En Directo

CLASIFICADOS PARA OCTAVOS

Un gran Barça sufre un accidente en Milán

La falta de puntería castigó a los azulgranas que vieron perder la ventaja del gol de Malcom con la eficacia de Icardi, pero se cuela en los octavos de final

Malcom celebra el gol que ha marcado frente al Inter (1-1), el 6 de noviembre del 2018

Malcom celebra el gol que ha marcado frente al Inter (1-1), el 6 de noviembre del 2018 / periodico

Marcos López

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Malcom llegó y marcó. Pero Icardi, agazapado como estaba, aprovechó el único disparo a puerta del Inter para sellar un empate injusto. Pero el fútbol es un juego que no entiende de injusticias por muy bien que jugara, y que lo hizo, el Barça de Valverde. Fue otro gran Barça sin Leo, al que le faltó, eso es evidente, la puntería para sellar una soberbia noche europea. Apareció Icardi para empañar ese partido de los azulgranas, pero eso no oculta que la vida sin Messi ha sido mucho mejor, capaz incluso de colarse en octavos de final. Quedan dos encuentros, pero el Barcelona ya está donde debía estar en un grupo que era (y es) complejo y difícil.

De vez en cuando había que mirar a la grada para saber (o recordar) que Messi no jugaba. Se impuso la cautela de Valverde, que no quiso correr riesgos con el astro argentino. Cautela con el ‘10’, pero valentía en la puesta en escena del Barça, intimidando, con y sin balón, a un Inter que salió atrevido, pero acabó pidiendo la hora para irse al descanso con el 0-0 inicial. Se resguardaba no solo de la intensa lluvia que caía sobre el Giuseppe Meazza sino de la tormenta de fútbol azulgrana a la que no encontraba respuesta alguna.

Salió Valverde con un tridente poco habitual en el ataque, dejando a Rafinha en el banquillo. Apostó por la velocidad de Dembélé, convertido en extremo derecho, buscando siempre la conexión con Luis Suaréz, a quien no le importa asumir la responsabilidad cuando su amigo Leo está en la grada. Coutinho, en el flanco izquierdo, hacía de Coutinho. O sea, detalles interesantes, un disparo peligroso desde fuera del área, pero sin la continuidad y trascendencia que requiere el juego del Barça.

Dominio total

Estaba jugando bien, realmente bien, el equipo de Valverde, pero le faltaba el remate final a tan exquisito fútbol. Suárez estaba en todos sitios. Hasta seis remates firmó en los primeros 45 minutos. Era inevitable pensar lo que habría sido esa colección de buen juego teniendo a Messi en el campo. El Inter, que empezó presionando hasta en el área de Ter Stegen, se vio tan pronto superado, que apenas generó peligro.

El Barça, sin embargo, dominaba todos los registros del partido. Bueno, todos no. Dominaba el encuentro, lo gobernaba con la pelota, siendo un equipo reconocible a través del pase (Arthur dio otra lección de sentirse importante sin dar signo alguno de inquietud) y, sobre todo, enérgico en la presión. Ordenada, interiorizada y, especialmente, eficaz. El Inter se apagó pronto porque no tenía respuestas al partido que le había planteado Valverde, donde Dembélé, más allá de alguna tradicional pérdida, pero siempre más cerca de Handanovic que de Ter Stegen, ofreció también buenas soluciones

Insistencia sin premio

Suárez parecía el Suárez del Liverpool. O el de Uruguay. Él contra el mundo. Y casi se sale con la suya. La falta de acierto castigó a un equipo que honró el estilo. Tocando con Rakitic, saliendo con Busquets, volando por la banda izquierda con Jordi Alba, disfrutando de Arthur y sus pases cortos para hipnotizar y luego engañar, descubriendo que Lenglet se está haciendo adulto (incluso con su error en la segunda mitad) en ese máster acelerado de centrales de elite con el profesor Piqué. Atrás, de tan dictatorial que era su dominio, ni sufría. El Inter seguía asustado. A medida que Dembélé se iba apagando emergía la figura de Coutinho, incisivo con el regate, rasgando la débil defensa italiana. Débil porque no sabía por donde le llegaba el Barça. Tenía tantos caminos, juego estático, contragolpe, acciones a balón parado, que se hacía imprevisible.

Dejando, al mismo tiempo, prodigiosas acciones defensivas como una de Piqué rebañando un peligroso balón al borde del área pequeña de Ter Stegen. Los azulgranas no bajaron el ritmo en la segunda mitad. El Inter era Handanovic, sometido a un bombardeo desde todos los rincones del campo. Pero resistía el meta del equipo italiano, convertido en el héroe de la noche nerazurra. Hasta que apareció Malcom para marcar todo lo que habían fallado antes sus compañeros. Pero Icardi estropeó la gran noche azulgrana. En realidad, fue un accidente. Pero el fútbol no entiende de injusticias ni tampoco de accidentes. Aunque jugar así, y sin Messi, es una gran noticia para el Barça.

Ficha del partido

<strong>Inter:</strong> Handanovic (10); Vrsaljko (5), De Vrij (6), Skriniar (7), Asamoah (6); Vecino (5), Brozovic (6); Politano (7), Nainggolan (5), Perisic (6); Icardi (4).