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EL CLÁSICO DEL CAMP NOU

El Barcelona se agarra al espíritu de sufrimiento ante el Madrid (2-2)

El campeón salva la racha pese a jugar toda la segunda parte con diez en un clásico nada descafeinado pese a que la Liga ya estaba decidida

Luis Suárez y Keylor Navas en una imagen del clásico en el Camp Nou.

Luis Suárez y Keylor Navas en una imagen del clásico en el Camp Nou. / .43208797

Joan Domènech

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El VAR evitaría la semanita que nos espera. Dos días después de que se presentara en Barcelona el sistema de asistencia de vídeo al arbitraje, se observó la imperiosa necesidad de que los árbitros reciban una ayuda para paliar sus lagunas y reparen los errores antes de que vayan a ser lapidados por jugadas que todo el mundo ve (sobre todo por televisión) y ellos no.

Le habría ido de maravilla a Hernández Hernández para eludir el protagonismo que tendrá, seguramente por encima de MessiCristianoBale y Suárez, quienes dejaron el sello con cuatro excelentes goles, pero justito de tinta para la que se derramará por el árbitro, que tuvo la virtud de no dejar conforme a nadie al perder el control del partido, aunque repartió muchas tarjetas como suele corresponder al siempre pasional clásico.

Estopa y abrazos

El toma y daca del marcador se trasladó también a las piernas de todos. Hubo leña, y eso negó que fuera a ser un duelo descafeinado pese a que ya está todo vendido el pescado de la Liga. Lo poco que había en juego fue defendido, o buscado, con el ardor que provoca la presencia del principal adversario. Las risitas y los abrazos que se dieron después de la estopa repartida haría bien en restar visceralidad a los inminentes análisis que se prodigarán.

El Barça añadió la etapa 42 a la carrera de invencible que sigue, y el Madrid salió del Camp Nou sin perder otra vez, pero sin aguar la fiestecilla que se montó la plantilla con las gradas medio vacías. La disfrutaron con un paseo relajado, culminado con un pasillo montado por Piqué y el staff después de las angustias vividas en los anteriores 90 minutos, jugando la mitad del tiempo con uno menos tras la expulsión de Sergi Roberto. Pareció tan excesiva que también pareció cargar la conciencia del colegiado, que había cerrado los ojos a un plantillazo traidor de Bale a Umtiti y luego los cerró a una falta de Suárez a Varane que dio pie al 2-1 y a un posible penalti de Alba a Marcelo, ingrediente de todas las salsas.

Espíritu de sufrimiento

Cuando peor pintaban las cosas mejoró el Barça. En otra faceta desconocida, al menos no reconocida hasta esta temporada, el equipo se agarró al espíritu de sufrimiento. Tal vez tenga mucho que ver en ello la mano de Valverde, que a lo largo de su carrera ha tenido que gestionar situaciones de carestía.

Y lo era jugar con diez toda una segunda parte ante el Madrid y con el equipo anímicamente descompuesto. No solo por la pérdida de Sergi Roberto, expulsado en el tiempo añadido de la fase inicial, sino porque el Madrid se expresaba con cierta comodidad sobre el césped. Había replicado pronto con un gran gol al golazo azulgrana y tenía la pelota más rato porque el Barça andaba escaso de juego, entre otras razones porque Coutinho no estuvo fino ni participó en la conservación.

Este Barça, cuando se mentaliza, también sabe sufrir sin el balón. No lo hizo entonces, pero sí lo hizo tras el descanso terapéutico en el que Valverde metió a Semedo de lateral y ordenó al grupo que defendiera a la espera de que surgiera una oportunidad.

Jugar a la contra

A la pura lógica de jugar en inferioridad se añadió otra circunstancia: el Madrid sabe jugar más a la contra que llevando la iniciativa. A la que se ponen a correr los caballos, nadie los para. Pero si a Cristiano y Bale se les niegan los metros, les surgen los  problemas para resolver los ataques estáticos. Marcaron llegando al remate, pero nunca madurando las jugadas.

Al revés de Messi, que crea y ejecuta. El Barça sobrevivió al colchón de la hinchada pero, sobre todo, al talento de su estrella. Y a su carácter. Se marchó cabreado al descanso, discutiendo con el árbitro, tras levantar del suelo a Ramos en una entrada impetuosa y en venganza de anteriores afrentas, y salió cabreado, haciéndose cargo otra vez del equipo. Ya con el brazalete de capitán. Como ha hecho siempre. Como hará siempre.

Barcelona, 2 - Real Madrid, 2

<span style="font-size: 1.6rem;"><strong>Barcelona: </strong>Ter Stegen (6); Sergi Roberto (4), Piqué (7), Umtiti (5), Alba (6); Coutinho (4), Rakitic (8), Busquets (7), Iniesta (7); Messi (8), Suárez (6).</span>

Así lo ha narrado en directo Xavi Chica.