EL PRIMER RIVAL EUROPEO

Viaje al fondo del PSV

Van Bommel, técnico del PSV, en el túnel del estadio de Eindhoven.

Van Bommel, técnico del PSV, en el túnel del estadio de Eindhoven. / .45030814

Joan Domènech / Enviado especial

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En De Herdgang solo se oyen dos ruidos: el sonido del golpeo del balón y algún grito. Todo es paz en la ciudad deportiva del PSV Eindhoven, solo turbada por las onomatopeyas naturales de un centro de entrenamiento que es la versión terrestre de una península: está rodeado de bosque por todas partes excepto por una, donde queda unida a la civilización por una carretera secundaria y la vía del tren.

La carretera conduce al Philips Stadion en un simbólico cordón umbilical. Fue el primer nombre comercial de un estadio tan antiguo como la fundación misma del club: está en el mismo lugar que sus orígenes, donde jugaba el equipo de fútbol de los trabajadores de la Philips (las siglas PSV significan Asociación Deportiva Philips). Hoy es el club de los futbolistas. De los exfutbolistas.

Cita cada 20 años

Mark van Bommel dirige al primer equipo, que se entrena en exclusiva en los campos uno y dos. El entrenador de porteros es Ruud Hesp, y el ayudante en adiestrar a los delanteros es Boudewijn Zenden. Tres técnicos con pasado azulgrana. Ruud van Nistelrooy comanda al sub-19, que también se enfrentará al Barça el martes en la Youth League.

El suizo Johan Vogel prepara al sub-16, y Wilfred Bouma y André Ooijer, por citar otros ex más o menos conocidos, acuden a diario a De Herdgang para enseñar a los aspirantes. A perpetuar la especie, en medio de la tranquilidad que quiebra el tubo de escape de un Alfa Romeo del primer equipo. Las chicas del equipo femenino se marchan en bicicleta. En silencio. Los niños llegan y se van en minibús. Antes de las seis de la tarde han acabado todos los equipos. No queda nadie. Los holandeses sí concilian.

A Zenden no le sobresalta el ruido. Ya estaba en De Herdgang como canterano en 1993, con 17 años, y sigue estando en el 2018, con 42 cumplidos en agosto. Entre medio, pasó por el Barça, Chelsea, Middlesbrough, Liverpool, Olympique de Marsella y Sunderland. Nadie mejor que él para pasear por las entrañas del PSV, un rival que reaparece por cuarta vez en el camino europeo del Barça.

Cada 20 años toca una cita con el club de empresa más laureado del fútbol. Dos partidos de seis ha ganado el Barça al PSV en los precedentes, lo que no invita a ser eufórico en una liguilla, en un grupo, donde cada punto perdido puede ser decisivo.

Un error garrafal

El primer cruce fue la semifinal de la UEFA 77-78 y aquel Barça de Cruyff jugador cayó 3-0 en Eindhoven; el 3-1 del Camp Nou fue insuficiente. Uno de aquellos garrafales errores históricos azulgranas, porque el PSV pasó para conquistar su primer título europeo en la final ante el Bastia de Francia. La segunda eliminatoria fue la UEFA 95-96 y el Barça ganó 2-3 en Holanda, levantando el (2-2) en la ida, gracias a un gol de Sergi Barjuán cuando el equipo jugaba con diez. El tercer episodio llegó en la liguilla de la Champions 97-98 y se saldó con repetido empate 2-2.

Zenden analiza la transformación del Barça y el PSV  de los últimos 20 años: “Los dos clubs han progresado, pero no en la misma proporción: por ejemplo, si han crecido un 10% cada uno, no es lo mismo el 10% de 5 que de 500”.

Zenden ha observado “la transformación” de los dos clubs y las diferencias se han ensanchado. “Los dos clubs han cambiado y han progresado, pero no en la misma proporción: por ejemplo, si han crecido un 10% cada uno, no es lo mismo el 10% de 5 que de 500”, explica. La liga holandesa se ha estancado, mientras que la española es un producto de consumo mundial.

¿Por qué? Porque manda el dinero y la Philips no llega a todo, aunque la potencia de la multinacional irradia a toda la ciudad. En una ciudad donde hay apenas una decena de rascacielos (entendiendo como tales los edificios de más de siete plantas), la cubierta del elegante estadio es perceptible desde casi todos los lados.

El dinero de la Champions

El club ha tirado la casa por la ventana, gastándose algo más de 21 millones de euros en cinco fichajes. Lo mismo que el Barça por Arturo Vidal con variables (19+3). Disponía de los 15,25 asegurados por haber entrado en la liguilla de la Champions, el primer éxito de Van Bommel en su estreno en la élite.

El club ha invertido 21 millones en cinco fichajes: el mexicano Gutiérrez, que aún no ha debutado, ha sido el más caro (6)

La inesperada marcha de Philip Cocu al Fenerbahçe forzó el ascenso del actual entrenador y le dejó casi sin vacaciones. Se enteró mientras ejercía de ayudante de Bert van Marwijk, el seleccionador de Australia en el Mundial y su suegro. Regresó de inmediato tras el torneo a De Herdgang. Mantuvo a todo el staff técnico, excepto a Chris van der Weerden, que se fue también a Turquía. “Todo pasó muy rápido, reconocía Tom Gerbrands, el director general, “pero Mark está listo y preparado.”

