EL ADIÓS EN SOLEDAD

Iniesta, el último paseo por su jardín del Camp Nou

"Me cuesta, me cuesta irme. Ha sido un día mágico, inolvidable"; decía el capitán de madrugada, todavía en el vestuario del Camp Nou

Iniesta, en el centro del césped del Camp Nou.

Iniesta, en el centro del césped del Camp Nou. / periodico

Marcos López

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Salió del vestuario camino del césped. De nuevo. El estadio estaba vacio. No había casi nadie. Miles de personas habían vuelto a sus casas, emocionadas por haber asistido a otro 20 de mayo histórico para el barcelonismo (en 1992 la primera Copa de Europa; en el 2018 la despedida única a un jugador único), pero él no quería irse. Incluso después del homenaje se acercó a la zona de animación del Camp Nou para regalar personalmente camisetas a los pocos aficionados que aún quedaban.

De nuevo se coló en el vestuario. Pero estuvo poco tiempo. Quería volver Andrés Iniesta a su jardín. Regresó al césped. Pero antes de pisar la hierba, se descalzó. Era un gesto de respeto. Quería el capitán sentir sobre su piel el césped. Y entonces comenzó a caminar hacia el centro del campo. Ahora ya no quedaba nadie en las gradas.

Llegó Iniesta al círculo central y se sentó. No, no estuvo solo un minuto. Fueron casi cinco. Era la una de la madrugada y ahí estaba, Andrés, mirando las gradas que una hora antes no dejaron de corear su nombre. Miraba y capturaba cada escena con su teléfono móvil, haciéndose selfies, grabando sus últimos momentos como jugador del Barça. Vestido de futbolista, mientras algunos operadores limpiaban con máquinas ruidosas el confeti que había quedado en el césped.

No quería irse Iniesta. No, no es ninguna metáfora. Era la verdadera realidad. Estaba sentado en el corazón del Camp Nou, estaba en el jardín de su casa. Tras esos minutos de soledad, el capitán volvió al vestuario. Cuando llegó la línea, volvió a calzarse y justo antes de desaparecer por el túnel de vestuarios alzó su mano izquierda para despedirse. De madrugada, roto por las emociones, sin anunciar aún públicamente que se irá a Japón. Quizá se sepa esta misma semana

"Nunca podré devolveros el cariño y el respeto que me habéis mostrado durante este tiempo" (Iniesta)

Ya no quedaba casi nadie en el vestuario cuando Iniesta agarró su móvil, ya cerca de las dos de la madrugada, para hacerse un automensaje: "Me cuesta, me cuesta irme. Ha sido un día mágico, un día inolvidable. Os llevaré siempre , siempre en mi corazón", dijo el capitán azulgrana tocándose el escudo que llevaba en su corazón. No, no, aún no se había quitado la camiseta. Se resistía a desprenderse de ella. "Han sido muchos años, muchos sentimientos, muchas emociones, pero sin duda no podré nunca devolveros el cariño y el respeto que me habéis mostrado durante este tiempo. Un beso muy fuerte para todos".