METODOLOGÍA SOLIDARIA

Fundació Barça: fútbol integrador en Nueva York

El programa Fútbol Net, surgido de institución azulgrana, vuelve a las escuelas de la ciudad norteamericana tras un primer curso de experiencias felices

Unos jóvenes participan de un festival deportivo de la Fundació Barça en Nueva York.

Unos jóvenes participan de un festival deportivo de la Fundació Barça en Nueva York. / .43538387

Albert Guasch

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Soplaba un incómodo viento en Flushing Meadows Corona Park. Mala compañía para el festival que se trataba de organizar para más de 350 niños y niñas de cuatro escuelas de Queens. El viento chinchaba a los monitores que plantaban en el campo de hierba artificial amplias banderolas con los colores del Barça, que se caían como desmayadas. Algunos conos parecían moverse solos, como vasos movidos por mentes espiritistas. Y aquellos que esperaban -profesores, expedicionarios del FC Barcelona, personal de espónsors y empleados públicos de Nueva York- se abrocharon las chaquetas para contener los golpes de aire poco hospitalarios.

Desde este parque, poniéndose uno de puntillas, podían verse tras unos pocos edificios y calles de vía rápida las instalaciones donde se disputa por estas fechas el Abierto de Estados Unidos. Hoy día hace mucha humedad, como demuestran las imágenes sudorosas de Rafa Nadal poniéndose una aparatosa armilla de hielo en los descansos de los partidos. Pero aquella mañana del festival, el viento soplaba para trabar la organización de unos partiditos sin un ápice de la furiosa competitividad que caracteriza el tenis profesional. Sobraba el hielo. Aunque abundaba el calor humano.

El festival cerraba el curso escolar. Un curso algo distinto para cuatro escuelas de Queens. Habían aplicado el programa Futbol Net que ha desarrollado la Fundació Barça y que se utiliza ya en 53 países, que se dice pronto. Por primera vez, la metodología se implantó en Estados Unidos. Ayudar a través del deporte a niños con riesgo de exclusión social, con problemas de discapacidad, en situación de vulnerabilidad… En eso consiste, explicado a brochazos, el programa futbol.net.

Últimamente se habían divulgado y amplificado sus misiones en enclaves costeros con alta densidad de supervivientes del mar, como en Grecia; o en países vecinos invadidos por refugiados que huyen del volcán bélico que no se apaga de Siria, como en Líbano; o en países con zonas cronificadas en la pobreza, como Pakistán.

Apadrinamiento de Ronaldinho

Pero Futbol Net tiene un rol a jugar en cualquier país, incluido en Catalunya. O incluido en la primera potencia del mundo. Así lo reconoció el Departamento de Educación de Nueva York al abrazar a la Fundació Barça, esa gran tapada de la institución azulgrana. El acuerdo se solemnizó en su día con el apadrinamiento de Ronaldinho y StoichkovRonaldinho.

“Nos ha entusiasmado porque ofrece algo único. Es un programa que permite a los niños mantenerse activos y divertirse mientras desarrollan habilidades emocionales y sociales. Creemos que ha funcionado y ha sido útil y mantendremos el contacto”, avanzó antes de verano Eric Goldstein, presidente del Departamento de Educación de Nueva York.

Contento pues con el experimento, Nueva York amplía el número de escuelas donde aplicar Futbol Net en este curso que ha empezado ahora tras el 'Labour Day' (3 de septiembre). Es el característico chupinazo para el año escolar de EEUU. Un año ren que la Fundació pondrá también un pie en Los Angeles, ese fascinante hormiguero humano de la costa oeste. Las giras veraniegas del club, cabe decir, permiten también estas pequeñas conquistas.

Jugar y divertirse, jugar para ayudar. Para sentirse bien y no para ganar. Para aprender a convivir con otros menores con dificultades. O del otro género. Para conocerse, para funcionar en equipo, para ser generoso, para sudar en armonía, integrarse y construir autoestima. Se celebran todos los goles. Hay abrazos compartidos. Felicitaciones generosas. Hay charlas antes de los partidos. También después. Comunicación fluida. Abrirse. Deshacer ovillos emocionales, soltar lastre… Con un balón por en medio. Es el espíritu de Fútbol Net.

Seguridad adquirida

Tras estos propósitos tan nobles surgen historias que humanizan y concretan el proyecto. Tomemos el caso de Stefan Gheorghiu, un chico de 12 años con autismo que acude cada día a la Riverview School, un colegio para niños con discapacidades psíquicas que goza, dicho sea de paso, de hipnóticas vistas a Manhattan. “Este año le hemos notado un avance muy importante. Se ha abierto más, se expresa mejor, se le ve más contento. Y hasta se ha hecho aficionado al fútbol”, sonríe su padre Gabriel, de Rumanía.

El padre de un niño autista celebra el efecto positivo en el desarrollo de un menor que se ha abierto gracias al fútbol

¿Quién es tu jugador favorito, Stefan?, se le pregunta. “Adrien Mutu”, responde sin vacilar. Lo que hace la influencia paterna. Mutu es un exjugador rumano que despuntó (y también defraudó) hace unos años en la Juventus y el Chelsea, entre otros. Como prueba de esta adquirida seguridad, Stefan se hace notar el día del festival brincando y divirtiéndose de forma desatada.

“Antes practicaba deporte, pero no le entusiasmaba. Ahora siempre quiere jugar a fútbol. Era un chaval al que le costaba expresarse y comunicarse con sus compañeros, pero gracias al programa ha experimentado un cambio dramático”, apuntala Jonathan Leon, coordinador de Futbol Net Nueva York.

Futbol Net funciona también en Nueva York para menores que tratan de enraizarse en EEUU. Lo constatan algunos profesores de otros institutos de Queens. Abundan los chicos perfectamente capacitados pero estresados al proceder de familias sin papeles. Inquietante en estos tiempos de gobernanza inmisericorde de Trump. Y tienden estos menores a concentrarse, porque como cuenta Goldstein, uno de los problemas más enredados de las escuelas de Nueva York es la segregación por raza y por estrato social. Parece que laminar esta situación es una prioridad del nuevo consejero de Educación de la ciudad, Richard Carranza, un exprofesor de música mariachi, por cierto.

"Me quedé de piedra"

Sorprende a algunos profesores que una institución futbolística como el Barça se embarque en una producción educativa de esta envergadura. Como colectivos, la NBA y la NFL, por ejemplo, están inmersas en programas sociales desde hace años en EEUU. Cuesta más de ver a un club europeo preocuparse por los suyos con una metodología tan testada. “Cuando me dijeron que detrás estaba el FC Barcelona, me quedé de piedra”, admite Jennifer Schnoll, profesora de matemática para niños con necesidades especiales.

Ella, como Stefan, como más de 300 niños, se divirtieron y se escucharon aquella mañana de festival. Es una metodología en crecimiento. No se la va a llevar ningún viento.