El equipo ha disputado siete partidos y ha ganado seis. Empató el primero y perdió por penaltis ante el Feyenoord. El PSV, de momento, entusiasma. “Con Cocu era más defensivo; Van Bommel es más ofensivo. Puede que juegue mal en algunos momentos, pero siempre va a buscar el gol”, cuenta Stan, entusiasta seguidor que trabaja de camarero en un restaurante.

Doble sesión de bienvenida

Erick Gutiérrez, centrocampista mexicano del Pachuca, ha sido el más caro (6), por delante de los dos laterales titulares (el holandés Denzel Dumfries y el español Angeliño Tasende) por 5,5. Gutiérrez ni siquiera ha debutado. Firmó, se presentó y marchó con su selección. Difícilmente jugará en el Camp Nou. Este jueves volvía para afrontar una doble sesión de entrenamiento. Este sábado tendrá la primera oportunidad en la visita al Den Haag.

Holanda sigue siendo una factoría de futbolistas pero los jóvenes se marchan antes. “Antes se iban habiendo jugado más partidos, con más experiencia. Ahora algunos se van con 16 años y vuelven con 21, sin minutos jugados y sin haber progresado, cuenta Zenden. Él también fichó por el Barça con 21. “Pero mi caso era distinto”, rectifica. “Yo ya había jugado tres temporadas en Primera y había disputado un Mundial”. El PSV se precia de haber podido retener al Steven Bergwijn (21 años) convenciéndole de que necesitaba seguir madurando antes de volar.

20 de los 26 jugadores no pasan de los 23 años y solo hay uno con 30, cumplidos en agosto

No solo Bergwijn necesita madurar. Veinte de los 26 componentes de las plantilla no pasan de los 23 años. Solo hay un futbolista con 30 recién cumplidos: el alemán Daniel Schwaab. Dos tienen 29, dos 27 y otro 26. Si Van Bommel alinea al once más repetido (Zoet; Dumfries, Schwaab, Viergever  Angeliño; Rosario, Pereiro, Hendrix; Bergwijn, De Jong y Lozano), la media de edad es de 24 años.

No tenemos experiencia, pero eso no significa nada. Solo hay que intentar hacer las cosas que sabes hacer bien en el campo. Si solo tenemos un 10% de posibilidades, tenemos que creer en ellas”, explica Zenden, que trabaja a tiempo parcial en el PSV. Sigue viviendo en Maastricht, su ciudad natal y se desplaza tres días a De Herdgang. Además de ejercer de ayudante en el entrenamiento de los delanteros, es el traductor de muchos jugadores.

Los ojeadores de la Philips

La predilección por los futbolistas latinos es una de las características que no ha perdido el club. Su gran cantera extranjera siempre fue Brasil. La sede principal de Sudamérica se instaló cerca de Sao Paulo. Los ejecutivos holandeses, aficionados al fútbol, fueron los primeros ojeadores de la entidad, y avisaban cuando veían un futbolista que les llamara la atención.

Romário (1988-1993) abrió la puerta por la que entraron Ronaldo Nazario -a los dos los fichó el Barça-, Vampeta, Marcelo, Gomes y un largo etcétera cuyo último ejemplo es Mauro Junior. Llegó con 18 años el año pasado para el equipo sub-19 y debutó en Primera. Gutiérrez (23) e Hirving Lozano (23) continúan la saga mexicana de Héctor Moreno, Andrés Guardado y Carlos Salcido. Gastón Pereiro (23) es internacional con Uruguay y Maximiliano Romero (19) lo será pronto con Argentina.

“A los jugadores les podemos ofrecer un baño caliente. Tenemos una buena cantera, buen estadio, una buena competición en la que los equipos juegan abiertos y un trampolín para ir a otro club más adelante. Lo que no podemos ofrecer es tanto dinero como otros”, cuenta Zenden

Un baño caliente

“Aquí les podemos ofrecer un baño caliente”, explica Zenden, en una frase hecha holandesa. “Tenemos una buena cantera, un buen estadio, una buena competición en la que los equipos juegan abiertos y pronto se sienten como en casa. Les podemos ofrecer un trampolín para ir a otro club más adelante. Lo que no podemos ofrecer es dinero, o tanto dinero como ofrecen otros. Si un jugador viene con tres agentes, y los tres quieren una comisión, no viene al PSV”.

Zenden viajará a Barcelona, pero no como miembro del cuerpo técnico, sino con los dirigentes. Si estuviera en el vestuario el martes les diría que salieran a disfrutar, que se trata de un partido de fútbol cuya peor repercusión sería una derrota. Que aprovechen la experiencia de jugar en el Camp Nou, que luego vendrán Wembley y San Siro. Igual ya lo habrá comentado antes de subir al avión. Tampoco les ocultaría una realidad: “Cuando juegas contra el Barça, el peligro viene por todas partes”.