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IDA DE DIECISEISAVOS DE COPA

Cillessen para, Lenglet marca

Un mediocre Barça se lleva el triunfo en el ultimo suspiro en León (0-1)

Ernesto Valverde.

Ernesto Valverde. / periodico

Marcos López

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Con un excelente portero y un buen central tuvo bastante el Barça. Con un exquisito Cillessen, un tipo fiable cada noche que se pone a guardar su templo, y un sobrio Lenglet, que marcó el gol en el último suspiro de un mediocre partido, salió el equipo de Valverde con un triunfo que ni imaginaba contra una más que digna Cultural y Deportiva Leonesa.

No tuvo peso el Barça de la segunda unidad en León. Ni peso ni influencia en el juego ofensivo, intimidado como quedó por la agresiva puesta en escena del rival. El partido empezó de mala manera para el equipo copero que ordenó Valverde, con una defensa importada prácticamente en su totalidad del Mini: Chumi y Cuenca como pareja de centrales, escoltados ellos por Miranda en el flanco izquierdo. Semedo era el único del primer equipo en esa zaga que tiene un guardián de lujo.

Es Jasper Cillessen, un portero que nunca se oxida. Da igual cuánto tiempo lleve sin jugar. Hay algo realmente especial en el guardameta holandés, que jamás se desconecta de los partidos. Ni siquiera cuando sus defensas, como sucedió en el caso de Semedo, le deja en una posición terriblemente delicada. El fallo del portugués provocó una parada espectacular de Cillessen, repetida después en la segunda mitad.

Pero ni así despertó el Barça, a pesar de que Arturo Vidal no paraba de dar broncas a todo aquel que pasaba por su lado, ya fuera Chumi, Miranda o quien fuera… Valverde hacía minutos que había perdido la paciencia ante la pasividad de Melero López, el colegiado andaluz, permisivo en las acciones duras de los defensas de la ‘Cultu’. Hacía mucho tiempo que no se veía al ‘Txingurri’ tan fuera de sí. Tenía motivos. Muchos motivos.

Primero porque el árbitro dejaba que el equipo de Víctor Cea, un técnico joven (34 años), llevara el partido a su territorio. Segundo porque el Barça no generaba peligro, enredado en las imprecisiones de Dembélé, promete mucho, pero no cumple todo, e inquieto porque no ha visto aún a Malcom, ese delantero por quien el club pagó 41 millones de euros, voluntarioso él en León, pero poco acertado.

Lesión de Samper

Pasados los primeros 45 minutos, incluida la desgraciada lesión de Samper (no hay manera de que este joven centrocampista abandone esa maldición que le tortura), el equipo azulgrana había realizado dos remates, pero ninguno a puerta. Se marchó entre lágrimas Samper, a quien intentó sin éxito consolar tanto Valverde como Carlos Naval, el delegado del equipo. No existe, sin embargo, consuelo alguno para un jugador de músculos frágiles (el club informó que tiene molestias en el sóleo de la pierna derecha), que le hacen vivir más tiempo en la enfermería que en el campo.

Mal acabó la primera mitad para el Barça, mal empezó la segunda. No tenía el balón, superado en todos los duelos individuales por el equipo leonés. Vivía tranquilamente lejos de su área sin que los azulgranas descubrieran siquiera el color de la camiseta de Palatsi, el portero de la ‘Cultu’. Y eso que iba de estridente amarillo. Lo intentaba todo Valverde cambiando a los extremos de banda. Dembélé empezó en la derecha, se fue a la izquierda y retornó a la derecha. Malcom acabó en la izquierda después de transitar por el otro flanco. ¿Munir? Ni rastro.

Necesitó el Barça 70 minutos, ¡sí, 70!, para disparar a puerta por vez primera. Una conducción de Aleñá que acabó en un tiro plácido, pero, al menos, se vio a Palatsi.  Pero el más decisivo fue Cillessen,al igual que Lenglet, un chico que no entiende de noches irrelevantes. Sacó una falta Dembélé al corazón del área y la cabeceó con astucia el excentral del Sevilla para dejar en silencio el Reino de León. El fútbol, caprichoso como es, tiene estos misterios. Una victoria que no oculta el pobrísimo partido del Barça.