EL ANÁLISIS TÁCTICO

Las claves tácticas del Espanyol-Barça: La sabia orquesta del '10'

El genio argentino dirige la tormenta ofensiva que aplasta al equipo de Rubi

Messi celebra uno de sus goles de falta al Espanyol en el derbi de Cornellà.

Messi celebra uno de sus goles de falta al Espanyol en el derbi de Cornellà. / periodico

Marcos López

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1.- El 10 dirige; el ‘9’ pelea; el ’11’ remata

No se recuerdan precedentes de una primera parte así de contundente. Así de deslumbrante para el Barcelona porque Valverde, que había enviado a Coutinho al banquillo, recuperó la figura del nueve con el retorno de Luis Suárez al once inicial. Escoltado el uruguayo, que no dejó de incordiar a la débil defensa del Espanyol, por Messi en el flanco derecho, aunque era mentira, y Dembélé en el costado izquierdo.

Era mentira que Leo ejerciera de falso extremo porque se movió por todo el frente de ataque con una autoridad dictatorial sobre el juego, dejando registros inéditos de su juego. Recursos que no se le habían visto como en la acción del 0-1, una falta monumental, prólogo de una jugada maravillosa. Ofreció el 10 un increíble catálogo de regates en la frontal del área perica, cayéndose en un par de ocasiones, antes de detectar a Dembélé.

Tan soberbia acción merecía otro soberbio gol, el 0-2 de Ousmane. La orquesta, sabia orquesta del ataque del Barcelona, completó 45 minutos impecables con el 0-3 de Suárez, que retrató, de nuevo, la debilidad defensiva del tierno equipo de Rubi.

2.. El equilibrio y la solvencia del ‘nuevo’ Rakitic

Sin Arthur, que anda aún lesionado sin haberse recuperado de sus molestias musculares, Valverde repitió el centro del campo que ya empieza a ser habitual. O sea, Busquets, Rakitic y Arturo Vidal. Pero con papeles intercambiados porque el croata asumió el rol de volante izquierdo. En realidad, estaba jugando prácticamente en paralelo a Busi para garantizar la solvencia defensiva.

Ejerció Iván de volante zurdo jugando casi en paralelo con Busquets tejiendo una red de seguridad

Era, por lo tanto, el chileno quien estiraba la presión para intimidar a un Espanyol que salió atemorizado al derbi. No solo tenía el Barça la red de seguridad tejida por Busquets y Rakitic sino que, al mismo tiempo, le permitía llegar incluso al área de Diego López. Suyo fue un cabezazo en la frontal del área pequeña, suyo fue el control que exhibió el equipo azulgrana en el centro del campo.

Habitualmente, el croata ejerce el papel de volante derecho para equilibrar al Barça por ese flanco. En el derbi, sin embargo, se movió por el costado izquierdo protegiendo las internadas de Jordi Alba, que no subió tanto como de costumbre. Entre la presión de Arturo Vidal y el gobierno de Rakitic, Busquets vivió mucho más tranquilo.

3.- El Espanyol se desfiguró desde la pizarra

3.- El Espanyol se desfiguró desde la pizarra

Cambió de plan Rubi. Y le salió mal. Cambió de plan el técnico del Espanyol porque abandonó el 4-3-3 y planeó empezar el derbi con un 4-4-2, teniendo a Víctor Sánchez como motor de presión para desactivar al Barça. Pero no lo consiguió porque su equipo quedó desfigurado desde la pizarra, a pesar de que en el primer cuarto de hora no había sufrido mucho. Lo peor estaba por llegar. No le bastó con tener a cuatro centrocampistas: Darder, Marc Roca, Hernán Pérez, más pendiente de frenar a Jordi Alba que de atacarle, y Melendo, demasiado retrasado.

Ni siquiera le fue bien al Espanyol replegarse cerca de Diego López porque no tuvo armas suficientes para descubrir la tormenta Messi que se le venía encima. Llegaba tarde a los balones divididos, no cerraba los espacios y Rubi, que venía dañado por tres derrotas consecutivas, no encontró alternativas para gobernar el partido. Tampoco estuvo resolutivo en acciones a balón parado. Quedó tan desfigurado desde la pizarra el planteamiento perico que luego no pudo reaccionar. No tuvo el balón, no tuvo presencia en ataque, resultó previsible y, sobre todo, lo más dañiño. Perdió su identidad.