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VISITA A SAN MAMÉS

Ter Stegen aguanta al Barça (0-0)

La enorme actuación del meta alemán salva el empate ante el Athletic

Espectacular remate de chilena de Raúl García ante Sergio Busquets.

Espectacular remate de chilena de Raúl García ante Sergio Busquets. / periodico

Joan Domènech

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Un punto sacó el Barça de San Mamés. Un punto que es una fortuna, en verdad, gracias a las prodigiosas manos de Ter Stegen, que aguantaron el cero del marcador. Aguantaron al equipo, demasiado cansado para poder ganar y que puede aplaudir el empate porque su portero evitó varios goles del Athletic.

Después de 23 años (1996), Athletic y Barça volvieron a empatar a cero y esa teórica mala noticia para los azulgranas puede considerarse buena. A punto estuvieron de marcharse de vacío. Anduvieron más cerca de la derrota que de la victoria. Intervino más Ter Stegen en su área que Messi en la otra, y ahí radicó la explicación. No estuvo fino el goleador pero estuvo pletórico el portero.

El Barça llegó al final de la cuesta de enero con la lengua fuera y lo prueba los tres empates consecutivos cosechados (Valencia, Madrid y Athletic). La ventaja de diez puntos sobre el Madrid se ha reducido a seis. En el 11º partido en 35 días, tras cinco semanas con dos sesiones semanales, el equipo parecía pensar más en unas vacaciones que en coronar el brutal esfuerzo con la última muestra de poderío. Se encontró un rival fresco que ha mirado la Copa por la tele. Para corroborar el cambio del panorama en la Liga, quedó demostrado que el VAR salva a los árbitros en todo lo que puede. O en todo lo que se dejan salvar. Del Cerro estuvo calamitoso.

Un tormento, como en los viejos tiempos, fue el nuevo San Mamés. El campo no impone. Impone el Athletic cuando está fino, cuando está lucido, cuando se siente fuerte, algo que no sucede a menudo ante el Barça. El equipo ha cogido carrerilla con Garitano y no se acomplejó frente al líder, pese a que tenía motivos después de haber perdido nueve de los últimos diez enfrentamientos.

Valverde no reservó a nadie

Igual el Athletic se sintió poderoso al detectar signos de flaqueza de su rival, a pesar de que Valverde alineó al once más titular posible, sin reservar a nadie: exprimió a los fijos en el último partido de la dura serie. El salvavidas fue el que menos ha corrido: Ter Stegen.

El Barça cojeó por la banda izquierda. Sobre todo. No porque abandonara esa banda, sino porque acusó demasiado la ausencia de los habitantes habituales. La composición Semedo-Vidal-Coutinho fue tan novedosa y tan extraña que Valverde retiró al chileno de la zona y metió a Rakitic, y luego sustituyó a Coutinho. De los tres, solo carburó Semedo, el más inexperto y quien podía asentirse más incómodo. Sergi Roberto disfrutó del privilegio de quedarse en la derecha.

Pero, claro, Semedo no es Alba. No tiene la seguridad de este para pasarse medio partido en la mitad de campo ajena. Tampoco era el día. Lo que sí hizo fue espabilar a Sergi Roberto al ver el arrojo de su compañero y a Coutinho, lánguido como en las últimas semanas. No podía esperarse que reaccionara en San Mamés, una plaza de pie fuerte, aunque lejos de ser aquella Corea que denunció Schuster en su época por las patadas que se repartían.

Semedo se estiró un par de veces, pero Messi no reconfiguró el radar para detectarle. Tenía ante sí demasiados obstáculos, demasiadas interferencias: los ocho rivales en modo defensivo –el Athletic defendió con más hombres y fio el ataque a Williams y el balón parado– sin otear ninguna camiseta amarilla con la que combinar: Semedo llegaba tarde, Suárez estaba rodeado, Coutinho andaba lejos y Vidal aparecía y desaparecía por espacios en los que no debería estar.

La entrada de Dembélé, tardía

Menos cansado que el Athletic tras el primer tiempo pero más herido en su orgullo, el Barça se ordenó en el campo. Con el balón, por supuesto, que es la brújula particular de los azulgranas. Garitano puso el músculo de San José para seguir defendiendo y la velocidad de Muniain para el contrataque y Valverde apostó por la clarividencia de Aleñá en lugar de Vidal.

Una reacción tardía. Más tardía fue la de Dembélé por un Coutinho que pedía a gritos el relevo. No tuvo tiempo de coger el aire al partido, a diferencia de Muniain, que con su amigo Williams se pusieron a correr hasta que Ter Stegen les paró. 

Athletic, 0 - Barcelona, 0

<span style="font-size: 1.6rem; line-height: 2.6rem;"><strong>Athletic: </strong>Herrerín (8); De Marcos (6), Yeray (7), I. Martínez (7), Balenziaga (6); Dani García (5), Beñat (5); Susaeta (6), Raúl García (5), Yuri (5); Williams (8).</span>