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VICTORIA AGÓNICA DEL BARÇA

Reacción milagrosa del Barça en Vallecas

En cuestión de tres minutos Dembélé y Luis Suárez remontan un partido que estaba casi perdido ante el Rayo (2-3)

Lenglet intenta cortar la progresión de Embarba.

Lenglet intenta cortar la progresión de Embarba. / periodico

Albert Guasch

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No hay quien entienda al Barça de esta temporada. Capaz de ganar y hasta apabullar a Tottenham, Sevilla y Madrid. Dubitiativo y frágil en estadios donde debería presentarse a cumplir un trámite. Cayó en Butarque ante el Leganés y casi vuelve a hacerlo ante el Rayo Vallecano. Como si no supiera contener ni superar la hipermotivación del contrincante menor. Justo cuando parecía haber encontrado la tendencia positiva, la manera de gustarse a sí mismo, incluso sin Messi, se produjo en Vallecas una vuelta a una casilla que se creía superada. El Rayo mereció ganar a los azulgranas, pero el fútbol tiene sus propias leyes y su propia justicia. Y el Barça acabó ejecutando una remontada que no parecía posible. Sigue líder. Quizás es lo único bueno que se puede decir del partido de Vallecas.

En Butarque perdió en un minuto absurdo. En Vallecas el equipo de Valverde ganó fruto de tres minutos inverosímiles. Se desfondó como si hubiera padecido un ataque de asfixia. El Rayo desarboló a la defensa y al mediocampo del Barça como si hubieran sido empujados hacia una salvaje atracción de feria de la que solo se baja mareado. Todo dio vueltas. El penúltimo de la tabla jugó con piernas de acero. El líder, con piernas temblorosas. Pero al final, sin un método reconocible, sin los futbolistas más emblemáticos sobre el campo, con más corazón que finura, se llevó una victoria asombrosa, certificada con una gran pegada de Dembelé y un remate de ariete que ha estado en mil batallas de Suárez.

El fantasma de Butarque

Había puesto el partido a fuego lento el equipo azulgrana tras adelantarse en el marcador, esperando a que se cociera solo, sin añadir nada más, sin revolver la olla, sin agregar sal. Nada de nada. Solo confiando en la inocua posesión. Pero ni eso hizo bien. El Rayo apretó. No se vino abajo. Como por sorpresa fue descubriendo que era posible contragolpear, coger la espalda a los defensas. Y empató el tanto inicial del delantero uruguayo. Un golazo de Pozo, una rosca imposible para Ter Stegen. El fantasma de Butarque, la derrota incomprensible ante el Leganés de hace unas semanas, sobrevoló por las cabezas de los barcelonistas.  Otra remontada en contra que en Vallecas pareció materializar Álvaro en el minuto 52 tras otro desbarajuste defensivo.

El mal posicionamiento atrás dio muchos sustos a los azulgranas. Fallaron muchos. No solo dos o tres. Era una caja abierta en la que el Rayo metía mano y sacaba billetes. Y eso que el encuentro empezó de forma balsámica para el Barça, con una jugada sumamente reconocible, protagonizada por Jordi Alba. Ahora que hay cámaras ubicuas, qué pena que no haya ninguna en primer plano sobre Luis Enrique. ¿Cómo debe reaccionar ante cada prodigiosa aceleración de Alba? ¿Qué cara debe poner?¿Se tapa con un cojín del sofá de casa? Repitió Alba en Vallecas esa carrera furiosa por su banda que ya parece un bucle instrumental y que acaba en gol.

Una jugada que fue olvidada ante los vaivenes del partido. El Rayo no había ganado ni un solo partido en lo que va de curso. Un penúltimo de la tabla con la confianza derretida. Y aun así, Valverde no se equivocó en no ahorrar de cara al martes en San Siro. Puso todo el capital sobre el campo de Vallecas. Lo que no significa que le diera rendimiento. El equipo que trituró al Madrid y dejó hecho papilla a Lopetegui se confió con el gol de Suárez. No puede entenderse de otra manera. El colapso que padeció se cubrió sus víctimas en la segunda parte.  Rafinha no defendió con uñas y dientes su renovada titularidad. Hizo un partido anodino, simplón, a la altura del de Coutinho, cuya actuación obligaba también a pensar en el cambio.

Rafinha y Coutinho fueron sustituitos y quedó en el campo un equipo extraño, con Dembelé, con Vidal y con Munir. Mejoró el corazón de los azulgranas. Pero no la fluidez. El Rayo siguió susurrando al oído de Ter Stegen. Parecía que iba a aprovecharse del caos barcelonista y, en cambio, llegaron los tantos de Dembélé y Suárez. De las victorias más raras de la era Valverde. No se ganarán muchos más partidos así. Cayó injustamente el Rayo. Cayó también el espejismo de que se puede jugar bien a menudo sin Messi.

Rayo, 2 - Barcelona, 3

<strong>Rayo Vallecano: </strong>Alberto (6), Advíncula (6), Amat (6), Gálvez (6), Álex Moreno (7), Comesaña (6), Imbula (6), Embarba (6), Trejo (5), Pozo (8), Raúl de Tomas (5).

Así lo hemos narrado en directo.