FEBRERO DE INEFICACIA

El Barça se ofusca con el gol

El equipo desciende a un triste 15% de porcentaje de acierto en el remate simbolizado en la frustración que angustia a Luis Suárez

Lopes, el portero del Olympique de Lyón, frena una ocasión de Messi.

Lopes, el portero del Olympique de Lyón, frena una ocasión de Messi. / periodico

Marcos López

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Tiene el Barça claramente detectado el problema. Es tan evidente que no lo puede ocultar. Es un problema evidente y, al mismo tiempo, inusual porque si algo caracterizaba al equipo azulgrana es su contundencia. Tiene, o tenía, la puntería suficiente para gobernar los partidos.

Tenía hasta que ha entrado en el febrero negro que le ha hecho ofuscarse porque no halla la solución a ese defecto estructural, que ha condicionado el rendimiento. Y todo retratado en la frustración que sacude a Luis Suárez, un delantero angustiado porque no se reconoce a sí mismo.

Lucha Suárez contra Suárez para ser, de nuevo, Suárez. Pero no encuentra el atajo para remediar tan mala racha. No está solo en esa batalla. Está arropado por todos. Desde Valverde ("me preocuparía si no generara ocasiones, igual se está reservando para los próximos partidos", ironizó el técnico) hasta la plantilla.

"Tenemos gente arriba de mucha calidad, seguro que se acabarán marcando goles" (Piqué)

Nadie quiere dejar solo al delantero uruguayo, el mejor nueve que ha entendido y ha conectado con Messi. Pero esa química se ha quebrado en el campo. Fuera continúa, eso sí, intacta. "Tenemos gente arriba de mucha calidad", proclamó Gerard Piqué, convencido de que "seguro que se acabarán marcando goles".

Cifras míseras

El equipo lo necesita. Y él estuvo al frente del Barça, liderándolo en ausencia de Leo tras su lesión en el codo. Ahora no está. Los azulgranas han marcado cuatro tantos, y dos de ellos fueron de penalti, en cinco partidos. Cifras míseras que ilustran la verdadera magnitud de la peor racha de ineficacia firmada por el Barça de Valverde. Peor incluso que la dibujada en octubre y noviembre del 2018 cuando anotó seis goles en cinco encuentros, incluyendo también dos empates a cero: Olympiakos y Juventus.

Suárez lucha contra Suárez para ser, de nuevo, Suárez. Pero sigue sin conseguirlo

Resulta obvio, solo hay que ver el lenguaje corporal de Suárez en los encuentros, que no es un problema de voluntad sino de puntería. "Cuando coges una mala racha como esta te puedes obsesionar un poco", argumentó Piqué. “Si algo ha demostrado Luis es que tiene muchísimo gol”, añadió el central. Lo tiene, pero no lo saca.

Se enreda tanto que exhibe su rostro más oscuro como se ha demostrado en las dos últimas horas de fútbol que ha jugado: 30 minutos con el Valladolid ("pudo hacer un hat trick", le defendió Valverde) y 90 contra el Lyón, prolongando aún más esa inexplicable racha que arrastra de no marcar lejos del Camp Nou en Europa. Desde septiembre del 2015 está seco. Tres años, cinco meses, 16 partidos de Champions… Una tortura, una condena.

El nueve no está bien. Y él lo sabe mejor que nadie. Pero el Barça de Valverde está construido sobre la eficacia del nueve. Así fue, por ejemplo, en el último gran equipo europeo, el que logró la Champions en el 2015, sostenido sobre un tridente tan brutal como irrepetible: Messi-Suárez-Neymar. Eso se terminó hace ya casi dos años, obligando a Valverde a diseñar una nueva estructura ofensiva pilotada, obviamente, por Messi.

Sin precisión final

Pero tampoco Leo anda nada fino, sobre todo después del susto que tuvo ante el Valencia con ese problema muscular. Otro de los factores principales que explican ese espectacular descenso en la productividad ofensiva siendo la estrella argentina como es el protagonista casi único de los goles del equipo.

El equipo entra en un terreno especialmente árido, incapaz de hallar respuestas ofensivas

Ha entrado en un terreno especialmente árido el Barça. Y Messi, también. Tres goles de los cuatro lleva su firma, aunque dos fueron desde el punto de penalti. El nueve titular está ofuscado y el suplente del nueve fichado en este mercado de invierno (Kevin-Prince Boateng) pasa de ser titular ante el Valladolid a ver el duelo europeo desde la grada.

El Barça, entretanto, ha realizado un curioso tránsito. Estuvo exultante en el plano goleador eliminando al Sevilla con un rotundo 6-1 en apenas 90 minutos. Y en los últimos 450 minutos solo lleva cuatro tantos. Es, en realidad, el viaje del productivo enero al deprimente febrero.

Es pasar, coincidiendo con esa lesión de Messi en la que no hubo ni siquiera parte médico, de un solvente 43% de acierto en el remate a un preocupante 15%, que ha provocado dos empates a cero en los tres últimos partidos, a pesar de que Valverde tenía a cinco delanteros en Lyón. Usó a cuatro, dejando, de nuevo, a Malcom en el banquillo, a quien su gol en el clásico copero en el Madrid no le ha servido tampoco para ganarse minutos.