CONTINUIDAD EN EL BANQUILLO

Valverde, el entrenador adulto

El Barça y el entrenador cierran en apenas tres semanas una renovación deseada tanto por la directiva como por el vestuario

Ernesto Valverde, en la sala de prensa del Barça.

Ernesto Valverde, en la sala de prensa del Barça. / periodico

Albert Guasch

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Cada vez en que se le preguntaba por Ernesto Valverde, el presidente Josep Maria Bartomeu expresaba una tranquila confianza en su continuidad. Como si ello dependiera más de la voluntad del técnico que del club. Convencido de que derogar la actual legislatura técnica no era aconsejable ni justificado, aplanó el camino a través de unas primeras conversaciones informales hace unas tres semanas. Primero con el propio entrenador y después con Iñaki Ibáñez, su agente.

Nada de lo que venía oyendo le hacía temer por un abrupto final de etapa. Existe 'feeling' entre ambos, "buena sintonía" en palabras de Valverde, una conexión fácil, natural y fluida, unidos quizá por la tendencia de los dos, más en el caso del entrenador, a relativizar el estruendoso ruido que genera el fútbol y la actualidad del Barça en particular. 

El técnico se mudó hace un par de meses de domicilio en la ciudad, indicador de su voluntad de seguir

Ninguna señal resultaba tan reveladora de las ganas de seguir de Valverde como la mudanza emprendida hace un par de meses. Abandonó el piso que alquilaba al exfutbolista azulgrana Deco, en la zona alta del apartado barrio de la Mercé, frente a colegios internacionales y el paisaje abierto de la ciudad, y se desplazó al centro, con los comercios urbanos más a mano. Evidenciaba una voluntad clara de no marcharse.

Buen trato

Con la mudanza puede que pierda en vistas, pero gana en proximidad, lo cual resulta tentador de convertir en metáfora de su situación actual en la entidad. Valverde destaca por su cercanía no solo con el aparato directivo y la dirección deportiva, sino sobre todo con el vestuario, esa delicada área que pisada de forma tosca puede explosionar, como si ocultara minas antipersona, y causar desperfectos en todas las estancias del club.

"Ser entrenador del Barça desgasta mucho, pero a Ernesto lo veo más relajado este año que el pasado, que estaba más serio. Su trabajo es excelente, ha conseguido unidad. Es la persona adecuada para incorporar a los jóvenes, para hacer esa transición", destacó hace poco Bartomeu en la cadena Cope. En esa línea se expresó tras la firma de la renovación. "Garantizamos la continuidad de un entrenador y de una persona que representa de una manera excelente los valores del FC Barcelona".

El tono adecuado

Posiblemente la cúpula de la directiva azulgrana valora en Valverde lo mismo que la plantilla: la aproximación adulta y sensata a los vaivenes del día a día, la forma calmada de encarar los conflictos, su inclinación natural a apagar y no atizar fuegos. Hay un contraste, en este sentido, con el anterior entrenador (Luis Enrique), más temperamental y más dado al portazo, literal o figurado, como forma de relación y de cerrar un debate.

El club premia al preparador con una ligera mejora de su salario, aunque no ha sido un factor esencial en la continuidad

Agradece esta desdramatización la directiva y por supuesto la plantilla, también más adulta, menos predispuesta a estas alturas a aceptar una convivencia tensa o crispada. Valverde, se señala desde el club, sabe mandar con el tono adecuado, imponer respeto sin sobreactuar, exigir sin histrionismos innecesarios.

Es fácil entender en este sentido la complicidad que se ha ganado de los pesos pesados del equipo y en especial de Leo Messi, a quien ha sabido convencer como ningún otro de la necesidad de dosificarse. Se considera desde el club que su naturaleza pausada y cerebral resulta óptima para Messi en esta etapa de su carrera que avanza por la treintena. 

La estabilidad del club

Con la prolongación de su contrato Valverde obtendrá una mejora de sus emolumentos, pero no será muy  sustancial. Las rápidas negociaciones evidencian la ausencia de exigencias económicas por parte del entrenador. En ello tampoco es convencional. No constan que haya reclamado ningún otro tipo de condiciones colaterales. Valora estar a gusto, como él mismo subrayó en su comparecencia de prensa antes del partido ante el Valladolid.

La directiva barcelonista ha apreciado la decisión del entrenador de no prolongar el suspense sobre su renovación, por una temporada más y otra opcional, en particular ante la recta determinante de partidos que se avecinan. "El exceso de ruido genera inestabilidad", dijo el entrenador. "Pensando en la estabilidad del club y del equipo, decidimos que ahora era un buen momento", remarcó.

Sobre el talante

Si se cumplen los plazos, incluido el optativo, Valverde continuará en el banquillo hasta el 2021. Justo el año en que concluye el ciclo de Bartomeu en el palco del Camp Nou. Y también cuando expira el gigantesco contrato de Messi. 

Se diría que la satisfacción en el vestuario y en la directiva -el presidente siempre ha negado que llegara a existir una mala relación entre ellos, como se difundió el año pasado tras la debacle de Roma- no coincide plenamente con todo el entorno azulgrana, al menos aquel crítico con el ritmo de juego del equipo y con la limitada presencia de futbolistas de la cantera. No genera las entusiastas adhesiones populares de anteriores entrenadores, pero las voces críticas son templadas, de gesto torcido más que de protesta.

Es el mismo gesto que mostró Valverde cuando se le preguntó si se sentía valorado por los aficionados. "Supongo que sí", dijo con ese aire despreocupado con que relativiza "las cosas que aquí parecen más importantes de lo que en realidad son". Una frase típica de su talante. Como el que mostró el jueves ante Òscar Camps, de Open Arms, al escuchar un relato sobre el drama de los refugiados y las dificultades de su rescate en alta mar.  "Quizá el fútbol no es tan importante, ¿no?".