NI UN MINUTO EN IPURUA NI EN LONDRES

Dembélé, un caso abierto

Valverde tiene dudas sobre su rendimiento y alega que no quiere hacer pruebas en momentos decisivos para preferir a Paulinho o Aleix

Digne, Dembélé y Umtiti, antes del duelo con el Barça en Stamford Bridge.

Digne, Dembélé y Umtiti, antes del duelo con el Barça en Stamford Bridge. / periodico

Joan Domènech

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Ousmane Dembélé no jugó ni un minuto en Ipurua. Tampoco jugó en Stamford Bridge. Se pasó los 180 minutos en el banquillo pese a estar disponible. Después de dos largas ausencias poor lesión (en una se perdió 20 partidos y en la segunda fue baja en 7), Ernesto Valverde no ha demostrado ninguna ansiedad ni ninguna necesidad en alinear al delantero. A quien debía ser el tercer delantero como sustituto de Neymar.

Valverde tiene un argumento para tenerle sentado: "Es una cuestión de certezas y no de expectativas". Es decir, que decide por lo que ha visto, no por lo que espera ver. Y lo poco que ha visto de Dembélé (solo 8 partidos de 37 ha jugado), resulta escaso para darle la titularidad en lugar de otro y tampoco le ha gustado del todo para apostar ciegamente por el joven delantero de 20 años.

"Cuando llegamos a un partido de este calibre me baso en las certezas que tengo. No es el momento de hacer experimentos ni tampoco de hacer pruebas", argumenta Valverde

Llegados los momentos decisivos (el tramo final de Liga, las eliminatorias de la Champions, más tarde la final de Copa), Valverde se fía de las certezas antes que de las expectativas al elegir esa última plaza de la alineación que dibujará el Barça atrevido del 4-3-3 o el Barça consistente que ha construido con el 4-4-2 por la ausencia de Dembélé.

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Paulinho y Aleix, antes

Ipurua y Stamford Bridge eran partidos clave y el entrenador apostó primero por Paulinho en el once titular y por Aleix Vidal como primer cambio justo cuando el Chelsea se adelantó en el marcador. El jugador catalán estaba preparado para entrar antes del gol de Willian y Valverde no quiso echarse atrás.

Valverde prefirió a Aleix antes que a Dembélé, el segundo fichaje más caro de la historia del club azulgrana al costar 105 millones de euros, que serán 145 si se cumplen todas las variables. El primero, Philippe Coutinho (120 más 40), no estuvo en Londres al no estar inscrito.

También sería un caso abierto semejante al de Dembélé: Valverde podría haberle alineado en Eibar para que descansara un centrocampista titular. Basándose en certezas y no en expectativas, le sentó en el banquillo el sábado hasta el minuto 67, cuando entró por Iniesta. El Barça que ganó en Ipurua fue el mismo que saltó al césped de Stamford Bridge.

Riesgo controlado

"Cuando llegamos a un partido de este calibre me baso en las certezas que tengo", explicó Valverde en Londres, recordando que "no es el momento de experimentos ni tampoco de hacer pruebas".

A Dembélé le toca esperar, entre otras cosas, porque el técnico no quiere exponerse a un riesgo que todavía no está calculado. "Ha pasado mucho tiempo lesionado y para un partido así los entrenadores apostamos por las cosas que conocemos y tenemos vistas", argumentó.

Las dos lesiones musculares han cultivado una cierta inseguridad en el jugador y el técnico. El Barça disputará a partir del sábado tres partidos en nueve días: recibe al Girona, viaja a Las Palmas (el jueves 1 de marzo) y espera al Atlético el 4 de marzo en el choque cumbre de la Liga. Tres partidos en los que habrá cambios para refrescar al equipo. Y Dembélé está más fresco que nadie.