violentamente el palo derecho de Asenjo; la falta del 2017, no. En el fondo, es la misma, pero con matices nuevos que sorprenden a idéntico portero. Ahí radica la grandeza de Messi a balón parado, algo que ha trabajado de forma cotidiana en los últimos años.

Cuando gira el tobillo

Cada gesto técnico de Messi en la falta es una lección. Esa carrera corta y pausada porque no desprende nada de crispación evoca el prólogo de la tormenta. La mirada anda fijada en el balón porque su radar ha detectado previamente el escenario, incluyendo las tres barreras. Solo después de conectar con el cuero alza la cabeza para observar el desenlace final.

Falta, sin embargo, el giro de tobillo que cambia todo el escenario. Un giro camaleónico porque invita a convertir el disparo en una falta a lo Panenka (Espanyol) o un latigazo como el que desnudó a Pau López (Betis) o Asenjo (Villarreal). "El golpeo de Messi es espectacular, solo está al alcance de él", comentó Aleñá, sorprendido como todos por ese repertorio sin fin que exhibe Leo. En los últimos cuatro años su eficacia ha triplicado los registros anteriores demostrando esa permanente reinvención.

"Hay psicosis y nerviosimo cuando Leo tira las faltas", dice Valverde 

En tres de esos cuatro cursos ha alcanzado la cifra de siete goles de falta directa. Está ahora a un solo tanto de su récord histórico después de haber alcanzado una asombrosa madurez. "Esa falta parecía un penalti", confesó Javi Calleja, el entrenador del Villarreal. No le falta razón. Cuando hay una falta al borde del área, Messi se siente casi más cómodo que cuando planta la pelota a 11 metros.

Camina feliz la estrella hacia un registro que le coloca en un pedestal inaccesible. En los últimos 25 años, solo Ronaldinho había marcado seis goles de falta directa en la Liga en una misma temporada (2006-07), según informó Mister Chip, la cuenta de Twitter especializada en datos estadísticos. Messi ya lo ha hecho dos veces en las dos últimas campañas: 2017-18 y 18-19. Camina feliz porque es un artista tirando faltas: 14 han volado a la escuadra derecha; 12 a la izquierda.