EL ANÁLISIS TÁCTICO

Las claves tácticas del Chelsea-Barça: Iniesta roba, Messi decide

El Barça, que gobernó el partido pero sin profundidad, padeció por no frenar a Willian, que estrelló dos balones en los palos

Messi acude a felicitar a Iniesta, que le regaló la asistencia en Stamford Bridge.

Messi acude a felicitar a Iniesta, que le regaló la asistencia en Stamford Bridge. / periodico

Marcos López

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1. Cuando Willian se hizo indetectable

Nunca supo el Barça cómo detener a Willian. En realidad, nunca supo dónde estaba. Había avisado hasta en dos ocasiones de que era un tipo endemoniado con su potente disparo desde fuera del área. Dos disparos que hicieron temblar la portería de Ter Stegen. El primero fue escupido por el poste izquierdo; el segundo, en cambio, salió rechazado del poste derecho. Pero ni así entendió el equipo de Valverde su rol para desactivar al delantero más peligroso del Chelsea. Dos avisos y el Barça ni se dio por enterado. Incluso bromearon los jugadores del Barça con el brasileño en el túnel de vestuarios poco antes de empezar la segunda mitad. Ni así reaccionaron.

El gol del Chelsea fue, por supuesto, de Willian. No podía ser otro, retratando así la desidia defensiva azulgrana. Era un córner en corto, horriblemente trabajado por el Barça. Fue Hazard quien atrajo a un par de rivales cerca del banderín hasta que detectó, ¡él sí! a Willian. Estaba solo. Literalmente solo. Tuvo todo el tiempo de pensar y disparar. Pensó, disparó y marcó. 

2. Posesión esteril, con poco veneno

Tuvo la pelota el Barça, pero no tuvo veneno. Gobernó el balón, especialmente en algunas fases de la primera mitad, pero careció de la profundidad necesaria para horadar la férrea estructura defensiva del Chelsea. 868 pases terminó dando el conjunto de Valverde en Stamford Bridge, aunque no usó ese control para aplastar realmente la obra de Conte. Es más, unos errores iniciales en la salida ofensiva del Barça permitieron al Chelsea conectarse al partido gracias a los disparos lejanos. Primero de Hazard; después de Willian. Uno, el talentoso belga, atraía al espacio, el otro, el vertical brasileño, conducía el balón pegado al pie.

Por mucho que el técnico italiano apareció con tres delanteros dinámicos y móviles con Hazard, Willian y Pedro (no tenía un nueve de referencia como Morata, que salió en los minutos finales) supo replegarse en la casa de Courtois, que vivió una noche realmente plácida. Esa defensa de hasta cinco jugadores apenas le hizo sufrir hasta que erró el danés Christensen. Entonces, llegó el caos. 

3.- Iniesta roba e Iniesta asiste en su templo

El caos vino en el único error defensivo del Chelsea. Ahí estuvo quirúrgico el Barça. No había cometido ni un solo fallo el equipo inglés. Falló Christensen, dejó pasar el balón Cesc desentendiéndose como si la jugada no fuera con él y Azpilicueta midió mal. Por ahí andaba Iniesta, invisible para casi todos los defensas del Chelsea. Recuperó el capitán azulgrana un balón que no tenía dueño alguno. A partir de ahí, Iniesta dibujó el prólogo de un gol que vale un tesoro. Atrapó la pelota para atraer sobre su diminuta figura a dos defensas del Chelsea mientras Messi, astuto él, se asomaba a su espacio preferido. Llegaba camuflado desde atrás esperando el pase de su viejo amigo.

Pero todo nació del valioso robo de Iniesta. Agarró la pelota y conectó con Messi para elaborar un gol fundamental. No resulta nada casual que el capitán recuperara ocho balones, solo superado por Umtiti y Busquets, ambos capturaron 10, por delante incluso de Piqué (7) y Rakitic (5). Curiosamente, Paulinho, un especialista en este arte, no recuperó ninguno. 

4.- Irrelevante estuvo el 'interior Paulinho'

De nuevo, Paulinho fue el escogido por Valverde para completar el once del Barça. Son los 10 titulares y el brasileño, destinado en esta ocasión al flanco derecho. Si en Eibar jugó en el eje central escoltando a Busquets, en Londres tenía que ayudar defensivamente a Sergi Roberto ocupando el rol de interior por delante de André Gomes, que solo apareció en los segundos finales. Ni se planteó el técnico recurrir a Dembélé, inquilino habitual del banquillo. Paulinho, en cambio, volvió a gozar de la confianza del Txingurri, a pesar de que tampoco brilló en Stamford Bridge. Ni se le vio demasiado en Ipurúa.

Tuvo, eso sí, su momento cuando Messi lo descubrió en el interior del área de Courtois. Pero su cabezazo se marchó fuera. Luego, desapareció Paulinho hasta que fue finalmente sustituido por Aleix Vidal, pagando también el Barcelona la poca profundidad de sus laterales, temerosos como estaban de no cometer errores atrás. No se asomó Jordi Alba con la asiduidad que acostumbra ni tampoco Sergi Roberto