EL ANÁLISIS TÁCTICO

El Barça anota un cero en puntería

El equipo azulgrana remató 25 veces a la portería del Olympique de Lyon, pero solo cinco entre los tres palos y ningún gol

Coutinho se lamenta de una ocasión perdida ante el Olympique.

Coutinho se lamenta de una ocasión perdida ante el Olympique. / periodico

Joan Domènech

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1. Sergi Roberto, el sexto interior

Estaba contento al comenzar y se marchó furioso. Contento por volver a jugar de interior derecho (su posición natural) por cuarta vez y furioso, por ser sustituido y con un fuerte golpe en la boca.

Sergi Roberto recuperó su antiguo puesto para ayudar a Semedo a contener a Mendy, el lateral zurdo del Olympique. Valverde le prefirió a él antes que a Rakitic (jugó en la izquierda), Aleñá y Vidal, que junto a los lesionados Arthur y Rafinha, han sido los seis interiores derechos utilizados.

2. Posesión, remate y falta de precisión

Trece disparos en el primer tiempo dan a entender que el Barça sometió alOlympique a un pimpampúm. En trece partidos esta temporada no llegó a completar esos 13 intentos en los 90 minutos. La posesión en esa fase inicial no  estuvo tan desequilibrada (54% a 46%) como para explicar la gran cantidad de ocasiones, pero sí se notó mayor determinación del equipo en marcar, consciente del valor que tenía anotar en campo contrario.

Posesión y remate, pero muy mala puntería azulgrana, que solo conectó 2 de esos 13 primeros disparos entre los tres palos: uno de Suárez y otro de Dembélé. El Olympique solo pudo probar suerte cuatro veces en el primer tiempo, con el mismo acierto que los forasteros: dos a portería. Ter Stegen los neutralizó con dos excelentes intervenciones.

La tendencia no cambió en absoluto tras el descanso. El Barça dominó más (63% de posesión) y acabó con 25 remates (12 en el segundo periodo) sin mejorar sustancialmente la precisión en el tiro: hubo tres bien conectados. El Olympique desapareció: solo chutó Depay una vez fuera.

3. Fórmula repetitiva para atajar la mala racha

Seguramente el Barça habría podido jugar varias horas más en Lyon y seguiría sin marcar. No tuvo su día el ataque azulgrana, que quiso acabar todas las jugadas, como si supiera que el portero Lopes es uno de los puntos débiles del rival o para evitar los contrataques del Olympique.

Messi aglutinó todas las acciones, y la repetitiva fórmula del Barça provocó que sus intentos fueran cada vez más previsibles. Los ataques se condujeron siempre por el centro, Alba solo buscó a Messi y Suárez no pudo sacudirse la mala racha que le impide marcar fuera de casa en la Champions desde septiembre del 2015. El Barça no gana una eliminatoria fuera de casa desde febrero del 2016 (0-2 al Arsenal, en la misma temporada) y sumó el sexto encuentro sin victoria.

Al uruguayo se le ha apagado la luz. Como al equipo, que solo ha marcado un gol y de penalti (Messi al Valladolid) en los últimos tres encuentros, fase en la que ha sumado dos empates a nada. Pero Valverde le mantuvo en el campo los 90 minutos. No podía cambiarle por Boateng, su sustituto, porque le había enviado a la grada. Los recursos del técnico se rigieron por el pragmatismo y la tradición: relevó a Dembélé por Coutinho y a Sergi Roberto para dar entrada a Arturo Vidal