BARÇA-ESPANYOL

Cillessen agarra la Supercopa de Catalunya

Los azulgranas superan al Espanyol en la tanda de penaltis, en la que el meta detuvo el tiro de Jurado

La plantilla del Barça posa con el trofeo de la Supercopa de Catalunya en la final ganada al Espanyol en Lleida por penaltis (4-2)

La plantilla del Barça posa con el trofeo de la Supercopa de Catalunya en la final ganada al Espanyol en Lleida por penaltis (4-2) / periodico

Joan Domènech

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El Barça ganó la tercera edición de la Supercopa de Catalunya igual que la primera: por penaltis. El 0-0 del derbi ante el Espanyol se deshizo en la suerte decisiva, donde se impuso ela mayor puntería barcelonista. Los cuatro lanzadores acertaron (Alcácer, Palenca, Mina y Abel Ruiz) y dos tiros del Espanyol no llegaron a la red. Darder chutó fuera y el disparo de Jurado lo detuvo Cillessen, rubricando una actuación perfecta.

El meta ya había sido el mejor hombre azulgrana, desbaratando todos los remates del Espanyol, que fueron más y mejores que los del Barça, y abortó el cuarto penalti del Espanyol que daba a su equipo una ventaja insuperable (4-2) antes d elos dos últimos lanzamientos. Los jóvenes celebraron el título, como Yerry Mina, que brindó un breve baile tras marcar el gol. El quinto derbi de la temporada fue el más pacífico.

Denis, lesionado en el aductor

El contrapunto a la alegría de Mina y Cillessen fue la tristeza de Denis, que sufrió una lesión en el aductor izquierdo y su convalecencia vendrá determinada por el resultado de las pruebas médicas que se le efectuarán este jueves. Sus opciones de participar en Málaga o ante el Chelsea, cuando quedarán dos vacantes en el equipo titular, se difuminaron.

No faltaron las ganas de agradar de los suplentes, de exprimir los minutos y de intentar acciones individuales para llamar la atención. Valverde se marchó sin ninguna idea clara. Nadie le convenció. Solo Cillessen, en quien ya confiaba, y el único que no jugará. "No era una prueba para el Chelsea", aseguró Valverde. 

Uno de los más activos fue Denis Suárez. Espumoso como una gaseosa, tras un mes y medio sin jugar, quiso resarcirse de tanta amargura acumulada. Tal vez pensara, quizá con razón, que su mal partido ante el Espanyol en la Copa, el último que jugó, le condenara. Ante el mismo rival, y en la misma posición de interior izquierdo, trató de borrar los malos recuerdos. Los suyos y los de Valverde, que es quien le ha quitado desde entonces.

Menos ansiedad blanquiazul

Denis pagó el ímpetu que mostró y  unas gotas de desgracia añadida le impidieron acabar el partido. Ni siquiera llegó al descanso. Se retiró tras un choque con Dídac, que se marchó cinco minutos antes que él. "Ha sido una pena porque se estaba encontrando a gusto, comprometido con el juego", lamentó Valverde.   

La menor ansiedad entre los blanquiazules se notó en sentido contrario. Se movio el grupo de forma más coral y consistente en las acciones defensivas, exhibió compenetración protegiendo su campo y salió de forma decidida. Pero, al tiempo, le faltó un punto de garra y ambición una tarde en las que las circunstancias permitían una cana al aire, sin la presión de los puntos.

En esa línea átona resaltaron jóvenes como Adrià, que al minuto de entrar al campo forzó una buena parada de Cillessen, y Álex López, que dispuso de otra buena ocasión que detuvo el meta. Marc Roca y Piatti pusieron a prueba la solidez de Mina y Cuenca, el joven central del filial que, junto con Palencia y Aleñá fueron los jóvenes que acompañaron a los titulares en el once titular. Quique Sánchez Flores tenía 12 del primer equipo. 

Espejismo a los 33 segundos

Hasta entonces, transcurrida hora y cuarto de partido, no había disparado el Barça entre los tres palos. El mano a mano que tuvo Alcácer con Pau a los 33 segundos fue un espejismo. El valenciano tiró a las nubes y no tuvo otro balón decente hasta el último cuarto hora. Acabó siendo el capitán, heredando el brazalete que ostentó Aleix Vidal.

Para entonces, Valverde ya había retirado a los otros aspirantes a ocupar las dos vacantes que habrá frente al Chelsea. André Gomes ejerció de mediocentro y la compostura que demanda esa posición le impidió tomar riesgos ni emprender iniciativas individuales. O sea, apenas se le vio.

El foco se movió hacia Ousmane Dembélé, pródigo en carreras que, mayormente, terminaban con un tiro muy desviado. Le sirvió la cita al francés para acumular kilómetros y sensaciones en ese lento y desigual retorno a la competición jugando de extremo izquierdo mientras Aleix se desempeñaba por la derecha. El ataque del Espanyol fue más original: estuvo formado por Jurado y Piatti.

Barcelona, 0 - Espanyol, 0 

<strong>Barcelona:</strong> Cillessen (10); Palencia (6), Cuenca (7), Mina (6), Digne (5); Aleñá (6), André Gomes (5), Denis (6); Aleix (6), Alcácer (4), Dembélé (6).