El Barça llega a la semifinal de la Champions femenina con facilidad

Siete minutos tardó el Barça femenino en poner el medio pie que le faltaba para llegar a la semifinal de la Champions. Siete minutos es lo que tardó Lieke Martens en marcar y dejar resuelta la eliminatoria con un parcial de 0-4 que obligaba a las noruegas del LSK Kvinner a anotar cinco goles. Algo que parecía inverosímil solo con recordar las diferencias que resaltaron en la ida.

El rival de la segunda semifinal de la historia (femenina) será el Bayern Múnich, que eliminó al Slavia Praga (5-1 más el 1-1 inicial). Los partidos se jugarán el 20 o el 21 de abril (ida), primero en Alemania, y el 27 o 28 de abril, la vuelta en Barcelona. ¿En el Camp Nou? Las chicas ya están entre los cuatro mejores equipos de Europa esperando a sus compañeros de Valverde.

Golpe definitivo

Tal vez porque comprobaron los inconvenientes que presentaría del duelo, las azulgranas salieron plenamente concienciadas para evitar sorpresas. Sabían desde el día anterior que jugarían en una tarde fría y sobre un patatal indigno, por muy severo que sea el invierno noruego, mucho más si la UEFA quiere dar vuelo a la Champions femenina y no exige terrenos en condiciones. La receta para gobernar un partido es conocida y simple, y solo exige determinación: querer el balón, lo que otorga el derecho a decidir.

Las chicas del Barça ni siquiera dieron tiempo a sus rivales a que pudieran insinuar un afán más o menos soñador para levantar el 3-0 del Miniestadi. Igual que en la ida, golpearon muy pronto. Solo una vez pero con efectos demoledores. Martens confirmó el acceso a la segunda semifinal azulgrana dos años después de la primera (2017). La delantera holandesa hizo lo que se esperaba de ella cuando fue fichada. Lo propio de una ganadora del Balón de Oro; que pusiera su firma en una jornada señalada. Debería haber más. Firmas y jornadas. Toni Duggan decidió la ida.

Había un plan

Ese gol acabó con el partido y la eliminatoria. La superioridad futbolística era la misma que la del marcador, y sería insalvable. Lo supo todo el mundo. El plan del Barça -el Kvinner no tenía, o no lo enseñó, o se lo guardó- había surtido efecto. Porque había plan para la ocasión.

Lluís Cortés alteró las líneas del equipo y redujo la nómina de defensas a tres, incrustando a Torrejón en el centro del campo e insertando a Andressa Alves (la única novedad respecto a la alineación del Mini) en la franja central para igualar a las cinco centrocampistas noruegas. Mucho más distorsionante fue la insólita combinación de la indumentaria, con la que comparecieron, con la camiseta azulgrana, los pantalones amarillos del segundo equipaje.

Brío renovado

Pasó lo que esperaba el Barça. Tuvo el balón, marcó la sentencia, y gestionó la tarde con tranquilidad. El equipo no perdió la atención, para evitar lesiones, pero sí la tensión para marcar más goles. No eran necesarios. Apenas hubo un par de intentos inofensivo. Ni eso hubo por parte noruega de tan endeble que era el equipo. Helada de frío, Sandra Paños se recreó con el balón las pocas veces que lo tocó.

El brío se renovó en el segundo tiempo con los cambios, y las estadísticas, finalmente, se decantaron. Cortés pudo practicar dos sustituciones en el intermedio y otra poco después.Natasha Andonova se mostró particularmente incisiva en el área y desde la esquina, lanzando córneres (11 sumó el Barça, 0 el Kvinner) diabólicos que sembraron pánico en las filas locales.