EL ANÁLISIS

Las claves tácticas del Sevilla-Barça: El misil de Jasper Cillessen

El Barcelona abrió el camino de una histórica goleada en la final copera con un soberbio pase del meta holandés

Cillessen celebra el 0-1 del Barça al Sevilla que nació de un soberbio pase suyo a Coutinho.

Cillessen celebra el 0-1 del Barça al Sevilla que nació de un soberbio pase suyo a Coutinho. / .43025827

Marcos López

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1.- Cuando Cillessen desnudó al Sevilla

No estaba previsto en ningún guión y menos en el del Sevilla. Resultó extraño que el equipo de Montella no supiera que pudiera ocurrir lo que ocurrió en el Metropolitano. Fue cuando nació, una vez más un misil que voló de punta a punta del campo para acabar en el 0-1. Era el imponente y, a la vez preciso, pase de Jasper Cillessen. Un pase que era, en realidad, un auténtico misil. Misil potente y, a la vez, inteligente porque parecía que llevaba un GPS integrado en el cuero del balón con la dirección adecuada para que llegara en las mejores condiciones posibles a la carrera de Coutinho. Ni tuvo que esperar el brasileño a la pelota.

El misil de Cillessen llegó volando al hogar de David Soria, un portero desconcertado, mientras los defensas del Sevilla no sabían que un objeto volante muy identificado estaba sobrevolando sus cabezas mientras Suárez, astuto él, esperaba el pase de Coutinho. El gol lo firmó el nueve, fiel a su cita, y la asistencia es patrimonio de Coutinho. Pero nada habría sucedido sin la visión de Cillessen, el dueño de una pierna derecha tan potente que se disfrazó en el Wanda de Koeman, su seleccionador.

2.- El pase de Leo que dice tanto y tanto

El primer gol resultó ser la esencia del juego directo. Cillessen-Coutinho-Suárez. El segundo fue la eterna revolución de los pequeños, reunidos todos ellos en la banda izquierda haciendo malabarismos. Iniesta, de nuevo, guió el juego, mientras Alba percutía hasta la línea de cal. ¿Y Messi? Paciente. Sabía Leo que Jordi, su mejor socio, descubriría donde estaba. Así fue aunque necesitó de una maravillosa asistencia de tacón para que el Barça consiguiera el 0-2.  Entonces, el 0-3 nació de un robo de Sergi Roberto en su propia área para iniciar un contragolpe demoledor. Pero nada comparable al pase de Leo a Iniesta en el 0-4.  Decía tantas y tantas cosas.... El tributo final.

3.- Retorno a la esencia del 'cruyffismo'

De pronto,  y zarandeado por la herida que jamás se curará de la caída en Roma, el Barça de Valverde emprendió un viaje a los orígenes del cruyffismo. Fue, en todo momento un equipo ordenado con balón, capaz de aplastar al Sevilla con una racional ocupación de los espacios, donde los actores secundarios dibujaron un rol perfecto para que las estrellas aparecieran. Tuvo la venenosa presión que parecía patrimonio exclusivo del Barça de Guardiola y tuvo, además, el control y la jerarquía que necesitaba a través de una cuidadosa selección del balón.

Así, y sin que nadie pudiera imaginarla, el Barça gobernó de manera dictatorial la final. Andrés tocaba, Leo rompía, Suárez iba al espacio, Busquets tenía el mapa del partido, mientras Rakitic dejaba otra lección táctica. Pero el equipo de Valverde se reencontró con el manual original del viejo (y gran) Barça. Un homenaje a Johan con el balón en los pies.